Nosotros, los conservadores
Viernes 11 de agosto de 2023
QUE ES SER CONSERVADOR
Ser de derecha, no es llevarle la contraria siempre a la izquierda. Es mantener una forma de vivir recta.
Conocerás muchas personas que se identifican como anti-izquierdistas, anti-progresistas y orgullosamente llevan el título «conservador», pero sus vidas son tan reprochables, como la de un progresista ateo. Son izquierdistas prácticos.
Pregunta:
¿Cómo vives tu vida?
¿Cuáles son tus principios rectores?
¿Qué cosas estás realmente preservando?
- Conservamos la Fe en Dios. Es decir, el conservadurismo parte de la premisa central de que el ser humano no es autónomo, es un ser creado, con obligaciones y deberes inherentes a su Creador.
- Conservamos la unión singular de Marido y Mujer. En palabras de San Juan Crisóstomo:»el amor de marido y mujer es la fuerza que une a la sociedad». Este amor no es reproducible en ninguna otra dinámica humana; y la prueba de ello es obvia, sólo la unión de un hombre y una mujer nos da vida. De ahí la familia, la unidad esencial del género humano.
- Conservamos la primacía de la Familia sobre el individuo. Esto es lo que nos distingue principalmente de los liberales y lo que nos hace enemigos acérrimos de los comunistas. Para el comunista, reina la colectividad; para el liberal reina el individuo. Pero solo el Conservador entiende que ambas posiciones son formas defectuosas de entender la libertad personal. El individuo no nace por sí mismo, no se hace a sí mismo y para sí mismo; nace en una familia, con responsabilidades inherentes a sus padres, quienes a su vez, tienen responsabilidades inherentes a sus hijos. Pero la familia tampoco se disuelve en la comunidad, ya que la familia no tiene estás mismas responsabilidades inherentes a los extranjeros, sino sólo a sus miembros. Las sociedades se fortalecen entonces, no cuando los lazos familiares se rompen y se redirigen hacia algún reemplazo familiar externo, sino más bien cuando las familias individuales se fortalecen en dicha sociedad.
- Conservamos la primacía de la Nación sobre el estado. Una vez más, esto es lo que nos diferencia, tanto de los liberales como de los socialistas. Los socialistas quieren usar el aparato estatal para redistribuir la riqueza y llevarnos a la «utopía comunista» (que en realidad es un infierno vivido). Los liberales quieren utilizar el aparato estatal para proteger las necesidades, los deseos y los supuestos «derechos inalienables» del individuo, incluso contra los lazos familiares y los deberes morales. Ambos, ya sea conscientemente o no, inflan el poder del estado a expensas de la nación. ¿Qué es la Nación? Es un grupo de familias con una historia, lengua, religión y costumbres sociales compartidas. La nación NO es el estado. De hecho, le precede y lo sobrevivirá: puedes tener naciones sin estados, pero nunca encontrarás estados sin naciones. El impulso inherente del estado, es romper esos lazos naturales que conforman naciones distintas para crear una amalgama global de individuos aislados, deconstruidos y fácilmente manipulables bajo el control total del estado. ¡Los Conservadores resisten sin disculpas esta fuerza bestial!
- Los Conservadores no creemos en las revoluciones ni en las utopías perfectas, sino en la reforma lenta, por momentos dolorosa pero segura, de las sociedades. Los que viven en sus cabezas, piensan que fácilmente pueden redactar una Constitución ex-nihilo y darnos la sociedad perfecta. Los conservadores saben mejor: saben de pecado original, por lo tanto, saben que nunca existirá una sociedad perfecta en la tierra; y también saben que la sabiduría antigua acumulada de los padres es siempre más sabia que la mente individual más brillante. Es decir: a través del ensayo y error gradual de las generaciones pasadas, es que podemos deducir mejor los principios rectores que conducen al florecimiento, tanto a nivel familiar como social. Negar esa acumulación de sabiduría antigua y pretender que podemos desarraigar la sociedad y crear una sociedad nueva, más «libre y perfecta», siempre conduce a alguna forma de tiranía infernal de parte de los «arquitectos» de esa nueva utopía. Cuidado: detrás del dulce lema de «Liberté, Egalité, Fraternité», se encuentra una guillotina ensangrentada con las cabezas de cualquiera que se atreva a cuestionar la «casta intelectual».
Dios, la Familia, la Nación … en ese orden: primero nuestros deberes para con el Creador, luego con nuestros progenitores, y luego con nuestros prójimos.
Ese es el orden que el Conservador lucha por preservar.
Si no eres esto, por más que grites «soy anti-izquierda, anti-progresista, anti-feminista, anti-lo que sea» … NO ERES CONSERVADOR.
Entienda quien pueda…
Dios, Patria y Libertad