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Liborio y Rommel dos grandes áreas de oportunidad para el panismo

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Seguramente muchos yucatecos se sintieron sorprendidos al enterarse que Liborio Vidal Aguilar y Rommel Pacheco Marrufo serían candidatos a diputados federales por el PAN. De manera indudable, esto también causó estupor entre los militantes del blanquiazul.

La jugada, equivalente a sacarse un conejo de la chistera, puede catalogarse como un excelente cálculo político: sumo a mis votos, una cantidad de sufragios insospechados, que se antojaban colocados en otro frente.

Pero lo que pudiera ser un movimiento magistral de parte del gobernador y sus asesores en materia política en el ámbito del ajedrez electoral, podría verse frustrada y nulificada paradójicamente, por quienes menos se hubiera podido suponer: por los propios panistas.

Y es que entre las filas blanquiazules estas jugadas de fantasía no se acostumbran. Los panistas no están habituados a las carambolas que resuelven complicados entuertos y en ocasiones, son demasiado dogmáticos, poco flexibles y acartonados.

Muchos panistas son rígidos y cerrados y no valoran lo trascendente del juego de las alianzas y su valor para construir estrategias ganadoras.

Una visión miope y sesgada evita la magia del factor sorpresa y la utilidad de lo inesperado. Consecuentemente, ser previsible, ayuda en mucho a conseguir los designios del adversario.

Se comprende que muchos panistas sientan que estas candidaturas les arrebatan espacios. No obstante, fuerza es reconocer que entre las filas blanquiazules, no hay elementos capaces de obtener desequilibrios decisivos en el mapa político y dar los resultados que estas figuras implican.

Los panistas deben sumarse y apoyar toda estrategia de suma. Ello redundará en buenos resultados y la consecución de nuevos espacios, que permitirán a la postre, el concurso de nuevos perfiles en el horizonte gubernamental.

Solo que vale hacer un par de observaciones: en el caso de Rommel, debe decidir si va a enfocarse a su tarea electoral o deportiva, habida cuenta de la añeja sentencia que prescribe que no se puede servir a dos amos.

En efecto, Rommel debe decidir si va a enderezar sus esfuerzos a entrenar para convertirse en medallista en la que pudiera ser ya su última olimpiada o va a meterle alma, vida y corazón a la campaña que lo convertiría en legislador federal.

La decisión bien vale la pena meditarse y en los resultados veremos cuál fue la alternativa por la que se optó. Ojalá y ambas posibilidades pudieran congeniarse.

En el caso de Liborio, debe implementar desde ya, un discurso y acciones tendientes a la reconciliación con el panismo. Sabemos que existen añejas heridas que es necesario restañar y cauterizar y de su talento político y sensibilidad depende demostrar que quienes predican el repudio a su causa, se equivocan.

De la buena lectura de los argumentos políticos ya consignados con antelación, sumando el hecho de que la militancia panista comprenda que no son sus adversarios tradicionales, el rival a vencer, se desprende el posible éxito o fracaso de la estrategia electoral blanquiazul.

Ojalá el panismo cuente con los operadores electorales idóneos para insuflar la consciencia de ello en el ánimo de la militancia, sin hacerlos sentir desplazados, sino mostrándolo como una oportunidad de crecimiento y consolidación.

Seguimos pendientes…

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