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Se dispone el Congreso del estado a traicionar al pueblo yucateco

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El día de ayer, nos enteramos que a escondidas, como proceden los bandidos, los integrantes de la comisión de gobernación y puntos constitucionales del congreso del estado, aprobaron por unanimidad la iniciativa para modificar los párrafos segundo y tercero del artículo 94 de la Constitución Política del Estado de Yucatán, referente al matrimonio igualitario, presentada por las diputadas Silvia América López Escoffie y Milagros Romero Bastarrachea.

La comisión legislativa de marras está integrada por los diputados Miguel Candila de MORENA, Felipe Cervera Hernández del PRI, Enrique Castillo Ruz que inicialmente era priista pero que chaqueteó, Luis Borjas Romero del PRI, Karla Franco Blanco del PRI, Silvia América López Escoffie, quien inició en Movimiento Ciudadano pero defeccionó para buscar refugio en Fuerza Por México, Rosa Adriana Díaz Lizama del PAN (una de las más decididas opositoras a las iniciativas anteriores en este respecto), Miguel Rodríguez Baqueiro del PAN y Alejandro Cuevas Mena del PRD.

Sorprende la unanimidad y cabe preguntarse si la aprobación de la minuta implica nada más posibilitar que el asunto se discuta en el pleno, o implica también la postura particular del legislador respecto al tema.

Es importante consignar por otro lado, que encontramos hasta cierto punto natural que varios de los integrantes de la comisión legislativa de marras traten de aprobar una iniciativa favorable al matrimonio igualitario, pues es vox populi que sus preferencias se orientan en ese sentido y de esta manera, suponen cumplir un deber de solidaridad para con los miembros de la comunidad favorable al amor que no se atreve a decir su nombre.

Pero por otro lado, también es pertinente apuntar que de ser favorable la postura respecto a la inicua iniciativa, esto constituye una flagrante traición al sentir del pueblo yucateco, que rechaza de manera abrumadora y mayoritaria semejante planteamiento.

Desde que inició el debate concerniente al tema, mencionamos que es un verdadero disparate pretender llamar matrimonio a la unión de dos individuos del mismo sexo.

En primer lugar, porque contradice la etimología de la palabra, en segundo lugar, porque atenta contra el bienestar colectivo, pues su efecto impacta contra la familia, que es la célula básica de la sociedad y la entidad que tiene a cargo la perpetuación de la especie (condición imposible de cumplir por una unión estéril, como resulta la de dos personas del mismo sexo) y en tercer lugar, porque contraviene la voluntad soberana de la inmensa mayoría del pueblo yucateco, que rechaza y se opone a semejante despropósito.

Nadie niega a quienes por su propia voluntad pretendan cohabitar con otro individuo de su mismo sexo, la posibilidad de obtener seguridad jurídica, pero esto debe ser a partir de figuras distintas, como son las sociedades de convivencia. Nunca bajo ningún concepto, los supuestos que impliquen el connubio del mismo sexo, debe llamarse matrimonio.

La postura contraria de muchos mexicanos y más yucatecos al respecto, es consecuencia del conocimiento de las pretensiones de los integrantes del lobby LGBT de poder adoptar e influir en la educación de los menores, cuando los niños no son botín de nadie, sino que tienen derecho a una familia que los crie y proteja y al amparo de la cual puedan desarrollarse.

Los supuestos que contradicen la naturaleza, que subvierten el orden social y legal y atentan contra la moral de la mayoría, no pueden sino ser objeto de rechazo y de censura de parte de quienes buscamos mantener el respeto a nuestros más caros valores, tradiciones e instituciones.

Estaremos atentos a cuanto acontezca en el ámbito legislativo local, para dar puntual seguimiento a lo que decidan nuestros legisladores, advirtiendo que a quienes se atrevan a traicionar al pueblo, nos tendrán permanentemente recordando a la comunidad su calidad de émulos de Judas.

A ver si quienes se atrevan a traicionar al pueblo yucateco, tienen el cinismo y la desvergüenza de pretender de manera posterior aspirar a otros cargos de elección y pedir el voto, porque a ellos les daremos marcación personal.

Triste y deplorable manera de Felipe «Cocoliso» Cervera de poner fin a un desairado desempeño legislativo que no supo estar a la altura de su responsabilidad histórica y que habría hecho a su progenitor morirse de vergüenza.

De ninguno de los integrantes de la saliente legislatura se acordará la historia positivamente el día de mañana. Quizá por eso quisieron asegurarse la posteridad cometiendo semejante disparate.

Seguimos pendientes…

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