Dan Quisenberry: el pitcher que maquillaba cadáveres después de salvar juegos
Miércoles 24 de enero de 2024
Por Joaquín Villamizar Baptista
Hoy vamos a hablar de un pitcher que preparaba cadáveres después de sus juegos…
Dan Quisenberry (relevista derecho de los Reales de Kansas City durante nueve años y conocido por su buena labor en las Mayores) nunca tuvo una bola muy rápida.
“Cuando en la primavera de 1975 me veían lanzar los scouts en un tryout (la prueba en donde los equipos de beisbol buscan a sus jóvenes prospectos para convertirlos en estrellas), uno de ellos me dijo de repente: Está bueno de cambios, jovencito, lance ahora su recta!… a lo que respondí: Pero bueno, esta es esta es mi recta… y era la verdad!», solía contar.
Quiz (como también le decían), con sonrisa permanente bajo el grueso bigote, resultaba siempre muy gracioso. Solía hacer chistes acerca de sí mismo, como ese de su bola rápida, o como la vez que lo compararon con Rich Gossage y él dijo: “¡Eso no me gusta! ¡Me siento muy mal, comparado con un tipo que tira la pelota más duro que Dios!”.
Llegó a las Mayores, a los 26 años de edad, en 1979, y se mantuvo por 12 años, con 3 uniformes diferentes.
Con los Reales apareció en 3 Series de Campeonato (1980, 1984 y 1985), en 2 Series Mundiales (1980 y 1985) y terminó en la Liga Nacional con San Luis y en San Francisco. Se retiró después de la campaña de 1989.
Con sus lanzamientos por debajo del brazo (submarine ball), apareció en 674 juegos, ganó 56, perdió 46 y salvó 244, con efectividad de 2.76. Muy buenos números.
Dan lanzaba originalmente por arriba del brazo, pero a los 21 años, después de la temporada de 1974, cuando terminó con récord de 12-2 como pitcher estelar de la Universidad de La Verne, California, se sintió agotado y por eso cambió su estilo… ¡con éxito!
La recta de Quiz era más lenta que un cambio; por lo que no ponchaba a muchos bateadores. Pero, lanzaba la sinkerball con asombrosa precisión, obligando a batear rollings, lo que le hizo un excelente relevista para los dobleplays.
Su control fue otro aspecto notable. En toda su carrera concedió sólo 162 bases por bolas, es decir, menos de 1 por cada 4 apariciones…
Y aquí comienza propiamente nuestra anécdota
Entre 1977 y 1978, su tercero y cuarto años en las Ligas Menores, fue enviado a jugar a Jacksonville, en donde ya había estado antes. Era muy conocido y querido en esa ciudad y se había hecho amigo del dueño de una funeraria.
Como el sueldo de los peloteros de las Menores era muy bajo, le pidió ayuda a su amigo para conseguir un trabajo adicional.
La respuesta-proposición vino enseguida: “Quiz, justamente necesito a alguien que me ayude en la funeraria. ¿Te gustaría trabajar conmigo?”.
Quisenberry le preguntó si no tenía otra “cosita”, ya que le atemorizaban los seres inertes. Su amigo sonrió, le prometió enseñarle a preparar los cadáveres y a entrenarlo en los otros pormenores del servicio.
Llegaron a un acuerdo. Dan y su esposa Janie vivirían en la misma funeraria, de manera que se economizarían el pago de vivienda. Y ella también aprendería el oficio, para sustituir a su esposo cuando el equipo y él estuvieran de gira.
Quiz solía contar riéndose: “Estoy seguro que cuando yo muera voy a estar mejor preparado que el más prominente de los cadáveres, porque caeré en manos de mi viuda… bueno, a menos que a la hora de mi muerte ella esté enojada conmigo, porque en ese caso me irá muy mal”.
Quisenberry contó una vez, en 1987: “Una noche trajeron a la funeraria dos cadáveres de familias distintas, que necesitaban nuestra preparación. Eran una señora ya abuela y un señor ya abuelo. Pero, había juego en Jacksonville, por lo que yo estaba en el estadio. Mi esposa se dedicó al cuerpo de la dama y decidió que yo arreglara el del caballero en cuanto regresara. Y así fue. Pero cometimos un error en el proceso…
«Ya en la madrugada», prosiguió, «cuando los dos velorios, en diferentes capillas de nuestra funeraria, estaban en lo máximo de su drama, se me acercó un joven muy enojado y me gritó: “¡Quién le ha dicho a usted que mi mamá tiene bigotes?… ¡Mire ese cadáver!… ¡No es el de mi mamá!”.
«Lógicamente, habíamos cambiado los cuerpos», admitió entre risas. «En la otra capilla estaban los familiares tratando de explicarse porqué su deudo, después de muerto, no tenía los bigotes de toda la vida. ¡Las protestas fueron ruidosas! Pedían al unísono que cuanto antes cambiáramos los cuerpos. Fue cuando les propuse: ¿No es más fácil si ustedes se cambian se capilla? Y refunfuñando, lo hicieron así. ¡Listo! ¡Acabado el problema!».
«Desde esa noche decidí dejarme el bigote, y bien grande. Como ven, lo hice para que, ya cadáver, puedan reconocerme fácilmente”, terminó con una carcajada.
Dan Quisenberry fue el mejor cerrador de la Liga Americana entre 1980 y 1985, es decir, durante 6 temporadas consecutivas. Salvó 45 juegos en 1983, terminó como líder en salvados en 3 campañas y formó parte de 3 Juegos de Estrellas.
Murió el 30 de septiembre de 1998, en Leawood, Kansas, víctima de un tumor cerebral maligno. Tenía 45 años de edad.
¡Ah! Un dato: no hubo confusión alguna en su velorio de su cadáver. Es historia, amigos.