Cruz Azul infectado por ideología de género, me avergüenza y no me representa
Nunca en la vida me he sentido avergonzado por ser aficionado del Cruz Azul. Nunca, ni en los momentos más oscuros. Ni al perder la final contra el América, ni tras la goleada y posterior humillación ante los Pumas.
El aficionado del Cruz Azul tiene como características ser paciente, fiel, leal y abnegado. Nunca abjura de sus afectos, siempre mantiene intacta la fe y nunca se rinde.
Esa generosidad, esa abnegación, esa lealtad merecen reconocimiento, merecen respeto y la directiva debe entenderlo, manteniendo la sintonía con el sentir de la afición. Porque la afición celeste, es la mejor de todo México.
En mérito de ello, es que como aficionado me siento indignado y ofendido por la barbaridad que significa ultrajar el escudo de nuestro equipo, incorporándole los colores que promueven la ideología de género y la pederastia, situaciones completamente reprobables, toda vez que el fútbol debe ser un tema eminentemente familiar.
Condenamos en consecuencia, el uso faccioso de los colores y emblema del club, promoviendo una ideología perversa, ajena a los valores de la inmensa y abrumadora mayoría de los aficionados.
No debe ser el emblema de nuestro equipo, porque el Cruz Azul es también propiedad de la afición, violentado de esta manera, para apoyar causas ajenas por completo al ámbito deportivo.
No debe ser el Cruz Azul el idiota útil que sirva para apoyar ideología o corriente política alguna. El deporte debe ser siempre ajeno a ideologías y corrientes políticas o religiosas de cualquier signo, por respeto a la pluralidad de la afición y por elemental sentido común.
Subrayo, nunca antes me había avergonzado de mi equipo, pero esta vez así sucede y debo decir que la postura del club es reprobable y no me representa. Los aficionados celestes exigimos respeto al Club, manteniéndose ajeno a este tipo de adoctrinamiento ideológico.
Seguimos pendientes…