Scheider pide a Prevoist que libere la Misa Tridentina


Sábado 8 de junio de 2025
“La liturgia tradicional es obra del Espíritu Santo. Puede ser perseguida, pero no destruida”, afirmó Monseñor Athanasius Schneider durante una entrevista organizada por el apostolado Conoce, Ama y Vive tu Fe, en la que respondió preguntas durante más de una hora sobre el estado de la liturgia tradicional, la crisis doctrinal en la Iglesia y el nuevo pontificado de León XIV.
La Misa Tradicional, una liturgia “perenne” y perseguida
Monseñor Schneider comenzó refiriéndose al clima de “persecución continua” contra la Misa Tradicional en diversas partes del mundo, como Francia, Estados Unidos y Argentina, como resultado de la aplicación de la Traditionis Custodes. A pesar de ello, expresó su esperanza:
“Esta liturgia no puede ser destruida. Es obra del Espíritu Santo durante siglos. Como en la época del arrianismo, será la divina Providencia la que restablezca la paz con la tradición”.
Pidió a los fieles mantener una visión sobrenatural: “La Iglesia pertenece a Jesucristo, no al Papa ni a nosotros”.
Consejo al Papa León XIV: Libertad sin restricciones
Al ser preguntado sobre qué debería hacer el nuevo pontífice con respecto a la liturgia, Schneider fue claro: evitar la confrontación directa con su predecesor y, en cambio, consultar con prudencia al Colegio Cardenalicio y luego promulgar un nuevo documento que restablezca la plena libertad de la Misa Tradicional:
“El Papa debe proteger a los niños que han crecido en esta liturgia. No deben ser considerados católicos de segunda clase. La Iglesia es madre; debe amar a todos sus hijos”.
Insistió en que los obispos no deberían tener la autoridad para restringir este rito y propuso una fórmula clara y generosa que trasciende la “dialéctica actual”:
“Un buen padre protege a sus hijos cuando sus mayores los maltratan. El Papa debe evitar las persecuciones arbitrarias”.
Fiducia supplicans: una “abominación”
Con firmeza, el obispo calificó el documento Fiducia supplicans de “abominación” y “sofisma” por introducir contradicciones en la enseñanza moral católica:
“Con estas bendiciones, confirmamos a las personas en el pecado, lo cual pone en peligro su salvación. Es una gravísima omisión de caridad”.
Pidió al nuevo Papa que se retractara del documento y restableciera el texto anterior de 2021, que declaraba claramente la imposibilidad de bendecir uniones objetivamente pecaminosas.
Sobre la canonización implícita de Francisco
Schneider también criticó la tendencia actual a declarar que los difuntos “ya están en el cielo” sin un proceso canónico:
“Esta es una grave omisión de caridad hacia las almas del purgatorio. Francisco probablemente aún no está en el cielo, dadas sus acciones gravemente problemáticas”.
Se refirió a la necesidad de prudencia y reserva, y lamentó la liturgia funeraria moderna que evita mencionar el purgatorio.
Paz en familias divididas
Consultado por una madre preocupada por las divisiones internas en su familia debido a la liturgia, el obispo Schneider recomendó evitar conflictos y buscar la paz, siempre que no haya sacrilegios evidentes:
“Si la Nueva Misa se celebra dignamente, se puede asistir para la paz familiar. Pero debe haber respeto mutuo. Y rezar el Rosario juntos ayuda a preservar la unidad”.
Celebraciones privadas: “con la conciencia tranquila”
También afirmó que los sacerdotes pueden celebrar la Misa Tradicional en privado incluso si sus superiores no lo permiten:
“Ni el Papa, ni un obispo, ni un superior religioso tienen la autoridad para prohibir algo que pertenece a toda la Iglesia”.
Aconsejó prudencia y discreción, pero legitimó estas celebraciones como un acto de fidelidad a la liturgia de los santos.
El Concilio Vaticano II: Catalizador, no origen
En respuesta a preguntas sobre el Concilio Vaticano II, el obispo Schneider negó que este fuera el origen del problema doctrinal, aunque lo describió como catalizador de una crisis ya en curso desde los pontificados posteriores a San Pío X:
“El modernismo se infiltró en el episcopado. El Concilio no contiene herejías formales, pero sí errores y ambigüedades objetivas. Algunos puntos deben corregirse”.
Enfatizó que el Concilio no fue dogmático y que las correcciones futuras serán legítimas.
