Monreal, la única opción de triunfo para la oposición
No nos gusta la izquierda. Siempre hemos dicho que la izquierda (radical) es la ideología de los flojos y los mediocres. Es la corriente que niega el progreso y el avance, porque se opone a la naturaleza humana que es competitiva y aspiracionista por definición. Pero…
El panorama electoral para la oposición no pinta muy halagüeño que se diga. En los pasados comicios sufrieron una derrota clamorosa ante el oficialismo, cuando muchos pensaron que podría ser al revés y el tropiezo evidenció sus muchas carencias.
Punto y aparte del discurso, los argumentos y la credibilidad social, la oposición atraviesa por una severa sequía de cuadros. Reuniendo a todos los partidos que integran la alianza opositora, no es posible sacar una sola figura capaz de vencer y convencer.
En mérito de lo anterior, es preciso abandonar rigideces y dogmatismos y tratar de encontrar las mejores condiciones posibles, no sólo para competir, sino para ganar y poder romper la inercia de autoritarismo, que como una plaga, se cierne sobre nuestra patria, si no somos capaces de abdicar de nuestra soberbia.
Veamos: en el PAN, al abandonar los panistas sus principios, basándose en los dicterios de Marco Cortés, el discurso blanquiazul ha perdido atractivo e interés entre lo que era su clientela habitual. El ala derecha de la población, que implica un ala muy amplia de la ciudadanía numéricamente hablando, no se siente representada por Acción Nacional y ha perdido el interés en participar al percatarse de estar en la orfandad ideológica. Por eso no hay cuadros entre los panistas.
Los panistas, de convicción demócrata cristiana originalmente, han transformado sus ideales en socialdemócratas, es decir se han corrido a la izquierda, en aras de un efectivo discurso progre, que los ha hecho avergonzarse y abdicar de sus valores y principios primigenios. Por eso carecen de cuadros, reiteramos: porque han abandonado los que eran sus semilleros tradicionales.
Es notoria la ausencia de perfiles convincentes en el panismo: Ricardo Anaya no emociona ni a su mujer, es un pésimo candidato: sin elocuencia, sin discurso y sin carisma. Elegirlo, es ir a una derrota segura.
Santiago Creel ya está viejo y tiene demasiada cola que le pisen. Jorge Triana se ve demasiado delicado. Pese a ser mujeres de pelo en pecho y a pesar de su exposición mediática, Xochitl Gálvez y Kenia López Rabadán no alcanzan a tener los puntos suficientes (además a Xochitl se le lengua la traba y no emociona) y no están para pelear a grandes niveles.
Lo mejor que tiene el PAN y no le alcanza para la presidencia es Lilly Téllez. La ex conductora es guapa, culta, agradable, valiente, con valores y principios cristianos, pero le falta malicia y es mujer y aunque a muchos no les guste, hay que reconocer que el machismo campea aún en México y que este país no está listo aún para ser gobernado por una mujer. Quizá suceda en cien años, pero hoy por hoy, Lilly Téllez no la hace, a pesar de ser, por mucho, la mejor opción para Acción Nacional. Aunque duela, hay que aceptarlo: con Lilly Téllez NO SE GANA.
En el PRI las cosas están mucho peor. El partido es sinónimo de corrupción y de los peores vicios que existen en México. Si en el PAN hay escasez de nombres, en el tricolor están peor.
En el PRI solo existen dos opciones, que a nadie convencen: Alejandro Moreno, sumido en el más profundo descrédito debido a los audios que se han dado a conocer, más preocupado en depilarse las cejas y ponerse bótox y con marcadas tendencias autoritarias (entre muchas otras tendencias que se le conocen) que en hacer crecer el partido. Se dice que tiene mucho dinero y que está dispuesto a ponerlo al servicio de sus aspiraciones. Pero con Alito de candidato, el resultado será una paliza.
La otra alternativa en el priismo es Enrique de la Madrid. Si bien es un hombre bien preparado y que no tiene mal aspecto, no es una figura de gran calado, capaz de impactar en el ánimo de la militancia y menos del electorado. Igual que Alito, se dice que es devoto del amor que no se atreve a decir su nombre y que hay infinidad de testimonios de los excesos cometidos en su época de juventud en las cabañas de Los Pinos, ávidos de surgir. De la Madrid tampoco gana.
En el PRD la cosa es más severa: simplemente no hay nadie. No hay uno solo de los militantes perredistas con tamaños para una empresa de semejante envergadura.
Si consideramos la posibilidad de sumar a la causa opositora a Movimiento Ciudadano, la cosa tampoco mejora mucho.
Enrique Alfaro se desinfló. Literalmente se vino a pique. Sus aspiraciones se cayeron, lo mismo que su pelo.
Samuel García está frito. El gobernador de Nuevo León debiera pensar terminado su período en pedir chamba en cualquiera de las televisoras como actor cómico o en producir su propio programa de comedia, aunque no le auguramos gran éxito si lo hace solo. Lo mejor que tiene es su mujer, que lo sobrepasa sobradamente en carisma y simpatía y no parece viable que quiera hacerla de patiño de su consorte. Samuel García es prueba fiel de que tocar la flauta, no es garantía de eficiencia.
El flamante alcalde de Monterrey Luis Donaldo Colosio Riojas tiene como mejor cualidad el capital político que su apellido representa. Luisito está muy verde aún y no sabemos todavía si tiene espolones para gallo. Mejor no quemarlo anticipadamente e irlo llevando poco a poco, a ver si cuaja en el 2030. Además ya le empezaron a sacar al sol sus trapos sucios, como es natural. Colosio tampoco es alternativa.
De tal suerte, el único aspirante que queda disponible y que tiene la preparación, la capacidad, las horas de vuelo y el empaque para abanderar una empresa de tal magnitud es el hasta hoy líder de MORENA en el Senado, Ricardo Monreal Ávila.
A Monreal de manera inexplicable la oposición no le ha hecho ojitos (todavía). Cada día que transcurre, resulta más que obvio que el senador se hace más incómodo para los planes del presidente y se vislumbra más cercano su relevo en la coordinación de la cámara. ¿Será este el pretexto que Monreal espera para el rompimiento definitivo?
Ricardo Monreal es una buena alternativa por su perfil de parlamentario. Es un hombre experimentado, poseedor de un capital político respetable. Es un hombre de honor, es leal, es conciliador, ecuánime y moderado. No está hecho a la medida de nadie. Es justo lo que necesita el país hoy por hoy.
Por otra parte, no es ningún secreto la buena amistad que Monreal guarda con Dante Delgado, dirigente de Movimiento Ciudadano. Monreal podría ser capaz de sumar los votos que significa el partido naranja y de añadir los suyos, que no son pocos. Con esto, sumados PAN, PRI, PRD, MC y lo que el zacatecano representa, López Obrador y MORENA están en la olla. Bien se dice que para que la cuña apriete, tiene que ser del mismo palo.
De esta manera, se cumpliría cabalmente lo que dijimos al todavía líder morenista del senado el día de la presentación de su libro en el Club Libanés: no cabe duda de que en 2024 estarás en la boleta. La pregunta es porque partido, porque es un hecho que por MORENA no será. Tuvimos boca de profeta por lo que puede verse.
Sería bueno que la oposición considere seriamente incorporar a Ricardo Monreal a su proyecto de salvación nacional. El zacatecano es la única posibilidad de competir en condiciones de relativa equidad y el único perfil que significa una alternativa real de triunfo.
Si el amor a México y la praxis política son capaces de imponerse a los caprichos, las codicias y los intereses de grupo, Ricardo Monreal deberá ser el candidato opositor. De otra manera, habrá que resignarse a que nuestros tataranietos sean gobernados por MORENA. Es ahora o nunca. Entiéndanlo.
Seguimos pendientes…