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Los disparates no solucionan los problemas, los agravan

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La pandemia provocada por el virus del COVID-19 es un tema suficientemente serio. Nos consta a todos los yucatecos los estragos que está causando.

Probablemente no lo habíamos tomado con seriedad, hasta que los contagios se generalizaron y los muertos empezaron a tener rostros, nombres y apellidos conocidos.

Es evidente que no existe, ni a nivel federal, ni tampoco a nivel estatal, una estrategia de contención y lucha estructurada y coherente contra la pandemia.

A la proverbial falta de medicamentos y deficiencias del sector público, se unen la imprudencia de la población y la desinformación, propiciada muchas veces por los diferentes niveles de gobierno.

Las autoridades del sector salud (estatales y federales) se han ceñido a protocolos inoperantes, dictados por organizaciones internacionales y laboratorios, que han demostrado su ineficacia, traduciéndose en un elevadísimo número de contagios y decesos.

Por un lado, tenemos un gobierno federal, preocupado más por el populismo y mantener la aceptación de la gente, que por investigar como resolver la problemática sanitaria.

Por otro lado, tenemos un gobierno estatal, interesado más en recaudar dinero, que en preservar la salud de la población, dictando una serie de medidas, que no podemos sino calificar como desesperadas. No podía esperarse otra cosa de un radiológo, sin lauros académicos, que accedió a la titularidad de salud por su amistad con el gobernador y no por su capacidad profesional.

El gobierno federal es como un idiota, que bajo el influjo del alcohol o de algún estupefaciente (no olvidemos que los quieren legalizar) realiza calamidad y media, esperando que la crisis desaparezca como por arte de magia.

El gobierno del estado, es como un boxeador desesperado, que se pone a lanzar veletazos, esperando que suceda el milagro de lograr el nocaut. Las medidas que ha dispuesto, rayan en lo ridículo y lo absurdo.

Ya no vamos a hablar de lo inconveniente de la ley seca o de los ilegales límites impuestos a la movilidad social, nos referiremos a otros detalles, igualmente trascendentes, que en vez de contribuir a relajar la situación, la crispan.

Por ejemplo, reducir los horarios de funcionamiento de supermercados y tiendas de conveniencia, no ayuda a resolver nada. Incluso podría agravar el tema de los contagios, porque a mayor concentración humana, mayores riesgos de contagio existen, a pesar de la distancia, a cuyo cuidado no estamos acostumbrados precisamente.

Por alguna extraña razón, ni el gobierno federal, ni el estatal han hecho énfasis en la necesidad impostergable de reforzar el sistema inmunológico de los ciudadanos. Esto puede lograrse repartiendo masivamente complejos vitamínicos y promoviendo el consumo de cítricos, chaya, miel y otros productos que tenemos muy a mano en nuestra entidad, situación que además de contribuir al cuidado de la salud, implicaría una derrama económica que se quedaría en el estado.

Increíblemente el gobierno del estado ha soslayado la importancia de reforzar el sistema inmunológico y la importancia de la buena nutrición y de la actividad física, como complementos del confinamiento social.

Pero si hay una decisión que podamos tildar de absurda y disparatada, es la de negar a partir de las seis de la tarde, la venta de ropa, telefonía y electrodomésticos.

No sabemos de que manera contribuye semejante estupidez a combatir la pandemia. Si alguno de mis electrodomésticos tuviera un desperfecto, por el capricho de un iluminado, deberé esperar hasta el día siguiente para adquirir otro, con el consecuente perjuicio para mi persona o mi familia.

Si mi teléfono celular se averíase y requiriese con urgencia otro aparato para estar al pendiente de algún familiar o negocio, la ocurrencia genial de algún funcionario me mantendrá incomunicado.

Si algún familiar requiriese alguna prenda (o yo mismo), deberé padecer su falta, hasta el día siguiente….

¿Qué hicimos los yucatecos para padecer estas calamidades?, ¿cuál es la lógica de una medida semejante, surgida de la mente de un verdadero enfermo mental?

¿Donde están los partidos políticos que no dicen ni pío y cuyo silencio es harto elocuente?

¿Perdió la voz el partido oficial, que a grito pelado pregona su humanismo y la búsqueda del bien común? No hacen sino arrodillarse y lamer botas, no hay crítica, ni ideas.

¿Hay oposición en Yucatán? Ni los veo, ni los oigo. ¿Donde están el PRI y MORENA que es ahora cuando debían alzar la voz?

¿Donde están los diputados locales? Sería bueno que salieran de sus escondrijos para defender al pueblo, que para eso les pagamos y muy bien por cierto.

¿Donde están los regidores? Se supone que están en contacto directo con el pueblo. ¿Les comió la lengua el ratón?

¿Dónde están los diputados federales? Los coordinadores de las diferentes bancadas que representan a Yucatán en la cámara?, ¿Qué están haciendo que no cumplen su obligación de hablar?

¿Dónde están los senadores que sería muy importante que opinaran ahora y le dijeran al gobernador que la está regando de cabo a rabo?

Habida cuenta que murió el Chapulín Colorado cabe preguntar ¿y ahora, quién podrá defendernos? Porque los que debieran hacerlo, guardan un elocuente silencio que sospechamos pudiera tornarse complicidad.

Urge poner en circulación mayor número de unidades de transporte, para acabar con la saturación de los autobuses. Urge supervisar las medidas de prevención en paraderos y unidades. Para ello, es indispensable subsidiar el combustible al menos. ¿Qué espera el gobierno estatal?

Basta de buscar obtener ganancias a toda costa. No debe ser el objetivo reprimir, imponer multas o decomisar vehículos (tal parece que se privilegia tener ingresos por esta forma), se debe tratar de crear conciencia y apelar a la solidaridad y el sentido común.

Cuando no se conoce ni se entiende la entidad que se gobierna y se desprecia a su gente, estas cosas suceden: se cometen arbitrariedades e injusticias.

En NOTIREDMERIDA no dejaremos de denunciarlas. No dejaremos de alzar la voz por nuestro pueblo. Con Yucatán y sus habitantes es nuestro compromiso. Ello nos mueve y es nuestra razón de ser.

El gobierno del estado debe rectificar. Apelamos a su sensatez. Con el gobierno federal ni perdemos el tiempo, es inútil.

Es preciso buscar gente capacitada. Que conozca nuestro medio y nuestra realidad. Talentos tenemos de sobra en Yucatán. Estamos solos en esto: no contamos con otra ayuda que no sea la de Dios, el timón del país está al garete.

Los ciudadanos estamos prestos a apoyar lo que se discurra de manera cuerda y razonable. Cuanto no sea así, lo denunciaremos como hasta la fecha.

Seguimos pendientes…

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