Acusan de encubrimiento a difunto obispo del ‘grupo de San Galo’
El difunto cardenal alemán Karl Lehmann, uno de los miembros más conspicuos del llamado ‘grupo de San Galo’, acaba de ser acusado de haber encubierto casos de abusos sexuales clericales en su diócesis de Maguncia, en Alemania, informa LifeSiteNews.
Se acusa a Lehmann, fallecido en 2018, junto a su predecesor al frente de la diócesis, Hermann Volk, de trasladar a otras parroquias a sacerdotes acusados de abusos sexuales. Son las conclusionbes de un estudio encargado el año pasado por la propia diócesis, dirigido por Ulrich Weber, quien ha declarado que “se ignoraron o minusvaloraron claras indicaciones en las parroquias”.
Weber, un abogado que ya ha investigado otros casos de abusos eclesiales, presentó el informe provisional junto al actual obispo de Maguncia, Peter Kohlgraf, y en él se trata de todos los casos de abusos desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta el año pasado. Hasta ahora han encontrado 422 víctimas y 273 sacerdotes acusados en la diócesis.
El informe deja claro que bajo Volk y Lehmann, “la dirección de la diócesis a menudo no dio una respuesta adecuada a informes relevantes”, explicó Weber en rueda de prensa. Además, cuando se trasladaba a alguno de estos sacerdotes denunciados a otra diócesis, no se acompañaba el traslado con información sobre las acusaciones. A las víctimas y a los informadores de estos casos se les conminaba a callar.
Karl Lehmann, obispo de Maguncia desde 1983 hasta 2016, era conocido como teólogo de tendencia marcadamente ‘progresista’ que había participado en el Concilio Vaticano II, donde promovió especialmente el ecumenismo con los protestantes mientras servía como asistente del teólogo Karl Rahner.
Pero Lehman es especialmente famoso por su pertenencia a lo que el cardenal belga Danneels define en una entrevista televisiva como “mafia”, aunque también recibía el nombre piadoso de Grupo de Saint-Gall/Sankt Gallen por la abadía suiza en que celebraba sus reuniones.
Bajo la dirección del influyente cardenal Carlo Maria Martini, el grupo consistía en un reducido número de cardenales centroeuropeos que desde 1996 se confabularon para controlar la sucesión de Juan Pablo II e impedir que accediera a la silla de Pedro el cardenal Joseph Ratzinger, sin lograrlo.
Lejos de ser una ‘teoría de la conspiración’, el biógrafo autorizado de Francisco, Austen Ivereigh, escribe en su libro El Gran Reformador que, en los días precedentes al cónclave de 2013, cuatro cardenales, Murphy O’Connor, Kasper, Daneels (quien ya no podía participar en el acto debido a su edad) y Lehmann, se aseguraron el consenso del cardenal Bergoglio para su eventual elección y después pusieron en marcha una campaña para conseguirla. (De conformidad al canon eclesiástico de ser esto así, la elección sería ilegal y el nombramiento, nulo).
Los miembros estables del grupo eran el presidente de la conferencia episcopal belga y arzobispo de Malinas-Bruselas, Gotfried Danneels, Achille Silvestrini, los cardenales alemanes Walter Kasper y Karl Lehman, el británico Basil Hume (fallecido en 1999) y el obispo holandés Adriaan Van Luyn. Además, en 2001 se unió el arzobispo de Westminster, Cormac O’Connor.