La escandalosa vida de Lupe Vélez
Martes 17 de diciembre de 2024
Lupe Vélez fue la primera estrella azteca de Hollywood. De origen humilde, tuvo una vida desenfrenada y llena de excesos que decidió terminar a los 36 años.
María Guadalupe Villalobos Vélez, conocida artísticamente como Lupe Vélez (San Luis Potosí, 18 de julio de 1908 — Beverly Hills, 13 de diciembre de 1944)
Pero en Hollywood Vélez era una verdadera estrella. Había llegado a los 17 años a Texas para bailar en espectáculos de variedades y allí la descubrió Richard Bennet, un hombre bien conocido en los escenarios teatrales y padre de las actrices Constance y Joan Bennet quien quedó impresionado con ella y le ofreció un papel en la obra La Paloma, que al final no pudo protagonizar. Pero en adelante su carrera despegó a partir de un pequeño papel como extra que consiguió en un filme llamado Sailors, Beware!, protagonizado por El Gordo y El Flaco. Con ellos participó en otras cintas de la mano de Hal Roach. Pero su salto definitivo ocurrió al filmar con Douglas Fairbanks la película El Gaucho, donde quedó demostrada su brava naturaleza.
Una anécdota narra que Fairbanks, durante el casting para la película, le pidió: «Quítate los zapatos». Ella, soberbia, le contestó: «¿Para qué? Eso no es necesario». Él insistió y ella comenzó a insultarlo en español. «Ese es el tipo de mujer que quiero, estás contratada», le dijo.
A partir de ese momento, tuvo un rápido despegue a la fama, impulsado por su talento, su belleza, su explosivo temperamento y sus escándalos sentimentales, escribe Moisés Vásquez en el libro «Lupe Vélez: a medio siglo de ausencia».
Antes que Dolores del Río, ella fue la primera mexicana que triunfó en el cine estadounidense, al lado de figuras como el español Antonio Moreno y Ramón Novaro, el primer mexicano que trabajó y alcanzó el éxito en Hollywood. Pero desde la pasarela del cine mexicano, su estatura ha quedado corta al lado de la diva que compartió con ella época en la industria hollywoodense.
Amores, celos y tragedia.
De sus amores en Hollywood destacaron dos. Su relación con Gary Cooper, de quien estuvo locamente enamorada –y él de ella–, y su matrimonio con Johnny Weismuller, el famoso protagonista de Tarzán.
Cooper fue su primer amor y con él tuvo un romance de dos años acompañados de peleas, escándalos y pasión. «Gary está completamente controlado por Lupe», dijo Marlene Dietrich en una ocasión.
Los productores de Hollywood preocupado por el brillo emergente de Cooper, su estrella en ascenso, intervinieron para separarlos, aunque hay quienes dicen que también intervino la madre del actor, que no veía con buenos ojos la relación con la actriz mexicana.
«A Cooper le encantaban las mujeres y estaba feliz con alguien como la Vélez, pero ni a los estudios ni a la mamá les gustaba esa relación», dice Ramírez. Con él coincide el periodista mexicano Enrique Vidal, quien dijo en una ocasión: «Cooper tenía un problema de mamitis aguda. La madre del actor siempre se opuso a ese noviazgo simplemente porque no le caía bien. Y Cooper era incapaz de llevarle la contraria».
La ruptura fue un terrible golpe que intentó olvidarle en su carrera cada vez más brillante, con la ayuda de los narcóticos y el consuelo de los nuevos amantes. Así llegó a su vida Johnny Weissmuller, el protagonista de Tarzán, con quien se casó en 1933. Durante los 6 años estuvieron juntos las escenas de celos se multiplicaron y en no pocas ocasiones acabaron en arañazos, mordidas y golpes que marcaban el cuerpo de Weissmuller, obligándolo a maquillarse de más para disimularlos.
Su final: una incognita
En el tránsito de su fracasado matrimonio con Weissmuller, Lupe Vélez comenzó una relación con el actor mexicano Arturo de Córdoba, durante la filmación de la película «La Zandunga». El romance lo reveló ella a la prensa y desató la ira de la esposa de Córdova, quien se negó a darle el divorcio.
Hay al final de esta historia un enredo de amores sobre el cual hay distintas versiones. Una dice que Lupe Vélez quedó embarazada y que Arturo de Córdova le propuso casarse con otro para evitar el escarnio. El elegido fue Harold Ramond, un extra de origen francés que, según Fernando Muñoz, biógrafo de Arturo de Córdoba, había actuado en una que otra película con el mexicano.
Otra versión asegura que en realidad sí hubo una relación entre Lupe y Ramond y que éste en realidad era el padre del hijo que esperaba. Habían acordado la boda, pero el actor tuvo dudas. Discutieron y la indecisión de él llevó a Lupe a romper la relación, aunque en la prensa, tras el funeral, Ramond aseguró que nunca se negó a casarse. Incluso dicen que la depresión que la empujó al sucidió ocurrió porque encontró a los dos hombre –De Córdoba y Ramond– en la cama.
En cualquier caso, Lupe Vélez acabó con su vida el 13 de diciembre de 1944. Antes organizó una cena mexicana, montó en su habitación un santuario con velas, flores y se tragó de un tirón 64 pastillas de seconal.
Pero hay otra historia. En uno de los capítulos de Hollywood Babylon, un best seller de los años 50, Kenneth Anger sostenía que en realidad habían encontrado a Lupe en el cuarto de baño, adonde habría llegado para vomitar las pastillas, arrepentida de lo que había hecho. Pero los testimonios de los policías y el de su secretaria nunca variaron: la habían hallado sobre la cama y así ha queda escrito su final, bajo un velo de incógnita.