Francisco abre las iglesias a la profanación
Sábado 12 de noviembre de 2022
Francisco abre las iglesias a los protestantes, o sea, invita a profanar las Casas de Dios, ya que esta herejía descarta el milagro de la transubstanciación; por eso tampoco reverenciarán en sus propias Casas a Cristo, a Dios, en el sagrario, alma de cada iglesia católica, cuando las utilicen. Además, los luteranos y demás denominaciones surgidas tras la Reforma, se burlan del culto que le debemos a Nuestra Señora, sobre todo como Corredentora, y carecen del sacramento de la Confesión y del Orden sacerdotal, entre otras cosas funestas como no reconocer el papado. Podría ser el primer paso para aunar ambos ritos.
Francisco no se cansa de humillar a la Iglesia, dando a entender que es lo mismo que se celebre el sacrificio de la Cruz que una cena protestante, que carece del valor redentor de la verdadera Misa con sus méritos infinitos. Y quiere que esto quede bien claro a los ojos de los católicos quienes bien podrían pensar que es indiferente asistir a uno u otro culto, desviándolos de su religión, además de acabar prescindiendo de la Confesión y la Comunión. Este es el legado de Francisco que muchos no quieren ver y lo siguen como ovejas al matadero, o sea, al Infierno. Porque también será evidente para los protestantes que no vale la pena convertirse al catolicismo si ambos ritos son equiparables.
Pero es que además, desde la persecución iniciada con Traditiones custodes, Bergoglio ha prohibido el uso de las parroquias para la celebración de la Misa de siempre, a los católicos tradicionales.
Fue durante su discurso del 4 de noviembre en un encuentro ecuménico en Bahrein, que Francisco animó a su audiencia a mantener la «buena costumbre» de poner los edificios de las iglesias a disposición de otras comunidades» (¿también las que reniegan de Jesucristo, como la judía?) para el culto del único Señor.»
Añadió que «la alabanza a Dios» es el «cenáculo espiritual» para hacer la unidad entre los cristianos. Este es el mismo Francisco que está prohibiendo la celebración de la misa romana en las iglesias parroquiales.
De sus palabras se desprende que ve el Novus Ordo como una forma más de culto protestante, mientras se opone a la liturgia católica.