Recuerdos de Ismael Rodríguez
Viernes 9 de agosto de 2024
Ismael Rodríguez evoca con alegría los años de su infancia y sus primeros contactos con el Cine: «A toda la familia nos encantaba el Cine. Recuerdo que teníamos unos aparatitos con una bombilla o con una vela, que funcionaba a mano…. entonces comprábamos películas, es decir «lupis» de 15 segundos y las pasabamos para marearnos».
Ismael permaneció en Estados Unidos cinco años de 1926 a 1930,y luego regresó a México:
«Aquí, mi papá quería que estudiara, pero con la chifladura del Cine más bien yo deseaba incorporarme a éste.
Ya mis hermanos habían hecho cintas experimentales, por ejemplo «Sangre Mexicana», con Celia Montealbán. También filmaron asuntos infantiles que sólo se llegaron a exhibir una vez en el cine California».
Cuando Ismael regresó a México ya se había comenzado el rodaje de «Santa», película donde se inició como extra, participando en dos escenas.
Claro, una vez en el Cine, no quise ya seguir en la escuela, quería trabajar». Durante el tiempo que pasó desde su regreso a los Estados Unidos hasta 1935, es cuando participa como actor en Rosario, Ismael Rodríguez trabajó como «chinguilla» (mozo de staff), ayudante de carpintero, en los laboratorios, proyección, ayudante de sonido y luego ya como actor.
Tras retornar nuevamente a los Estados Unidos para realizar estudios de sonido en el radio- televisión Institute of California, se reincorpora a la cinematografía nacional participando como sonidista en las cintas «El Hijo de Cruz Diablo» y «Vivire Otra Vez», entre otras.
Recordando sus experiencias de aquellos años, Don Ismael comenta: «Siempre me interesaron todos los aspectos del Cine. En algunas películas que sonorizaban notaba que algunos buenos actores tenían dificultad para decir diálogos mal construidos o rebuscados. Muchas veces, cuando yo sanamente quería meter mi cuchara, los directores me mandaban al diablo. «Siempre me gusto estudiar y observar el movimiento escénico que cada director con el que yo trabajaba le imprimía a sus películas y, claro, esta también fue muy buena escuela para mí»
El veterano cineasta de mil películas habla con emoción: «Fue muy productivo haber colaborado con otros realizadores de mi tiempo y llegué a la conclusión de que se aprende más de los malos que de los buenos, ya que uno se da cuenta de lo que no se debe hacer».