La cara oculta de la Cruz Roja
Martes 19 de noviembre de 2024
A raíz de la DANA, muchas han sido las voces críticas con la gestión de la clase política y algunas oenegés que reciben cuantiosas subvenciones por la tardía e ineficaz reacción.
La Cruz Roja, defendida por bancos, políticos y medios de comunicación, ha estado en el foco de numerosos ataques, por eso LA GACETA se ha puesto en contacto con un ex voluntario de la organización en la zona de Almería para conocer cuáles sus prácticas y si el señalamiento es justificado.
«Los jefes, que son los que cobran, se aprovechan de los voluntarios, que trabajamos gratis para ellos. Yo me encargaba de la logística, de atender la llegada de pateras y de proyectos sociales para personas sin hogar», recuerda añadiendo que, en el fondo, lo único que les interesa es el tema de la inmigración porque es lo que «les da dinerito».
En la zona de Almería, donde estuvo trabajando, reconoce que no existía ningún tipo de orden ni protocolo y lo único que interesaba a los de arriba era «que los voluntarios estuviesen activos para que ellos pudiesen estar en sus casas». «Cuando había algún suceso trágico, como la llegada de un cayuco con víctimas, a lo mejor uno de los jefes iba sólo para hacerse la foto. Después se iba».
Lejos de no recibir ningún tipo de remuneración si formas parte de la ONG como voluntario, «no te pagan ni la gasolina», algo que choca con el trato que les proporcionan a los inmigrantes que llegan ilegalmente: «Nada más entrar, a cada extranjero que esté en el centro de la Cruz Roja le dan 50 euros a la semana para sus gastos personales. Además, También les proporcionan ropa, comida, tabaco…».
«Cuando aún era colaborador, empecé a subir a Twitter (X) algunos vídeos de la llegada de cayucos, y me dijeron que no podía hacer eso aunque estuviese fuera del horario, que teníamos que atenderles sin contarle nada a nadie», añade recordando que la palabra más repetida por ellos era «confidencial».
En la actualidad, alejado de la organización, sigue teniendo problemas con ellos por este «ocultismo» que asegura que practican: «Si me ven hacer fotos de la llegada de pateras desde fuera del puerto llaman a la policía para que me eche».
Considera que, para ellos, cuantos más menas entren mejor, ya que de esa forma harán más dinero. Respecto a la labor realizada en Valencia tras la DANA, cree que si no se ha podido llegar a tantas personas como se esperaba es por falta de organización: «Para recibir una patera siempre hay 20 personas esperando, y allí, con lo ocurrido, mandaron dos camiones con seis personas tres o cuatro días tarde».
«Si van tan pocos no se ven. Si fuesen muchos se notaría, pero tienen que movilizar recursos y no les interesa».
Donaciones a la Cruz Roja
Durante estas trágicas semanas, muchas han sido las instituciones que han solicitado a los españoles que donasen a la Cruz Roja y no a otras organizaciones —bancos como el ING o televisiones como La Sexta—. Todo ello, según el ex voluntario, se debe a la influencia y el poder del Gobierno de Pedro Sánchez. De hecho, siente que en Almería cada vez están más desplazados porque el ayuntamiento (en manos del PP) se está empezando a distanciar.
«En Almería, algunas personas mayores dejan sus viviendas en herencia a la Cruz Roja. Con esos inmuebles, eligen entre ampliar sus sedes, ponerlas en alquiler a algún ciudadano o meter a inmigrantes, a los que también se les cobra, pero menos», explica señalando que ellos luego acceden a la comida de los supermercados gratis gracias a las donaciones.
«Cobran mucho dinero»
«Una vez me dieron unos papeles para llevar a la administración y los miré. Ahí estaban los sueldos de algunos técnicos y eran 1.500 euros mas el extra por peligrosidad y algún otro plus que elevaba el sueldo mensual a 2.400 euros limpios al mes», apunta recordando que esto ocurrió en 2019 y hoy en día sólo les ve transportarse en coches de la marca Mercedes y BMW.
Otra de las cosas que más le molestaba era el «enchufismo» que se apreciaba en la organización: «Aquí ves que los jefes son siempre primos, hermanos o parejas. Están todos metidos».