Lecciones que no deben olvidarse
Viernes 13 de enero de 2023
Los políticos, independientemente de su extracción u origen partidista, deben necesariamente tener buena memoria y asimilar correctamente las enseñanzas recibidas a través del tiempo.
Existe en el sector público un adagio que afirma que el pueblo es poseedor de una memoria de muy corto plazo, lo cual no es del todo cierto.
La realidad es que recordar cabalmente lo acontecido con antelación, puede ser muy útil para evitar incurrir en errores o malas prácticas cometidos antaño.
Y esta máxima le ajusta perfectamente en los tiempos que corren, a dos institutos políticos: el PRI y el PAN.
A los tricolores, porque por lo visto, son víctimas de un repentino ataque de amnesia, que los ha llevado a olvidar los aciertos de tiempos pretéritos (ni tanto).
A los blanquiazules, porque al parecer, en el vertiginoso tráfago del poder, empiezan a borrar de la memoria, graves desatinos en los que incurrieron con anterioridad.
Aunque a muchos priistas les disguste, no es posible omitir que en su momento, contaron con una figura capaz de aglutinar, de sumar liderazgos, como fue Ivonne Ortega.
La ex gobernadora fue capaz de conciliar, de propiciar el diálogo y eso se reflejó en una campaña ganadora, que la llevó al poder.
Y ya logrado el triunfo, más alla de errores, omisiones y desatinos, le alcanzó para ceder la estafeta al abanderado de su partido.
Guste o no a muchos, Ivonne coronó su gestión con la victoria y es menester recordarlo, porque indiscutiblemente hizo muy bien lo necesario para triunfar.
Aunque a muchos panistas desagrade y pretendan olvidarlo o simular que no recuerdan, a los blanquiazules les conviene rememorar los yerros cometidos por Patricio Patrón y los suyos.
Patricio, tras una buena gestión, no fue capaz de cerrar con broche de oro su labor, entregando el poder a un correligionario.
Los excesos de confianza, las malas decisiones y la soberbia, dieron al traste con un significativo esfuerzo desplegado por Patricio Patrón y varios de sus colaboradores.
Empero, no todos secundaron al entonces titular del ejecutivo y combinados con funcionarios partidistas, exhibieron nulo oficio político y fueron incapaces de generar sinergias, cuando contaban con todos los elementos para refrendar el poder.
Y ambas cosas, son (debieran ser) imposibles de olvidar. La historia es la mejor de las educadoras y nos imparte lecciones magistrales de lo que debe o no, hacerse.
No es posible tampoco dejar de decir que en su momento, los equipos de una y otro, fueron incapaces de revertir las equivocaciones y rectificar el rumbo para enderezar las cosas y sacar la barca a flote. Toda administración o régimen es reo, para bien o mal, de sus actos u omisiones.
Tome nota quien deba, si en su ánimo está llevar a cabo lo preciso para ganar.
Seguimos pendientes…