El Macho Monzón, el rey de los pesos medios
Viernes 3 de mayo de 2024
Carlos Monzón tenía la frialdad de un cuchillo . Su trabajo en el ring era como el de sepulturero.
Nacido el 7 de agosto de 1942, San Javier (Santa Fe, Argentina) Monzón no tenía otro destino que trabajar haciendo negocios de poca importancia, como albañil, pintor, vendedor de diarios.
Pero el boxeo le salvó la vida. Hizo una carrera como amateur desde los 17 a los 20 años, de 87 peleas, con un récord de 73 victorias, 6 empates y 8 caídas.
Y al año de hacerse profesional, empezó a entrenarse como Amilcar Brusa, su hacedor inseparable, que lo acompañaría hasta el final de su carrera, por un total de 17 años.
Monzón no era vistoso, no bailaba sobre el ring y no regalaba fantasías para las tribunas. Para él, su rival era un tipo que le quería sacar el plato de comida a sus hijos.
Tenía un don, sabía martillar desde larga distancia, aprovechando los escopetazos que eran sus brazos. Y pegaba muy bien en el retroceso.
Nunca fue noqueado. Sí besó la lona ante Felipe Cambeiro, tres veces, pelea que perdió por puntos en Brasil.
Y tuvo una caída en su última pelea con Rodrigo Valdez, en el segundo round, pero se recuperó y ganó ese combate.
Monzón se hizo mito y leyenda con su triunfo ante Benvenutti. Y marcó una época en el boxeo.
Nunca subió al ring a boxear. Subió al ring a terminar con sus rivales. Totalizó 100 peleas, con 87 triunfos, 3 caídas, 9 empates y una sin decisión. Y tuvo el récord de 14 defensas del título mundial.
Se retiró como campeón, y vengó cada una de las derrotas que sufrió en los comienzos de su carrera profesional.
Su vida extradeportiva, lo llevó al peor final por el homicidio de la madre de su hijo, Alicia Muñiz.
Murió en un accidente automovilístico, el 8 de enero del 95, en una salida transitoria, mientras cumplía su condena.