Opinión

La oposición ha traicionado a la ciudadanía

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Viernes 23 de agosto de 2024

El periodista Pedro Ferriz de Con soltó una bomba a nivel nacional: en los más recientes comicios para elegir presidente de la república, MORENA y sus aliados cometieron un verdadero atentado contra la voluntad popular, realizando un fraude electoral a partir del uso de un algoritmo, que aplica la Ley de Benford para distorsionar las cifras de los sufragios.

La Ley de Benford se utiliza para detectar fraudes financieros o fiscales o electorales y se encontró una desviación irregular en las casillas que tienen entre 200 y 299 votos, es decir que empiezan con el dígito «2»… es decir que metieron votos extra o duplicaron actas.

En total se afectaron 73 mil 919 casillas, con un total de 17 millones 934 mil 137 votos en el rango de votación de 200 a 299 votos por casilla y se afectó un porcentaje aún no determinado de 65 mil 038 casillas en el rango de 100 a 199 que implican para Claudia 10 millones 244 mil 438 votos.

Si se le restan a los 35 millones 924 mil 519 que le asignó el Cómputo Distrital del INE, entonces la votación final de Claudia queda entre 7.7 millones y 17.9 millones, por lo que perdería la elección frente a los 16.4 millones de votos asignados a Xóchitl, ya que se han detectado también actas duplicadas y actas firmadas con votos en blanco, más casillas «zapato» que al restarse Claudia quedaría abajo de los 16 millones de votos. 

Esto requeriría una auditoría forense de TODA la elección o mejor aún ANULAR esta elección con infinidad de fraudes (fraudes multifactoriales) y repetirla.

El número único que construimos para poder relacionar las tres bases de datos (Conteo Rápido, PREP y Cómputo Distrital) porque el INE no proporcionó mañosamente la clave de casilla para el Conteo Rápido, es el siguiente:

número de estado-sección electoral-identificación de casilla-tipo de casilla y casilla extraordinaria o contigua.

Ejemplo: la sección 424 de Aguascalientes básica número uno, no extraordinaria ni contigua:

1-424-1-B-0

Este es el algoritmo:

ID_ESTADO & «-» & SECCION & «-» &  ID_CASILLA & «-» & TIPO_CASILLA & «-» &EXT_CONTIGUA

Para los expertos, la Ley de Benford es un estadístico que mide la diferencia entre la distribución observada de los primeros dígitos y la distribución esperada según la ley de Benford.

Algunos medios han publicado la relación de casillas donde se hizo el fraude. Si se abren esas urnas y se coteja el CURP del votante con la credencial de elector aparecerá que metieron migrantes o que clonaron credenciales de elector para que los «mapaches» de Morena votaran dos o tres o más veces o suplantaron identidad de ciudadanos vivos o incluso de muertos, por lo cual inflaron el padrón electoral en 7 millones de personas, como denunciaron expertos en demografía y población y se verificó con las proyecciones de población mayor de 18 años para 2024 del Consejo Nacional de Población (CONAPO) y con una proyección del Censo Nacional de Población y Vivienda del INEGI de 2020 con una tasa de crecimiento anual poblacional de 1.2%.

En esas casillas se aplicó un algoritmo para que la votación a favor de Claudia fuese de 64.2% y de Xóchitl de 22.9%, para inflar la votación de Claudia e inhibir la votación de Xóchitl. 

También hay una desviación en las casillas donde la votación de Claudia va de 100 a 199 votos, de casi 8% respecto a la distribución esperada de la Ley de Benford.

Pero la desviación en las casillas de 200 a 299 es escandalosa, de 25.91 puntos porcentuales, lo que denota un gigantesco fraude (la ley de Benford esperaría un porcentaje de 17.6% y en cambio la votación de Claudia en ese rango da 43.51%. ¡¡¡ Ahí estuvo el fraude !!!).

Esta elección no soporta una auditoría. El problema, como ya se dijo, no está en los votos que salen de las urnas, sino en cómo entraron a las urnas.

El fraude ya fue detectado, localizado y sólo habría que abrir esos paquetes y exhibirlo.

El asunto es que conveniente y sospechosamente los partidos políticos (que debieran ser los principales interesados en que se sepa la verdad), guardan un extraño silencio, que se presta para realizar las más negras especulaciones:

¿Acaso la oposición en México esta vendida y por tanto, ha traicionado a la ciudadanía, a cambio de prebendas, canonjías e impunidad para sus dirigentes? Todo nos lleva a concluir que sí.

En la época en la que en este país había oposición y en los partidos habían hombres, las cosas habrían sido muy diferentes, de haberse dado a conocer una noticia semejante:

Manuel Clouthier ya habría sacado a los ciudadanos a las calles con marchas y plantones, Cuauhtémoc Cárdenas ya habría convocado a llenar todas las plazas públicas del país, incluso Andrés Manuel López Obrador ya habría bloqueado Reforma, con algo semejante.

Pero nadie dice esta boca es mía. Todo mundo calla vergonzosamente. Tal es lo que pasa, cuando al frente de los partidos de oposición figura gente impresentable, a la que resulta muy sencillo cuadrar mostrándole los expedientes qué conjuntan sus tropelías.

Incluso los medios de comunicación callan a discreción. Nadie, ni los más recalcitrantes adversarios del régimen se atreven a poner el grito en el cielo, todos callan mansamente, aterrados de perder concesiones y contratos.

Es evidente que el fraude no interesa en lo más mínimo a los partidos políticos, que de esta manera traicionan a la ciudadanía. Sus dirigentes tienen pánico de salirse del huacal. No les importa nada más que la sobre representación porque perder plurinominales significa para ellos, perder espacios y por ende, perder dinero.

Además que vale mencionar que todos los partidos al día de hoy, son lo mismo: todos traen la misma agenda globalista, izquierdista, pro ideología de género.

A los partidos no les interesa proteger a los ciudadanos, ni a la familia, ni a la patria, lo único que les preocupa es tener argumentos para poder negociar posiciones, prebendas y canonjías que solo benefician a sus dirigentes y sus allegados.

Es triste decirlo, pero en México no hay oposición; sus militantes han sido emasculados, nadie se atreve a abrir la boca: lejos quedaron los días en que los opositores estaban dispuestos a recibir denuestos, persecuciones y palizas en aras del ideal de la limpieza democrática.

Ni siquiera los aspirantes directamente afectados tienen agallas para dar a conocer lo sucedido, toda vez que es necio suponer que el método solo haya sido aplicado en la elección presidencial (solo así podemos explicarnos qué MORENA haya ganado entidades donde los ciudadanos querían comerse vivos a sus gobernadores).

La realidad es que los partidos políticos existentes han traicionado a sus electores, vendieron por treinta monedas a la ciudadanía y a los mexicanos solo resta recurrir a las instancias internacionales para hacer borlote, en espera de que ocurra un milagro.

También existe el riesgo de que más tarde o temprano, el hartazgo popular lleve a despertar al México bronco, que todos los que tenemos un átomo de sentido común, deseamos que no se ponga en pie de lucha.

Tristemente los partidos políticos existentes son una bola de traidores y no queda a los mexicanos nada bueno que esperar de ellos. Será la sociedad quien deba dar la batalla y preocuparse por cuanto a sus intereses concierne. Es claro que la partidocracia solo mira y atiende lo que le conviene.

Insistimos nuevamente en que solo la intervención divina puede salvar a México de las penurias que le aguardan en lontananza, si la cuarta transformación siguiera enquistada en el poder sin límites.

Seguimos pendientes…

Dios, Patria y Libertad

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