Kafka y la muñeca viajera


Sábado 14 de junio de 2025
A los 40 años, entrado ya en la edad madura, Franz Kafka, que nunca se casó, ni tuvo hijos, caminaba por el parque Steglitz de Berlín cuando conoció a una niña llamada Elsi, que lloraba porque había perdido a Brígida, su muñeca favorita.
Kafka y ella, buscaron la muñeca sin éxito. Kafka le dijo que se encontrara con él, ahí mismo, al día siguiente, porque volverían a buscarla.
Al siguiente día, Kafka se reunió con la niña, la cuál había llegado antes para seguir buscando a su muñeca,pero como pese a sus intentos, no pudieron encontrarla, Kafka dio a la niña una carta, escrita por su muñeca, que decía:
«Por favor no llores. Hice un viaje para ver el mundo y te escribiré sobre mis aventuras».
Kafka contó a Elsi que las muñecas aman viajar pero no se atreven, pero como ella le había enseñado a Brígida a no tener miedo, pues la muñeca se había decido a ir a conocer el mundo.
Así comenzó una historia que continuó hasta el final de la vida de Kafka.
Durante sus reuniones, el escritor leía las cartas de la muñeca, cuidadosamente redactadas, con aventuras y conversaciones que la niña encontraba adorables.
En un momento dado, Kafka compró a Elsi una muñeca nueva, la cual era muy bella y se la dio, diciéndole que su muñeca finalmente había vuelto
«No se parece a mi muñeca en absoluto», dijo la niña. Pero Kafka que era un genio, le entregó una carta, supuestamente escrita por Brígida, la muñeca:
«Mis viajes me han cambiado, pero soy yo, Brígida, tu muñeca-«, la niña abrazó la nueva muñeca y se la llevó feliz a casa. La había recuperado.
Un año después, Kafka murió. Nunca se casó, ni tuvo hijos
Muchos años después, Elsi, ya adulta, encontró una carta dentro de la muñeca.
En la misiva, firmada por Kafka, estaba escrito:
«Todo lo que amas probablemente se perderá, pero eventualmente el amor volverá de otra manera…»
Recordémoslo siempre…
