Liborio Vidal, muchas más dudas que certezas
Lunes 19 de junio de 2023
Liborio Vidal hizo circular profusamente en días pasados una charla chacotera, imposible llamarle entrevista, que amén de exhibir las limitaciones del entrevistador y del entrevistado, genera más dudas que certezas.
En efecto, si el amigo Libo pretendía lavarse la cara con la charla, realizada a un ínfimo nivel y revalorar su imagen a los ojos de la militancia panista, pensamos que logró exactamente lo contrario.
En primer lugar porque exhibió su pésima dicción, en segundo lugar porque se le notó titubeante, no sabemos a ciencia cierta, si como consecuencia de su falta de blasones académicos o merced a ser la versión uayé de Demóstenes (pero sin los guijarros correctivos) y por último, porque no solo no consiguió convencer de su lealtad y sus principios, sino que por el contrario, nos llevó a quienes presenciamos el penoso espectáculo que protagonizó, a esperar de manera casi inmediata, un acto de traición de su parte.
Pero vamos desde el principio: la entrevista inició mal, desde el momento que Liborio comenzó mintiendo: su padre nunca fue un humilde vendedor de chicles.
Por el contrario, su progenitor, Jesús Vidal fue dueño de un floreciente negocio: la Casa Vidal Loría, establecimiento frecuentado por los habitantes de los pueblos circunvecinos a Valladolid.
Es menester señalar para resaltar la cuestionable calidad del entrevistador, que cualquier persona que conozca ligeramente la realidad del interior del estado, sabe que el dueño de la tienda de cualquier municipio y su familia, son personas de posición acomodada, si no se quiere llamarles ricos. Merced a la cuestionable preparación de su interlocutor, Liborio presentó la patraña de su presunta humildad familiar, que fue aceptada sin ambages.
La segunda mentira de Liborio fue que desde muy joven fue puesto detrás del mostrador del negocio paterno, para ayudar a su progenitor. Falso de toda falsedad. Liborio Vidal fue siempre un mal alumno, flojo e indolente, según nos pudo referir un amigo ya fallecido, que fuera director de la Preparatoria Valladolid, escuela particular donde Vidal Aguilar estuvo matriculado y en la que debido a su pésimo rendimiento académico, no pudo concluir su escolaridad. De suerte tal, que a guisa de castigo y para que no anduviera de vago, jugando arrancones, actividad a la que era muy afecto, según nos refieren, es que su padre lo ponía a trabajar.
Continuando con el relato del cotilleo de Liborio y el youtuber, la charla llega a un momento, en que Vidal Aguilar no tiene los arrestos para decir que quiere y casi le torció la mano a su interlocutor para que fuera él quien lo dijera, mala señal, la gente honrada habla claro y llama a las cosas por su nombre.
Le preguntan si es panista: Liborio se niega a responder. Soy del pueblo, balbucea. En mérito de la respuesta nos cuestionamos: ¿De verdad esta clase de candidato quieren los panistas?, ¿Un individuo que no se sienta orgulloso de gritar a voz en cuello que quiere ser el abanderado del blanquiazul?
Le preguntan si apoyaría al vencedor en la contienda interna de no salir favorecido. El cuestionamiento es reiterativo, Liborio con torpeza lo evade de manera evidente. Otra mala señal: es mal perdedor y carece de la generosidad y la grandeza para aceptar que alguien lo superó.
Lo cuestionan si permanecerá como panista si no resulta candidato blanquiazul. Más aún le restriegan su calidad de chapulín político y con sorna le sugieren que su próximo color podría ser guinda. Abrumado elude contestar. La franqueza no es de las virtudes que adornan al Amigo Libo. Jamás negó la posibilidad de irse a MORENA.
Libo dice que quiere servir, pero no aclara para que o a quien. No es elocuente, no es seguro de si mismo, no es simpático, no es sincero, no es valiente.
Es mentiroso, es elusivo, es taimado, es cobarde, es fanfarrón. Es tacaño e incapaz de generosidad (no solo económica, sino moral).
¿De verdad algo así quieren los panistas?, ¿Un individuo semejante?, ¿Capaz de engañar y mentir para lograr sus objetivos?
Si con tan chabacana plática Liborio pretendía levantar su imagen, pensamos que el tiro le salió por la culata y logró todo lo contrario. Quiso proyectar certezas y solo generó más dudas.
Reiteramos, si Liborio Vidal aspira a hacerse parte del panismo, es imperativo que de un paso al costado y pase a ocupar el último sitio de la fila, para como uno entre muchos panistas más, pagar el consecuente derecho de piso. No tiene otra alternativa, si quiere allegarse algo de credibilidad.
Lo que nos queda claro, es que el amigo Libo, no es confiable. No es de las amistades que uno quisiera tener. No es de los amigos que convienen, ni de los amigos que deban procurarse, si no se tienen.
Seguimos pendientes…
Dios, Patria y Libertad