Fabiola Loeza causa conmoción en el Congreso al insinuar una posible renuncia

Tras dimes y diretes suscitados por su polémica postura al apoyar los empréstitos solicitados por el Ayuntamiento de Mérida y el gobierno del estado, la diputada Fabiola Loeza Novelo, ha causado conmoción en la bancada tricolor, por su eventual dimisión.

Se supo que hubo muchas presiones al interior del tricolor en contra de la legisladora. Se anunció en el ámbito partidista desde la posibilidad de expulsarla, hasta la probabilidad de imponerle sanciones que no se especificaron.

La situación de este modo provoca un panorama nada favorable para el tricolor que ya de por sí enfrenta un panorama con alto grado de complejidad.

No se sabe a ciencia cierta si la legisladora dimitente aceptará las invitaciones para sumarse a las otras fracciones legislativas representadas en el congreso o si se mantendrá como independiente.

La realidad es que a la fecha, la legisladora permanece oficialmente como militante del PRI, al no tenerse plena certeza de que haya decidido dimitir de las filas del tricolor.

A continuación, el posicionamiento emitido por la diputada Loeza Novelo:

En los últimos días he estado atenta leyendo, viendo y escuchando las versiones que se han manejado en diversos medios de comunicación, así como las actitudes y expresiones de personajes del PRI respecto a decisiones que he tomado como diputada en el Congreso del Estado.

Al respecto, quiero manifestar que durante mi ejercicio como legisladora he sido respetuosa con todos: con mis compañeras diputadas y mis compañeros diputados, con el personal y con representantes de medios de comunicación. Principalmente, he sido respetuosa con quienes integran la fracción parlamentaria del PRI.

No soy una persona cerrada, entiendo del acontecer de la vida pública de nuestro país, he participado en política desde hace casi dos décadas y tengo experiencia en la administración pública, porque fui presidenta municipal.

Por eso conozco los problemas que deben resolver las autoridades y las facultades y herramientas previstas por la ley para hacerlo.

Puedo tomar decisiones legislativas y de representación popular, sin que eso implique un interés personal de por medio.

Soy una mujer del interior del Estado que se dedica a la política y procuro hacerlo con responsabilidad y apego a mis convicciones.

Sin embargo, se han iniciado acciones en mi contra y se han difundido rumores malintencionados, cuando lo único que he hecho es mi trabajo como representante popular.

Por eso quiero hablar de frente y dejar en claro que respondo a la ciudadanía por mis actos como diputada. Y así debemos hacerlo todas y todos quienes ocupamos una curul en este Congreso.

Ahora bien, con relación a mi perspectiva como parte de un partido político debo decir que en el PRI, a quienes venimos del interior muchas veces se nos resta importancia. A veces se olvida que la mayoría de los votos que el PRI obtiene vienen precisamente del interior del Estado.

En mi participación política al interior del partido he mencionado que: el PRI debe ser un partido con total apertura y transparente, en el que la militancia pueda señalar, pueda decir, pueda hacer, sin miedo a represalias.

Precisamente porque uno de los reclamos más sentidos de la militancia ha sido p la falta de espacios para opinar.

Y es que, en últimas fechas, la centralización de las decisiones internas del partido ha impedido dar viabilidad a proyectos políticos y a liderazgos regionales.

Si se sigue por ese camino, el destino del PRI es incierto.

Dicho esto, respecto a la postura que ha asumido la Dirigencia Estatal con motivo de una decisión que tomé como Diputada, seré clara: NO ESTOY DE ACUERDO.

Se me ha expuesto ante la opinión pública como presunta culpable de traición, por no obedecer una instrucción que estaba basada en razones que no comparto.

Se me ha reclamado por pensar diferente, por no votar como borrego.

Eso es lo que hay que cambiar, porque un partido no puede seguir usando esquemas que solo restan y coartan las libertades.

Si la dirigencia del PRI insiste en que su militancia debe tener obediencia ciega, entonces está cayendo en lo mismo que critica.

Si la dirigencia del PRI insiste en no escuchar a quienes hacemos política en el interior del Estado, entonces está cerrando las puertas a la gente y a sus votos.

Yo seguiré haciendo mi trabajo como legisladora con la convicción de que me debo a la ciudadanía, y mi objetivo son sus causas.

Me mantengo firme en esa convicción.

Por otro lado, es un hecho público que a los demás integrantes de la fracción parlamentaria del PRI no les pareció que yo haya tomado una decisión libre y razonada por mí misma.

Como dije, siempre he sido respetuosa con ellos, siempre he estado dispuesta al trabajo. Tal vez esto fue interpretado como subordinación, y eso es un error.

Cada diputada, y cada diputado tenemos las mismas obligaciones y los mismos derechos, ni más ni menos.

Si lo que se esperaba de mí era acatar instrucciones sin cuestionar ni pensar por mí misma, quiero que quede claro que ASÍ, NO.

No quiero hacer política con imposiciones y líneas, como si no valiera el pensar personal.

No quiero hacer política pensando solo en el interés de partido o de grupo. La política debe ser siempre velar por el interés de la ciudadanía.

Como mujer del interior del estado que participa en política, les digo: aquí estamos y no nos vamos.

Los espacios ganados en política por las mujeres que venimos de los municipios, no son casualidad. Son años de lucha y no hay espacio para retroceder.

Quienes esperan obediencia ciega, no han entendido que esto ya cambió.

Y si creen que pueden amenazar con sanciones, con castigos o con procedimientos, les invito a que prueben lo que es hacer política como mujer en los municipios, y luego me dicen si les tengo miedo.

Si por hablar, si por decidir, si por no obedecer a ciegas, si por pensar, si por actuar, me van a juzgar, adelante, que lo hagan, estoy lista y no estoy sola.

Desde hace días he recibido mensajes de mujeres y hombres de los municipios, amigas y amigos priistas y de otros partidos que se han solidarizado conmigo y me han brindado su apoyo. Les agradezco, me dan ánimo y me fortalecen.

Creo firmemente que la libertad de poder disentir suma, lejos de restar.

Diferir no significa traicionar.

Si he de coincidir con propuestas que desde mi perspectiva son viables y benéficas para la gente las voy a apoyar, no importa de donde vengan.

No voy a dar marcha atrás, el camino a partir de ahora no lo voy a construir con quienes no confían en mí.