La Suprema Corte, el gran enemigo de México
Viernes 28 de octubre de 2022
La Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha convertido en el gran enemigo de México y de los mexicanos.
En lugar de defender los derechos de la ciudadanía, la Suprema Corte se ha convertido en una gavilla que ofende, denosta y destruye todo cuanto es caro a la gran mayoría de la población de nuestro país.
En lugar de hacer valer la ley y procurar el respeto por la normatividad vigente, la corte y sus ministros indebidamente legislan y ponen en vigor disposiciones que atentan contra el sentir y el modo de pensar de la mayoría de los mexicanos.
Los ministros de la corte no se caracterizan por su sensatez, ni por su convicción de defender las causas de las mayorías, sino que por el contrario, completamente ideologizados, promueven posturas minoritarias e indeseadas por los más grandes sectores de nuestra sociedad.
Aborto, legalización de las drogas, ideología de género y muchos otros antivalores, son las causas que promueve y defiende el máximo tribunal de nuestro país.
Mención aparte merece el ministro presidente, Arturo Zaldivar Lelo de Larrea, un individuo que sin pudor ni tapujos, se ha convertido en porrista de una serie de asuntos, en los que al menos por decoro, debería mantenerse neutral
Zaldívar se ha convertido en el principal operador jurídico de los grupos más radicales del país y ha logrado cuanto ha querido, a base de ponerse de tapete, de un individuo más mediocre y mucho más lleno de complejos de lo que está él mismo, como es el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador.
Ahora la Corte pretende nuevamente escupir en la sensibilidad y los más sentidos aprecios de nuestra población, dando entrada a un amparo interpuesto en contra de tres ayuntamientos yucatecos (Izamal, Mérida y Chocholá), a los que reclaman vulnerar el estado laico, al instalar pesebres navideños.
El ministro ponente de semejante disparate, es Juan Luis González Alcántara, un exaltado que considera que con semejante decoración se privilegia una confesión religiosa, en detrimento de las demás y de la laicidad pública, que afirma, se ve ofendida.
El amparo que reclama semejante aberración fue interpuesto por el colectivo kanan, un atajo de inadaptados y sociópatas, que lo mismo promueven el aborto, que se oponen al tren maya y al funcionamiento de granjas porcícolas, al tiempo que denigran la época de la colonia. Nada les gusta y quieren imponer a rajatabla su visión al resto del organismo social.
Un tribunal sensato, le haría ver a este agrupamiento de extremistas, que los pesebres o nacimientos se instalan no con motivaciones de culto, sino de mantenimiento de la tradición cultural de nuestro país.
Guste o no a este puñado de antihispanistas y enemigos del mestizaje, nuestro sincretismo racial derivó en la adopción de los patrones de la cultura occidental, como es el uso del calendario gregoriano.
De acceder a las barbaridades que pretenden estas hordas de antisociales, tendríamos que prescindir de las vacaciones navideñas y de semana santa, considerando que tales costumbres, tienen fondos de origen religioso.
Todas las bases de nuestra civilización occidental están fundamentadas en la influencia cristiana, consecuencia de los antecedentes latinos e hispánicos que heredamos de nuestros antepasados. Poner pues pesebres, obedece a cuestiones de carácter tradicional y no religioso.
A la fecha, no hemos tenido noticia, que ninguna iglesia se queje de favoritismo hacia los católicos, por representar un acontecimiento en el que finalmente, todos los cristianos convenimos.
Lo malo es que los ministros de la corte, son capaces de cualquier estupidez y con ello podemos augurar las peores expectativas de persecusion y de represión para quienes somos creyentes.
No es casual que esta inicua iniciativa sea promovida por una agrupación que fomenta los antivalores auspiciados y aplaudidos por las logias y asociaciones que engloban a los ministros y a los funcionarios que integran el gobierno en turno, que son prosélitos de cultos oscuros y malsanos y que pretenden hacer sus convicciones extensivas al resto de los mexicanos, por grado o por fuerza.
Esta situación de progresar, dejaría en claro, que el hacha de guerra está desenterrada y que el dilema para los involucrados, será matar o morir.
Que no se equivoquen los seguidores de los protocolos de los Sabios de Sión, si creen que se van a encontrar con corderos dispuestos al sacrificio. Eso no va a pasar: se darán de topes con leones que sabremos defender con garras y dientes nuestra fe y nuestras creencias.
Hacemos votos porque desde la corte no se provoque el surgimiento de otra Cristiada, pero si fuera el caso, estamos dispuestos.
Dios, Patria y Libertad