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Los científicos quieren rociar en el cielo polvo de diamante

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Viernes 20 de diciembre de 2024

Los científicos quieren rociar en el cielo “polvo de diamante” por valor de 175 billones de dólares para combatir el “cambio climático”

Lo que antes se descartaba como una teoría de la conspiración descabellada ahora se está abriendo camino en los debates científicos convencionales: rociar partículas reflectantes en la atmósfera para combatir el “cambio climático”.

El método de geoingeniería, conocido como inyección de aerosol estratosférico (SAI), ha sido ridiculizado durante mucho tiempo como una “teoría de la conspiración”, pero ahora los científicos convencionales lo están promoviendo como una forma viable de “ganarnos algo de tiempo” para combatir la supuesta amenaza del “cambio climático”.

Los científicos ahora proponen usar polvo de diamante (pequeñas partículas reflectantes) para compensar casi todo el calentamiento causado por la actividad humana desde la revolución industrial. La idea, dicen, podría enfriar temporalmente el planeta en 1,8 grados Fahrenheit (1 grado Celsius), desacelerando el ritmo del cambio climático mientras los gobiernos trabajan para lograr emisiones netas de carbono cero.

“Es un tema muy controvertido”, dijo Sandro Vattioni, investigador de física atmosférica experimental en la ETH de Zúrich y coautor del estudio. “Hay muchos científicos que quieren prohibir la investigación sobre el tema”.
El nuevo estudio no estimó el costo de producir diamantes para la geoingeniería, pero los diamantes sintéticos probablemente serían más baratos que los diamantes extraídos, dijo Vattioni.

El estudio, publicado en octubre, modeló los efectos de inyectar 5,5 millones de toneladas (5 millones de toneladas métricas) de polvo de diamante en la estratosfera anualmente. La estratosfera, una capa de la atmósfera de la Tierra entre 7,5 y 31 millas por encima de la superficie, proporciona un entorno estable donde las partículas podrían permanecer suspendidas durante más de un año, reflejando la luz solar de regreso al espacio.

La idea de la inyección de aerosoles estratosféricos se inspira en los efectos de enfriamiento natural observados después de grandes erupciones volcánicas. Los volcanes expulsan dióxido de azufre, que se transforma en aerosoles de sulfato en la estratosfera. Estas partículas finas reflejan la luz solar, enfriando el planeta temporalmente. Sin embargo, el uso de aerosoles sulfúricos para combatir el cambio climático tiene desventajas significativas, explicó Vattioni.

Las partículas de ácido sulfúrico pueden absorber calor, calentando potencialmente la estratosfera y alterando los patrones globales de viento y precipitación. Estos efectos podrían extenderse en cascada a la troposfera, causando consecuencias ambientales y climáticas no deseadas.

Los diamantes, según el estudio, evitan estos escollos. Su alta reflectividad y resistencia a la aglutinación los convierten en un candidato ideal para la geoingeniería. A diferencia de los aerosoles a base de azufre, las partículas de diamante reflejan la luz solar sin absorber calor ni calentar la estratosfera. Esto minimiza el riesgo de perturbar los sistemas climáticos globales.
Los aviones comerciales y las aeronaves experimentales, como el Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja de la NASA  pueden operar en la estratosfera.

«Las propiedades materiales del polvo de diamante lo hacen particularmente adecuado para este propósito», dijo Vattioni.

A pesar de su promesa, el plan no sería barato. Se estima que la pulverización anual de millones de toneladas de polvo de diamante costaría 175 billones de dólares, lo que plantea interrogantes sobre si una inversión de ese tipo es factible o ética.

Los críticos sostienen que las iniciativas de geoingeniería podrían desviar recursos y atención de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, dejando a la humanidad dependiente de soluciones a corto plazo en lugar de abordar las causas profundas del cambio climático.

Otros se preocupan por las posibles consecuencias no deseadas, incluidas las implicaciones políticas y éticas de manipular deliberadamente el clima de la Tierra.

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