Pancho Torres, necio en quedarse a perjudicar en el PRI
Martes 23 de agosto de 2022
Pancho Torres está completamente extraviado. Ya lo perdimos. El peor presidente del PRI yucateco de todos los tiempos, pese a sus deplorables resultados, insiste en que quiere quedarse al frente del partido.
Es claro que no conoce la palabra verguenza pero ni buscándola en el diccionario. Resulta increíble suponer que tras no ser capaz de ganar un solo distrito, una sola diputación por mayoría, tenga el cinismo de anunciar que quiere quedarse.
La pregunta para que quiere quedarse Pancho Torres, porque además de sus pésimos resultados electorales, no suma. Nadie lo quiere, no es bien visto en ninguno de los grupos del partido, ni tampoco por ninguno de los actores políticos más destacados de nuestra entidad.
Es obvio que busca mantenerse uncido a la ubre del presupuesto partidista, porque al parecer es incapaz de desempeñar cualquier otra actividad o encontrar ocupación en un sector distinto al público.
Pancho Torres con sus malas decisiones, con sus vacilaciones, con su desinterés, con su apatía, con su egoísmo, con su codicia, es la peor de las lacras que infestan al PRI a nivel estatal.
Si tuviera dignidad, amor propio, pundonor, decoro, debería presentar su renuncia con carácter irrevocable de inmediato y dejar de perjudicar, hasta por gratitud, al partido al que le debe cuanto es y tiene.
Pero no, su necedad lo hace empeñarse en sus despropósitos. Pancho Torres debe saber que los priistas lo repudian. No es casual que se niegue a celebrar una asamblea ordinaria del Consejo Político. No quiere verse cuestionado, evidenciado.
Ojalá que los priistas yucatecos no le permitan ni un segundo más de su periodo. Basta de mantener zánganos. Deseamos que la base tricolor con madurez elija un dirigente que sepa estar a la altura de su responsabilidad histórica y sea capaz de resolver todo lo que Pancho Torres no ha podido.
Pancho Torres debe entender que los priistas no lo quieren ni regalado. Que es un cadáver político que ya hiede y que pudre todo aquello con lo que tiene contacto, que no es un interlocutor válido, que no representa nada ni a nadie.
Es tiempo de marcharse, antes de que lo saquen a patadas, igual que a un indeseable.
Seguimos pendientes…