México

Cesado por promover la lectura

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El jueves de la semana pasada, el Ministro para Asuntos Culturales de la Embajada de México en España, Jorge Hernández, abordó el tema de la lectura por placer o no placer y al día siguiente, el viernes, fue cesado de manera inexplicable de su cargo.

La secretaría de relaciones exteriores, a cargo de Marcelo Ebrard Casaubón guarda un ominoso y vergonzante silencio respecto del injustificado despido del funcionario del servicio exterior.

El funcionario afectado, publicó en su cuenta de Twitter: «Ayer fui cesado como Ministro para Asuntos Culturales de la Embajada de México en España. Mi aplauso y gratitud para el equipo ejemplar del Instituto Cultural de México en España y la Biblioteca Octavio Paz».

Como es de todos sabido, el día 5 de agosto, Jorge F. Hernández, el diplomático cesado, publicó una columna en MILENIO, donde abordaba el tema de la lectura por placer, actividad considerada por Marx Arriaga, director de materiales educativos de la secretaría de educación dependiente del gobierno federal, como un acto de consumo capitalista.

El cese del empleado del servicio exterior, lleva a considerar que la perspectiva de Arriaga, es compartida por el canciller y por el presidente de la república.

De esta manera, MORENA, la cuarta transformación y sus integrantes, se constituyen de manera flagrante, en enemigos del progreso, la ilustración, el avance científico y el conocimiento.

Ponemos a disposición de nuestros amables lectores, el artículo de opinión, que provocó el despido fulminante del integrante del cuerpo diplomático:

Por placer

JORGE F. HERNÁNDEZ

05.08.2021   

La hija de Marx (Karl) hizo la primera traducción al inglés de Madame Bovary y a mí me conmueve imaginar que en la desvencijada mesa del comedor familiar había cuartillas de la prosa pura de Gustave Flaubert revoloteando al lado de las hojas que caían como otoño cerebral del padre preocupado por la lucha de clases, la plusvalía y el ejército industrial de reserva… y supongo que no faltará el Marx o marxista que argumente que Jenney Julia Eleanor Marx tradujo la vida loca de Emma Bovary para apuntalar la crítica a la frivolidad burguesa, a la oxidada sociedad campirana y demás dijes del capitalismo consumista. ¿O no? Quizá Eleonora Marx tradujo a Flaubert por ganarse un dinerito y ayudar a poner comida sobre la mesa de los Marx sabiendo que también traducía por el mero placer de navegar esas páginas que han de ser leídas por sécula seculórum, por obligación en ciertas escuelas, por intriga y curiosidad de alguna mujer fogosa, por algún personaje judío y en fuga soñado por Woody Allen… o simplemente por placer.

Por supuesto que se puede leer bajo la muy ideologizada militancia del errado o confundido bibliotecario improvisado que acaba de clamar algo en torno al consumismo capitalista como afán opuesto a quienes creen que leyendo reviven Playa Girón o las heridas de Camboya, cuando en realidad su tufillo más bien apesta a Pol Pot (que no es precisamente un guiso inglés), ese demente que pintó en letras rojas la condena fanática contra todo aquél que llevara lentes, gafas o quevedos de diversa dioptría “pues revelan que se trata de un lector”. Por supuesto que se puede exhortar al populis a que lea por adiestramiento, por memorización, por inculcación ideológica y como ungüento de uniformidad, pero yo parto aquí una lanza en favor de quienes leemos por insomnio, para viajar sin maletas a cualquier paisaje y sin reloj a cualquier hora y época; hablo de los que leen en voz alta para compartir una trama y los que leen en silencio para hablar con dioses, ligarse a una musa o matar a un tirano… y hablo del que lee por pendejo porque no lo queda de otra y el que lee las instrucciones para no dejarse engañar con un electrodoméstico y por supuesto por la niña que se talla los párpados en el instante luminoso de una línea donde un adolescente lee que es escrito como mago de maravillas en el libro que lee un anciano al que le leen en el asilo lo que una viejecita escribió en su juventud para dejar aclarado ya para siempre que en el fondo se lee por placer y diversos placeres se quedan en pura lectura así sigan babeando las recuas increíbles de advenedizos absolutamente ilegibles.

Ningún mexicano bien nacido puede apoyar a MORENA y antes bien, tiene el deber (mejor dicho, la obligación) de contribuir a deponer al régimen en el poder, por todas las vías legales y pacíficas posibles.

Seguimos pendientes…

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