Podemos ayudar de muchas maneras a las almas del Purgatorio
Domingo 3 de noviembre de 2024
Podemos ayudar mucho y de distintas maneras a las almas que se preparan para entrar en el Cielo y permanecen aún en el Purgatorio, en medio de indecibles penas y sufrimientos.
Sabemos que «la unión de los viadores con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo de ninguna manera se interrumpe, antes bien…, se robustece con la comunicación de bienes espirituales». ¡Estemos ahora más unidos a los que nos han precedido!
La Segunda lectura de la Misa nos recuerda que Judas Macabeo, habiendo hecho una colecta, envió mil dracmas de plata a Jerusalén, para que se ofreciese un sacrificio por los pecados de los que habían muerto en la batalla, porque consideraba que a los que han muerto después de una vida piadosa les estaba reservada una gracia grande.
Y añade el autor sagrado: es, pues, muy santo y saludable rogar por los difuntos, para que se vean libres de sus pecados.
Desde siempre la Iglesia ofreció sufragios y oraciones por los fieles difuntos.
San Isidoro de Sevilla afirmaba ya en su tiempo que ofrecer sacrificios y oraciones por el descanso de los difuntos era una costumbre observada en toda la Iglesia.
Por eso asegura el Santo, se piensa que se trata de una costumbre enseñada por los mismos Apóstoles.
La Santa Misa, que tiene un valor infinito, es lo más importante que tenemos para ofrecer por las almas del Purgatorio.
También podemos ofrecer por ellas las indulgencias que ganamos en la tierra; nuestras oraciones, de modo especial el Santo Rosario; el trabajo, el dolor, las contrariedades, etc.
Estos sufragios son la mejor manera de manifestar nuestro amor a los que nos han precedido y esperan su encuentro con Dios; de modo particular hemos de orar por nuestros parientes y amigos.
Nuestros padres ocuparán siempre un lugar de honor en estas oraciones. Ellos también nos ayudan mucho en ese intercambio de bienes espirituales de la Comunión de los Santos.
«Las ánimas benditas del purgatorio. Por caridad, por justicia, y por un egoísmo disculpable ¡pueden tanto delante de Dios! tenlas muy en cuenta en tus sacrificios y en tu oración.
»Ojalá, cuando las nombres, puedas decir: “Mis buenas amigas las almas del purgatorio…”»