López Obrador y su paso a la historia
Viernes 27 de septiembre de 2024
Cuando asumió la presidencia de la república, en uno de los capítulos de su programa cómico mañanero, Andrés Manuel López Obrador dejó entrever que ambicionaba pasar a la historia en calidad de prócer, emulando a figuras de la talla de Hidalgo, Morelos, Juárez, Cárdenas y algunos otros personajes.
Debemos decir que después de todo, no andaba tan mal en sus aspiraciones, habida cuenta que Hidalgo y Morelos fueron dos curas réprobos: el primero famoso por su afición a los bisnes y negocios poco claros y el segundo, por su fama de mujeriego, situación que contravenía sus votos.
Por otro lado, Juárez es probablemente el más grande farsante de la historia nacional, un tipo autoritario y corrupto, que gracias a que sus hermanos masones falsificaron la historia, se salvó de superar como traidor a un judas de la talla de Antonio López de Santa Ana.
Del general Cárdenas hay que decir que no solo era corrupto, sino también inepto y que las crónicas de su época, refieren el quebranto y la crisis económica en que sumió al país.
Así que si López Obrador buscaba emularlos, lo consiguió con creces. No obstante, hay que decir que el tabasqueño aspiraba a ser considerado una figura señera de la historia nacional y ahí si le falló: en su fallo, la historia lo va a catalogar como un individuo caprichoso, ocurrente, vengativo, autoritario, inculto y necio.
Todo lo anterior, sin considerar que pudiera considerarse como un desequilibrado mental, capaz de dar las quince y las malas al depuesto mandatario ecuatoriano llamado Abdala Bucaram, al que el hombre de la Chontalpa podría impartir una cátedra de insanía.
Si revisamos el desempeño lopezobradorista como primer mandatario, nos vamos a encontrar con un rosario de episodios grotescos, algunos de ellos chuscos y otros, francamente lamentables, en los que López Obrador destaca como protagonista.
Repasemos a vuela pluma: un aeropuerto rascuache y sin vuelos, mal comunicado, digno de Tepetitán o Macuspana, una refinería obsoleta, construida para enriquecer a sus familiares y amigos, pero nunca para abaratar los combustibles y un Tren Maya, que además de depredar la naturaleza, es un fracaso como medio de carga y de transporte, realizado con cargo al erario.
Veamos: López Obrador no bajó la gasolina de precio, no saneó Pemex, no mejoró el seguro social, no acabó la corrupción, ni mejoró las relaciones de nuestro país con sus socios y vecinos. Tampoco acabó la deuda, ni pacificó al país.
En resumen: un rotundo y estentóreo fracaso, que al ser advertido, motivó qué el hombre de la Chontalpa buscara a toda costa evitar ser denigrado, por lo que maniobró para en lo que su coro de ranas aplaudidoras tildó de una estrategia genial, pretender asegurarse la posteridad, entregando la presidencia a una mujer.
Solo que lo que López Obrador no consideró, es que la fémina en cuestión estaba hecha a su completa imagen y semejanza, por lo que su gestión promete ser también, otro fracaso, pues su sucesora es pusilánime e inepta.
Por ende, López Obrador intentará gobernar por interpósita persona, siendo su hijo Andy, el encargado de mover los hilos para hacer su voluntad.
Como es razonable suponer, el panorama no pinta bien para nuestro país y mucho menos si consideramos que la oposición es absolutamente inoperante y sometida a la disposición del aspirante a cacique.
Pero después de todo, es fuerza convenir en una cosa y esa es que Andrés Manuel López Obrador después de todo, si se salió con la suya, pues estamos seguros que ha conseguido un sitio muy especial en los anales de la historia patria: ser recordado como el peor presidente de todos los tiempos, como el más redomado rufián, como el personaje más ignorante e inepto.
Ni siquiera podrá vanagloriarse pasando a la historia como villano, aduciendo que su nombre inspiraba temor; no, en absoluto. Por el contrario, López Obrador inscribirá su nombre como un tipo repulsivo, vulgar y ridículo, merecedor nada más del desprecio de sus coetáneos.
Seguramente no era lo que buscaba, pero para un individuo de su calaña, es todo a lo que podía aspirar y ya por ello ha logrado demasiado.
Seguimos pendientes…
Dios, Patria y Libertad