El sentir de la afición Azul
Lunes 27 de mayo de 2024
En el fuero interno de cada aficionado se siente impotencia, cuando se pierde una final, pero cuando el equipo contrario fue mejor, lo aceptas y duele, pero se asimila. Pero está vez no fue asi, jamás fueron mejores.
Sabíamos que el arbitraje podría ser factor y al final lo fue: teníamos razón.
Cuando se pierde de la forma en la que se perdió, duele, no se acepta. No fueron mejores, pero esa es otra cosa.
La historia del América siempre se mira manchada por la polémica; nunca gana una final limpiamente.
No importa, para sus aficionados es lo de menos: ellos solo ven a su equipo campeón y festejan. No importan las formas, no discutan con ellos, es perder el tiempo.
Duele si, porque una vez más se perdió con América, porque una vez mas seremos su burla, pero aún así, tenemos motivos para estar orgullosos de este equipo.
El hubiera no existe, pero si hubiera estado en el terreno de juego «El Toro» Fernández, otra cosa habría pasado.
Los de pantalón largo decidieron no ir por otro centro delantero; se tuvo tiempo… quizá no pensaron que se llegaría hasta estas instancias.
A Cruz Azul le pesó la falta de un Centro Delantero nominal.
Los aficionados del América son como las familias de los asaltantes o como las de los militantes de MORENA: saben que roban, saben que está mal, pero lo disfrutan, viven de eso, hasta que se les voltea la suerte y se enojan si les hacen lo mismo…
Así es el fútbol.
La diferencia es que ahora, cuando nos dicen: Volveremos más fuertes, hay motivos para creer y confiar que así será.
A final de cuentas, solo es un juego…
Agradezcamos que tenemos vida, salud y que tenemos momentos de alegría y felicidad fuera del deporte.
Muchas gracias al equipo, al entrenador y a los jugadores, por volver a ilusionarnos con un equipo limitado.
No somos malos perdedores, solo querríamos que se marque lo justo.
Volveremos con los refuerzos qué nos hicieron falta. Esta derrota duele, pero no como las otras, porque se luchó y con poco, humillamos al América metiéndolo en su cancha. Hasta para morir, hay que saberlo hacer con dignidad.
El que es Azul, lo es de por vida. Este amor no es para cobardes…
¡GRACIAS MÁQUINA!