Las monjas de clausura lloran en Italia
Jueves 9 de marzo de 2023
Represión a las monjas de clausura
En Italia corre un río de lágrimas que, puntualmente narrado por la prensa local, no moja la prensa nacional.
Las monjas contemplativas italianas, las «monjas de clausura», lloran. Ya con la exhortación Gaudete et exsultate de marzo de 2018 habían recibido una advertencia de un Papa que decía «no es sano amar el silencio y evitar el encuentro con el otro, desear el descanso y rechazar la actividad, buscar la oración y menospreciar el servicio.
Inmediatamente después, el golpe de gracia, que llegó el 1 de abril, del cardenal João Braz de Aviz (focolarino conocido por su cabello teñido perpetuamente de negro) y de monseñor José Rodríguez Carballo (conocido por el fracaso financiero de los franciscanos cuando era su general) con la instrucción Cor orans.
El texto es un ukase prolijo, tan destartalado en su supuesta «juridicidad» que parece exagerado incluso para la infeliz época que vive el derecho canónico.
El quid del problema es la perversa intención de anular la autonomía de los monasterios. A partir del siglo VI, el mundo enclaustrado de las mujeres se determina libre y democráticamente, con su propia Regla de vida y Constituciones.
Con los Cor orans (primero, con Vultum Dei quaerere de 2016), los monasterios se insertan en un mecanismo burocrático hecho para humillar y degradar a los «más débiles». Estos últimos son vaciados de sus ahorros, las monjas dispersas y las propiedades, no pocas veces, sujetas a especulación.
En las últimas semanas, varios alcaldes han estado defendiendo a las monjas, quejándose incluso de la privación de sus medios de subsistencia.
En la prensa internacional hay quienes sostienen que las mujeres están entrando en los procesos de toma de decisiones de la Iglesia. Suena a broma, pero las mujeres enclaustradas no se ríen.