Religión

La oración: el vínculo Indispensable con Dios

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Martes 10 de septiembre de 2024

Para San Bernardo, la oración es el arma más poderosa en la batalla espiritual. “El alma que ora nunca está sola en el campo de batalla; Dios mismo pelea por ella” (Sermón 61 sobre el Cantar de los Cantares).

Es la manera en que el alma se conecta con la fuente de todo poder: Dios mismo. Sin una vida de oración, el cristiano se encuentra desarmado y expuesto a las tentaciones del enemigo.

San Alfonso María de Ligorio, maestro en la oración, nos enseña: “Quien ora, se salva; quien no ora, se condena.”

Esto refleja la urgencia que San Bernardo también enfatiza: la oración es la respiración del alma, el sustento diario que permite al alma mantenerse firme ante los ataques del maligno.

San Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios Espirituales, nos enseña que la oración no solo es un refugio en tiempos de tentación, sino también una herramienta de discernimiento.

“La oración hace que el alma sea sensible a los movimientos del Espíritu Santo y capaz de resistir los engaños del enemigo.” Es a través de este diálogo continuo con Dios que el alma adquiere fortaleza y dirección.

El Combate contra las Pasiones: La Guerra Interior

San Bernardo nos recuerda que la lucha espiritual se libra principalmente en el corazón, donde las pasiones desordenadas intentan arrastrar al alma lejos de Dios.

“El enemigo más peligroso no es aquel que viene de fuera, sino el que habita en el corazón, disfrazado de deseos legítimos” (Sermón 5 sobre el Cantar de los Cantares).

Las tentaciones no provienen solo del exterior; las pasiones internas –el orgullo, la avaricia, la lujuria, la envidia, la ira– son enemigos constantes que deben ser vencidos con disciplina y virtud.

Santo Tomás de Aquino, siguiendo la línea de San Bernardo, enseña que las pasiones deben ser gobernadas por la razón, iluminada por la gracia.

San Bernardo nos llama a ser “señores de nuestras pasiones, no esclavos de ellas” (Sermón 46 sobre el Cantar de los Cantares), y esta lucha interna es donde se juega la verdadera libertad del alma.

San Luis María Grignion de Montfort nos ofrece una poderosa herramienta en esta lucha: la devoción a María.

“La Virgen es la más temida por el demonio; quien se refugia en ella nunca será vencido.” Su intercesión, dice San Bernardo, es “un escudo impenetrable” en la batalla espiritual (Homilía en la Natividad de la Virgen).

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