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Paco Rosas y el romance en los tiempos de la cuarta transformación

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Como si no hubieran en la izquierda mexicana suficientes signos de alarma, con el concurso de un presidente autoritario y la candidatura (ya lo bajaron, pero puede volver a competir, se dice) de gente impresentable como Félix Salgado Macedonio, los integrantes de la llamada cuarta transformación, no cesan de hacer insensateces.

Decimos esto, en virtud de llamadas de varios militantes del Partido del Trabajo, que acusan a su comisionado político estatal, de dedicarse al ligue y a enamorar a una simpatizante, en vez de enfocarse hacia el trabajo político.

Como es de todos conocido, Francisco Rosas es el comisionado político en Yucatán del Partido del Trabajo, un partido de izquierda inventado por Raúl Salinas de Gortari, para lograr ciertos objetivos de control político y de control, al interior de la pintoresca izquierda nacional.

Tradicionalmente, los encargados de la conducción política del Partido del Trabajo en la entidad, se han comportado como señores de horca y cuchillo y han utilizado al partido para su beneficio personal, viéndose envueltos en cantidad de cuestionamientos y acusaciones.

Paco Rosas no ha sido la excepción. No sólo ha sido señalado de protagonismo excesivo por otros personajes de la izquierda, que le reprochan resquebrajar la unidad ideológica y política, pues todo hace suponer que en nuestra entidad, el Partido del Trabajo irá solo, al menos en lo que concierne a la candidatura para la alcaldía de Mérida, sino que además le imputan dedicarse a romancear, en vez de procurar incrementar la membresía partidista.

En efecto, son notorias las divergencias entre un oportunista seguidor de Beto Canalla como Paco Rosas y un bueno para nada, como Mario Mex Albornoz, carente de oficio político y que lo único que atina a hacer, es seguir puntualmente las directrices que le señalan en la logia masónica a la que asiste.

De conformidad con informes obtenidos de primera mano, Rosas Villavicencio ofreció la candidatura a la alcaldía por el PT a uno de los más chillones aspirantes de MORENA a la presidencia municipal de nuestra ciudad. El aspirante temiendo que el ofrecimiento fuera mal interpretado por los radicales militantes del partido granate, fingió demencia.

Endilgamos el calificativo de chillón al aspirante, que siente en riesgo sus nulas posibilidades de acceder a la nominación por MORENA, aunque afirma que ya ganó la alcaldía y que está diez puntos arriba de sus competidores, no internos, sino de los otros partidos. El chiste se cuenta sólo.

Pero lo paradójico del tema, deriva de que Rosas Villavicencio ha abierto las puertas del partido a personajes de diferente origen partidista, en el ánimo de incrementar su votación, en vez de hacer trabajo político.

De tal suerte, nos comentan, al partido llegó una ex locutora de no malos bigotes llamada Bere Rivera, a la que el buen Paco echó el ojo, no dejándola ni a sol, ni a sombra, a grado tal, que se la llevó a la Ciudad de México, con el pretexto de una reunión de carácter partidista.

Lo malo de tan romántico proceder, es que la militancia petista se pregunta quien corrió con los gastos de la ex locutora (proveniente por cierto del equipo de Jéssica Saidén) y se pregunta si el galante Paco no podía haberse acompañado de alguien, cuya compañía fuera más fructífera para la causa del Partido del Trabajo.

Simpática situación la de los partidos integrantes de la llamada cuarta transformación, que han caído en la práctica de todos los vicios que antes criticaron ferozmente (y que en muchas ocasiones, incluso han superado). Con liderazgos como Paco Rosas Villavicencio y Mario. Mex Albornoz es fácil inferir porque la izquierda no avanza en Yucatán.

Seguimos pendientes…

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