Religión

Concluida la emergencia sanitaria, la Iglesia Católica debe suspender la práctica sacrílega de la Comunión en la mano

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Recientemente el gobierno federal dio a conocer que concluirá el semaforo epidemiológico por concepto del coronavirus en nuestro país.

De tal suerte, el gobierno federal ha declarado finalizada la pandemia del COVID-19, declarando este padecimiento de carácter endémico, en concordancia a lo realizado en otras naciones, que de esta manera, han prescindido del cubrebocas y otras medidas de prevención.

Fue precisamente la pandemia de coronavirus lo que motivó que la Iglesia Católica por conducto de Jorge Mario Bergoglio Siboli determinara que en las Celebraciones Eucarísticas, la comunión de entregara en la mano.

Esta situación propició la molestia y la crítica de numerosos católicos, conscientes de que tomar el cuerpo de Cristo con la mano constituye un sacrilegio, además de una flagrante falta de respeto.

Entre los principales argumentos en contra de recibir la Sagrada Forma en la mano podemos citar:

  1. Es una ofensa contra Dios mismo. – Los católicos creemos en la presencia de Dios en la Sagrada Eucaristía, por eso comulgamos, vamos a horas santas de adoración eucarística y la comunión es el pilar de nuestra fe. A Dios se le debe adoración y respeto, por eso la Iglesia Católica durante siglos entregaba la comunión de rodillas y en la boca, siendo la comunión en la mano relativamente reciente, pues se introdujo en la Iglesia a fines de los años 60s. El católico que decide comulgar en la mano verá que poco a poco su devoción irá decayendo y el momento de la comunión que debe ser el más importante y sublime de la Santa Misa se volverá rutinario y querrá que la fila de comunión avance rápido para salir pronto de ahí. No somos protestantes que reciben la comunión como una mera cena del Señor, ellos no creen en la real presencia de Dios en la Sagrada Eucaristía. Si tú crees en los milagros eucarísticos y en ellos vemos que la hostia se convierte en carne y sangre ¿por qué comulgas en la mano? Recupera el Temor de Dios y piensa más en lo sobrenatural y menos en lo que ven tus ojos.
  2. Es un sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía tocar las Sagradas Especies por parte de un fiel, no siendo un consagrado de Dios para ello, es decir, un Sacerdote. Solo el sacerdote ha sido consagrado por Dios, por la unción del Santo Espíritu para consagrar y entregar la comunión a los fieles. Este es un privilegio exclusivo del sacerdote. Siempre ha sido así y lo sigue siendo aunque los fieles no lo sepan y usurpen sus funciones creyendo que pueden.
  3. La razón por las que tú eliges comulgar en la mano es una blasfemia. Todos los católicos que eligen la comunión en la mano en lugar de la comunión en la boca lo hacen porque tienen miedo que se les contagie una enfermedad con la saliva de otro fiel, algunos incluso afirman sentir asco de esto. Pues bien, pensar así es una blasfemia contra la Sagrada Eucaristía, en la que tú aceptas que Dios mismo es un transmisor de enfermedades. Has aceptado que te desvíen la conciencia y has permitido que esta idea tenga cabida en tu mente, aceptándola, sin razonar que esta idea fue introducida por los modernistas “protestantizados” opositores a la Santa Misa Tradicional en latín en donde siempre se comulga de rodillas y en la boca.
  4. El Papa Paulo Vi nunca aprobó la comunión en la mano. Esta es una mentira muy difundida, pero la verdad es que en el Concilio Vaticano II un grupo de obispos alemanes “protestantizados” tocaron el tema de la comunión en la mano para dejar constancia de ello, pero el Papa nunca aceptó ni aprobó la comunión en la mano, prueba de ello fue que de este Concilio Vaticano II queda la frase del Papa Paulo VI “el humo de Satanás ha entrado en la Iglesia”. Fue Lutero quien una vez dijo “acaben con la Misa y acabarán con la Iglesia”, pues bien, la misa a la que se refería Lutero es la Santa Misa tradicional que se celebra en latín, a la cual hoy en día le tienen aversión muchos católicos y en la cual se comulga siempre de rodillas y en la boca. Una vez tocado el tema en el Concilio Vaticano II, los malos obispos alemanes -al fiel estilo de Lutero- se encargaron de difundir la comunión en la mano en las iglesias europeas y con ayuda de los grupos carismáticos “protestantizados” y “modernistas” lograron difundirla en el mundo entero, por lo que fue introducida de manera abusiva en la Iglesia, sin encontrar defensa por parte de muchos sacerdotes y volviéndose una práctica aceptada hasta nuestros días. Y no porque lo haga la mayoría significa que está bien.
  5. La comunión en la mano es de origen protestante. Monseñor Athanasius Schneider ha realizado una investigación exhaustiva sobre la comunión en la mano y ha llegado a la conclusión de que la comunión en la mano es una práctica protestante que se practica desde la época de Calvino. Calvino es uno de los principales exponentes de la reforma protestante y él -no Lutero- introdujo la comunión en la mano en las celebraciones protestantes porque -en rechazo a la Iglesia Católica- no creía en la presencia de Dios en la Sagrada Eucaristía.
  6. Es falso que en la Iglesia primitiva se comulgaba en la mano. Los defensores de la comunión en la mano argumentan que los primeros cristianos recibían el pan en la mano y que son innumerables los textos antiguos que lo demuestran. Sin embargo, de tan innumerables textos solo mencionan uno y siempre es el mismo: el de San Cirilo de Jerusalén, pero no dicen que el santo hombre dirigía dicho texto específicamente a los bárbaros convertidos al cristianismo, que eran guerreros salvajes de costumbres barbáricas dignas de ser erradicadas de la faz de la tierra, que no sabían comer ni beber y a los cuales el santo les enseñaba a comulgar.
  7. La comunión en la mano es un acto egoísta al punto que se antepone el yo quiero de la criatura ante la adoración debida a Dios. La norma de la Iglesia no ha cambiado, es y siempre ha sido recibir la comunión de rodillas y en la boca, pero la comunión en la mano se reguló con una excepción debido a la mala práctica que se extendió en los años 70s dentro de la Iglesia por parte de aquellos que rechazan lo tradicional en la Iglesia y quieren introducir maneras modernas de hacer las cosas, engañados y cegados por las mentiras dispersadas de los enemigos de la Iglesia. La norma no ha cambiado hasta el día de hoy.
  8. El sacerdote es el responsable porque es quien permite la comunión en la mano. Recuerda que las Sagradas Escrituras dicen que “no todo te conviene y no todo edifica”. En este punto te aclaro que el sacerdote entrega la comunión en la boca o en la mano según lo que desee el fiel, creyendo falsamente que está obligado a ello en base a una errada idea, pues la obediencia se debe siempre y cuando lo que se mande no sea pecado. Para el fiel, por su lado, la Iglesia en su sabiduría ha dejado bien claro en la excepción que regula la comunión en la mano que “es solo para el fiel que lo desea” y “que no se le puede negar la comunión a un fiel por querer recibirla en la boca o de rodillas”; es decir que nadie te puede obligar a recibir la comunión la mano, solo si tú quieres la recibes en la mano, y como es tu decisión, entonces es tu sacrilegio, tu pecado y tus consecuencias por estirar la mano y recibirla así, el sacerdote no va a ser responsable de tus consecuencias (solo será responsable de las suyas propias).
  9. El Papa lo permite entonces está bien. Para el católico de a pie mal formado y sin un mínimo conocimiento de las normas de la Iglesia es muy fácil confundirlo diciéndole que el Papa lo permite, que si tú hablas contra la comunión en la mano entonces tú estás contra el Papa y creas división en la Iglesia. Estas son mentiras y son chantajes emocionales que muchos malos católicos con engaños le dicen a otros creyentes para hacerlos callar en su defensa de Jesús Eucaristía y porque tienen la intención de uniformizar en sus parroquias la entrega de la comunión solo en la mano. El Papa puede o no estar a favor o en contra de algo, pero el responsable de hablar en temas de forma recomendada de recibir la Sagrada Eucaristía es el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, los últimos han sido el Cardenal Francis Arinze (2002 al 2008), el Card. Antonio Cañizares (2008 al 2014) y el Cardenal Robert Sarah (2014 hasta hoy) y todos han dicho de manera clara que la forma recomendada de recibir la comunión es de rodillas y en la boca, que tú no lo sepas es tu problema y demuestra tu poco interés en tu formación como católico.

A continuación detallamos un poco más lo arriba mencionado:

La comunión en la mano es de origen protestante.

Los protestantes sí reciben en la mano porque ellos no tienen la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Fue Calvino quien la introdujo porque fue precisamente Calvino quien negó la presencia de Cristo en la Sagrada Eucaristía.

Hoy en día muchos católicos comparten la idea del falso ecumenismo que consiste en aceptar a los sectarios protestantes a su manera, con sus errores y mezclarlos con la verdad de la Iglesia Católica. Esto es un error. Las revelaciones a la Beata Sor María Serafina Micheli en 1883, dadas en plena celebración del cuarto centenario del nacimiento de Lutero, le mostraron la visión de un horrible abismo de fuego, en el cual eran atormentadas una innumerable cantidad de almas. En el fondo vio a un hombre, Martín Lutero, que se distinguía entre los demás condenados pues estaba rodeado de demonios que lo obligaban a estar de rodillas y todos (los demonios), armados de martillos, mientras se esforzaba en vano, le clavaban en la cabeza una gran clavo.

Y hoy en día nadie habla de esto por los dichosos derechos humanos, como si tuviéramos que renunciar a nuestra fe y a las verdades de nuestra Iglesia para llevarnos bien con aquellos que son sectarios y herejes.

No todo edifica.

Si, la Iglesia permite la comunión en la mano como excepción “solo para el fiel que lo desea” pero no olvides la Palabra de Dios: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica” y para el caso de la comunión en la mano no solo no edifica sino que destruye.

Tú no estás obligado a recibir la comunión en la mano y nadie puede obligarte a recibirla en la mano, pues la excepción que la permite dice claramente que la comunión en la mano “es solo para el fiel que lo desea”. 

¿Qué nos dicen -y qué callan- los defensores y promotores de la comunión en la mano?

Los defensores de la comunión en la mano afirman que existen “abundantes textos” que los Santos Padres y teólogos medievales dedican al tema de la comunión en la mano pero al único al que siempre mencionan es a San Cirilo de Jerusalén.

Ciertamente, el único santo de quien se tiene conocimiento haya dejado algo indicado sobre la comunión en la mano es San Cirilo de Jerusalén, que predicaba -en el año 300 d.c.- a los nuevos cristianos“cuando te acerques a comulgar, haz con tu mano derecha un trono a tu mano izquierda que recibirá al Rey.  En el hueco de la mano recibe el cuerpo de Cristo, y responde Amén. Después consúmelo, teniendo cuidado de no perder nada de Él.”

Pero lo que no dicen los defensores de la comunión en la mano es que San Cirilo de Jerusalén les hablaba en este texto -directa y exclusivamente- a los bárbaros convertidos al cristianismo, gente que provenía de las Galias, Britania, Germania y Siria, guerreros por excelencia, con comportamientos salvajes a tal grado que eran considerados barbáricos para la sociedad de su época.

Si pudiéramos definir a un bárbaro de ese tiempo, recientemente converso al cristianismo, veríamos a un hombre enorme, fornido, de cabellera y barba largas y desaliñadas, sucio, con un hacha de hierro a la derecha y su lanza a la izquierda, con tradiciones detestables, aberrantes y dignas de ser erradicadas, que no sabían comer, que hasta hacía poco tiempo no dejaba bicho viviente por donde pasaba con su tribu, violando y matando, y que todo lo que importaba era la juerga bruta -en a cuanto comida y bebida se trataba- y el salvajismo a ejemplo de sus padres y abuelos. ¿Se imaginan ustedes a este hombre santo tratando de educar en la fe a un gran grupo de bárbaros? Los romanos les tenían miedo a los bárbaros, todo el mundo les temía a los bárbaros pero San Cirilo de Jerusalén les enseñaba, de esta manera,  a comulgar sin dejar caer ninguna partícula de la Sagrada Eucaristía. ¿se imaginan eso?

Y si pues, así lo hacía, en la mano, porque ellos eran bárbaros, bebían en exceso y no sabían comer, y el santo, temeroso de Dios, le tenía miedo al sacrilegio que pudiera cometerse si se dejaba caer el Cuerpo de Cristo. En castellano, los bárbaros no sabían meterse algo en la boca sin que se cayera al suelo, lo cual -dado nuestro grado de educación-no es nuestro caso.

Nunca Comulgar en la Mano

La comunión en la mano es –como Nuestro Señor le dijo a Catalina Rivas- el trabajo sacrílego de Satanás. Solo es necesario analizar estas cuatro palabras “trabajo sacrílego de Satanás” y ver una Iglesia a la hora de la comunión por dentro hoy en día para comprenderlas.

Los católicos hoy en día no saben lo que es pecado, y no saben que eso que ellos hacen es pecado. Es blasfemia contra la Sagrada Eucaristía decir y consentir la idea de “que te da asco recibir la comunión en la boca porque te pueden contagiar una enfermedad con la saliva de otra persona”. Además, luego de blasfemar contra la Sagrada Eucaristía los católicos cometen sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía tocando con sus manos las Sagradas Especies y, comulgando con estos pecados, se comen su propia condenación.

Es cierto que la Iglesia tiene enemigos, es verdad que los protestantes son solo algunos de ellos y también que la comunión en la mano es de origen protestante y que ha sido introducida dentro la Iglesia gracias a los carismáticos y modernistas que en su momento querían “alegrarse” la Santa Misa admitiendo ideas protestantes por doquier; pero los responsables de esta mala práctica son los mismos católicos que por su falta de formación han permitido y aceptado la comunión en la mano.

Cualquier católico bien formado ha dicho siempre y, las nuevas generaciones decimos hoy en día incluso, que tocar la Sagrada Eucaristía es privilegio solo del Sacerdote quien ha sido consagrado para ello, pero un mal católico dice “yo también puedo hacer eso” y lo hace.

No les interesa lo dicho por Santo Tomás de Aquino, en su gran Summa Teológica: «La administración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote por tres razones:

«Primera, porque él consagra en la persona de Cristo. Pero como Cristo consagró Su Cuerpo en la (Ultima) Cena, así también Él lo dio a otros para ser compartido con ellos. En consecuencia, como la consagración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote, igualmente su distribución corresponde a él.

«Segunda, porque el sacerdote es el intermediario designado entre Dios y el pueblo, por lo tanto corresponde a él ofrecer los dones del pueblo a Dios. Así, corresponde a él distribuir al pueblo los dones consagrados.

«Tercera, porque por reverencia a este Sacramento, nada lo toca sino lo que está consagrado, ya que el corporal y el cáliz están consagrados, e igualmente las manos del sacerdote para tocar este Sacramento. Por lo tanto, no es lícito para nadie más tocarlo, excepto por necesidad, por ejemplo si hubiera caído en tierra o también el algún otro caso de urgencia».

Es cuestión solo de escuchar a los católicos sus justificaciones para recibir la comunión en la mano para comprender que son del todo egoístas. La comunión en la mano para ellos se basa en su gran “yo quiero”.

Es preferible no comulgar, antes que comulgar en la mano.

Cuando alguien me cuenta las atrocidades que hacen con la Eucaristía la momento de la comunión en sus parroquias y que les causan suma tristeza y me preguntan ¿qué hago? Yo siempre les respondo: si tú oras por tu sacerdote y los fieles de tu parroquia y ves que las cosas no cambian, entonces sigue orando por ellos pero cambia tú de parroquia.

Te invito a reflexionar la opción que mejor creas conveniente aplicar en tu caso particular: llegas a la Santa Misa y luego de escucharla te das cuenta que el sacerdote entrega a todos a comunión en la mano, y tú como sabes que no es obligatoria decides acercarte a comulgar en la boca, y el sacerdote te la niega y te dice que abras las manos.

  1. Dices no gracias y te retiras a tu sitio a hacer la COMUNION ESPIRITUAL, diciéndole al Señor que prefieres recibirlo espiritualmente que ofenderlo con un sacrilegio.
  2. Dices no gracias y le explicas en ese momento que la comunión en la mano es “solo para el fiel que lo desea” y no te la puede negar en la boca. Y te aguantas lo que venga.
  3. Te da miedo generar escándalo y estiras la mano como te dice el sacerdote y recibes la comunión en la mano cometiendo sacrilegio.

Yo te recomendaría la opción 1 y nunca más volver a esa parroquia.

No te dejes robar tu fe.

No es desobediencia a la Santa Iglesia no hacer lo que está permitido, es una elección válida. La desobediencia radica en hacer lo que no está permitido. Cada uno es quien decide no recibir la comunión en la mano frente a cometer sacrilegio.

Es verdad que la práctica de la comunión en la mano está muy extendida en el mundo entero –a pesar de ser solo una excepción que dice que es “solo para el fiel que lo desea” y con la autorización del obispo- pero aún existen sacerdotes fieles a Jesús Eucaristía que usan reclinatorios y que entregan la comunión en la boca, incluso niegan la comunión en la mano aunque les reprendan sus obispos aduciendo “objeción de conciencia” por ser la comunión en la mano un sacrilegio que es su obligación impedir. Todo depende del grado de formación que tiene el sacerdote para saber defender sus derechos como tal. Y ciertamente la obediencia se debe siempre y cuando lo que se mande no sea pecado. Otra cosa es que hoy en día nadie habla del pecado y nadie sabe reconocer un sacrilegio ni viéndolo.

En el colmo, los fieles y grupos parroquiales que “buscan enaltecer sus parroquias” son los primeros en denunciar a los “terriblemente malos sacerdotes” que niegan la comunión en la mano, sin darse cuenta del bien que les hace esta negativa a sus almas.

Por el contrario, si tú estás del lado del fiel y quieres recibir la comunión en la boca y de rodillas es a ti a quien se la niegan, queriendo obligarte a recibir la comunión en la mano, incluso cuando esta excepción es “solo para el fiel que lo desea”, es decir, no es obligatorio recibir la comunión en la mano y la ley de la Iglesia siempre ha sido y sigue siendo la comunión de rodillas y en la boca.

Si un sacerdote te niega la comunión por querer recibirla en la boca o de rodillas, quéjate con el obispo con una carta formal contra dicho sacerdote, pues tu derecho, reclámalo. El sustento es el siguiente:

– la ley de la Iglesia siempre ha sido y sigue siendo la comunión de rodillas y en la boca.

– la excepción que regula comunión en la mano dice claramente que “es solo para el fiel que lo desea”, es decir, nadie te puede obligar a recibir la comunión en la mano.

– el anterior (Cardenal Cañizares) y el actual Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (Cardenal Robert Sarah) siempre han reiterado que la forma recomendada de recibir la comunión de rodillas y en la boca.

– es un sacrilegio al que no te pueden obligar.

De paso, puedes recordarle al Obispo que la excepción que la regula dice que la comunión en la mano debe ser permitida “siempre y cuando no sea motivo de escándalo entre los fieles”, lo cual evidentemente sucede ante el poco respeto que se le da.

Finalmente es conveniente que insistas en una respuesta formal a tu carta, a fin de enviarle una copia al sacerdote y evitar que te la vuelva a negar.

Si te preguntas cómo es posible que este sacrilegio haya crecido tanto en tan corto tiempo, tratando de desaparecer por completo la comunión de rodillas y en la boca que es ley de la Iglesia, la respuesta es por ignorancia de las normas de la Iglesia (a quienes se les ha impuesto con engaños), por la mala formación de los católicos (quienes han aceptado los engaños y los difunden) y por el silencio (de los católicos que han callado por un falso concepto de respeto a los derechos humanos y no han corregido a sus hermanos en el error).

Además, es un claro caso de falta de fe el que muchos sacerdotes aceptan entregar la comunión en la mano y los laicos el recibir la comunión en la mano, pues si ellos verdaderamente creyeran en la Presencia de Cristo en la Sagrada Eucaristía, jamás consentirían la comunión en la mano. El pecado los tiene cegados, quien ha tenido una verdadera conversión sabe lo que esto significa.

¿Qué nos dicen la Iglesia y los Santos sobre la comunión en la mano?

A diferencia de lo que muchos pregonan hoy en día, la Iglesia no permite la comunión en la mano, la ley de la Iglesia siempre ha sido y sigue siendo la comunión en la boca y de rodillas. Incluso la Iglesia la condena. Son los católicos y sacerdotes mal formados que solo repiten lo que una vez les dijeron a ellos “que la Iglesia lo permite y ya es tema normado” al punto que pretender obligar a todos los fieles a recibir la comunión en la mano como forma única.

El Magisterio de la Iglesia es amplio en este tema frente a la mala práctica de los católicos:

“Excomúlguese a cualquiera que ose recibir la Sagrada Comunión en la mano.” Concilio de Zaragoza: (a.380)

Confirma esta sentencia. El Sínodo de Toledo

“Condenamos la comunión en la mano para poner un limite a los abusos que ocurren a causa de esta práctica, y como salvaguarda contra sacrilegios.” Sínodo de Rouén: (a.650)

“Prohíbase a los creyentes tomar la Sagrada Hostia en sus manos, excomulgando a los transgresores”. El sexto Concilio Ecuménico en Constantinopla: (680-681)

“El hecho de que sólo el sacerdote da la sagrada Comunión con sus manos consagradas es una Tradición Apostólica”. Concilio de Trento: (1545-1565)

El Concilio Vaticano II no normó el tema, ya que era innecesario repetir lo que se había confirmado en concilios anteriores, pero obispos europeos “soltaron” el tema en el Concilio Vaticano II y la noticia se difundió como cierta entre los sacerdotes favorables a esta posición (principalmente europeos) y los católicos confiaron en sus sacerdotes y comenzaron a comulgar en la mano.

Por otro lado los Santos de la Iglesia jamás han recibido la comunión en la mano por el contrario la han rechazado.

“…el peor mal de nuestro tiempo es la Comunión en la mano.” Madre Teresa de Calcuta (The Wanderer, 23 de marzo de 1982).

“El derecho de recibir la Santa Comunión en la mano es permitida solamente en tiempos de persecución”. San Basilio el Grande, Doctor de la Iglesia (330-379) San Basilio el Grande consideraba la Comunión en la mano tan irregular que no vaciló en considerarla una grave falta.

“Para reverenciar este Santo Sacramento, nada lo toque, salvo lo que está consagrado; así como la Hostia y el Cáliz están consagrados, así lo están las manos consagradas de los sacerdotes, para tocar este Sacramento”. Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia :(1225-1274)  Summa Theológica, Parte III; Q.82, art3, Rep Obj 8).

“Sólo ellos, (los sacerdotes), deben administrarlo, y no otros” San Francisco de Asís: (1182-1226)  (Carta 2ª, a todos los fieles, 35).

 “Mira, hija mía, les obsequio cinco cosas a mis sacerdotes (…), y en quinto lugar el privilegio de tocar con sus manos mi Carne Sagrada”. (Jesucristo a…) Santa Brígida de Suecia, + 1373

“Las Sagradas Especies no son para ser manipuladas por otros que no estén consagrados al Señor”. San Sixto I Papa ( a.115)

“Prohiban a los creyentes tomar la Sagrada Hostia en la mano”. Papa San Eutiquiano (275-283)

“Enérgicamente defendemos y requerimos a los creyentes obediencia en cuanto a la práctica de administrar la Sagrada Comunión en la lengua del creyente”. El Papa San León el Grande (440-461):

“Cuando se recibe la Comunión es necesario estar arrodillado, tener la cabeza ligeramente humillada, los ojos modestamente vueltos hacia la Sagrada Hostia, la boca suficientemente abierta y la lengua un poco fuera de la boca reposando sobre el labio inferior”. San Pío X

“Hay que reprobar severamente la temeraria osadía de quienes introducen intencionadamente nuevas costumbres litúrgicas, o hacen renacer ritos ya desusados, y que no están de acuerdo con las leyes y rúbricas vigentes”. Pio XII:

“El tocar las Sagradas Especies, su distribución con las propias manos, es un privilegio de los ordenados” Juan Pablo II, Papa, nos decía en la Carta “Dominicae Cenae (24-Feb-80). Y para que nadie interpretase de otra forma estas palabras, tres meses después, ante las cámaras de la televisión francesa, negaba la Comunión en la mano a la esposa del Primer Ministro, Giscard DÉstaing. El mismo año, declaró en Fulda (Alemania) que no estaba de acuerdo con el Documento que autorizaba en este País dicha forma de Comulgar. (Cfr. “Vox Fidei”, n.10-1981; “Chiesa Viva”, n.112; “Sol de Fátima”, n.82). Y debido al revuelo que estos hechos tomaron durante una Santa Misa en el Vaticano entregó la comunión en la mano para escandalizar a los sacerdotes ahí presentes quienes vieron –en su Papa- que dicha forma no era digna de un sacerdote.

Dictados de la Masonería sobre la Comunión y el Santísimo Sacramento

Las consignas que, ya desde la pasada centuria, ha estado proponiendo la masonería para destruir en poco tiempo la Iglesia, se basan en la destrucción del culto al Santísimo Sacramento. El culto al Santísimo Sacramento -razonan los masones- es el punto central y como el fundamento del culto católico; destruida esta base, el culto católico quedará destruido y todo el edificio del Catolicismo se vendrá por tierra.

«La Eucaristía es lo central en el Catolicismo -dice el Plan Maestro-, no se puede quitar que una vez, porque ningún católico lo aceptaría».

«Pero propone un plan de ataque que es exquisitamente diabólico: lo primero, quitar lo más posible todo aspecto sagrado a la Eucaristía; que la gente no se arrodille para recibir la comunión, insistiendo en que es una comida y en que hay que hacerla en forma natural. Tomar la comunión en la mano ayudará también a quitarle ese sentido misterioso, divino, sagrado… es una comida… pues tomarla con la mano, normalmente, sin que le den a uno de comer… sólo a los niños les ponen la comida en la boca… y que se use pan común y corriente, sin misterios; que nada suene a sagrado, sino natural; que se coma, que se mastique, que se haga como en la Última Cena de Cristo» (Plan Maestro de la Masonería para destruir a la Iglesia, tal como lo ha sido dado a conocer en Nueva York por el Dr. Jerónimo Domínguez)

Pero los planes de la masonería para destruir el Catolicismo destruyendo el culto de los católicos no podrá realizarse sino desde el interior de la Iglesia, y para ello es indispensable contar con la colaboración de los sacerdotes. De allí la importancia de contar con sacerdotes adeptos a la masonería, sobre todo en los altos puestos de la administración de la Iglesia, porque es allí en donde se dictan las leyes que gobiernan a los católicos desde donde, en caso necesario, podrán ser obstaculizadas todas aquellas disposiciones que pudieran entorpecer los planes masónicos.

Tenemos un indicio de que sacerdotes adeptos a la masonería ya han logrado infiltrarse en los altos cargos de la Iglesia en el hecho evidente de que la comunión recibida de pie y en la mano -plan largamente madurado por la masonería- ya ha sido aceptada en los templos.

¿Cuáles son en realidad las auténticas raíces de este mal (comunión en la mano, recibida de pie, etc.)? Hurgando más, y con documentos fehacientes en la mano, les diré que en los años 1928 y 1929, las circunstancias de la vida hicieron que cayeran en mis manos, y pude examinarlos de cerca, documentos masones altamente comprometedores, tanto en lo político como en lo religioso. Entre los varios que tuve ocasión de examinar, citaré la obra La Création, de Jaques de Boyer (1820), en la que por primera vez se lee lo del punto «Z» o de convergencia entre un «dios» que se está haciendo y el cosmos que en constante evolución va a su encuentro… Pero lo que más nos interesa ahora es el Epistolario Guaita-Rocá-Encausse. En él aparece una carta fechada en 1888 de Estanislao Guaita (el «Mago Negro» o poeta de Satanás) a Pablo Rocá (la eminencia gris de las logias, super grado 33 de la Masonería) y en uno de sus párrafos, dice así, literalmente (traduzco del francés):

«Hemos de trabajar activamente para lograr que en los templos romanos se comulgue de píe. El día que lo consigamos, nuestro triunfo está asegurado».

En el mismo año, Pablo Rocá le contesta, y al hacer alusión a dicho párrafo, le dice:

«Estoy totalmente de acuerdo con sus puntos de vista, pero será conveniente pasar rápidamente a una segunda fase, dando el pan en la mano a esos antropófagos fanáticos».

El ex-canónigo de Perpignan sabe que con la comunión en la mano se arrancará el «fanatismo» (léase fe teologal) del corazón de los romanistas. Estamos ya en 1889 y Guaita le contesta de nuevo:

«Con estos dos logros, el resto caerá como fruta madura, puesto que la Eucaristía es solamente esto: ágape símbolo de filantropía universal».

Pocos años más tarde, sería el ex-abate Melinge quien escribiera:

«El Presidente de la Asamblea pondrá sobre la mesa ritual el cesto lleno de panes y el jarro lleno de vino, para que los hermanos se sirvan ellos mismos a discreción, puesto que solamente esto es la Eucaristía: ágape-símbolo de filantropía universal».

Usa los mismos términos que Guaita. Hemos llegado a la fórmula de los maestros francmasones. Así harían triunfar la tesis calvinista.

Cuando a principios del presente siglo los modernistas se acercaron al Papa San Pío X pidiéndole la Comunión de pie, alegando ya entonces que los israelitas comieron de pie al cordero pascual, símbolo o promesa de la Eucaristía, el Papa les contestó con esta frase lapidaria:

«Los símbolos y promesas se esperan de pie, más la realidad se recibe ya con amor y de rodillas».

Y les despachó, porque entre San Pío X y Cristo-Eucaristía no había resquicio alguno por donde pudiera infiltrarse el diablo.

Un testimonio más que confirma la infiltración de la masonería en la administración de la Iglesia nos lo ofrece el libro titulado Padre (San) Pío da Pietralcina. Lettere al Padre Spirituale. (Edizione Pro Sanctitate. Roma 1970). A este libro dedica un artículo la revista española Iglesia Mundo (número de diciembre del 77). Escribe Francisco González:

«El Padre (San) Pío de Pietrelcina -¿quién lo ignora?- Es el gran estigmatizado de nuestros días, es decir, que las heridas que en su Sagrada Pasión tuvo en sus manos, en sus pies y en su costado Nuestro Señor Jesucristo, las recibió el Padre (San) Pío en estas mismas partes del cuerpo de una manera espontánea y completamente sobrenatural. Fue un gran santo -hizo muchos milagros en vida y continúa haciéndolos después de su muerte…

«El Padre (San) Pío es verdaderamente un hombre de Dios, solía repetir el Papa Benedicto XV». (Un estigmatizado de nuestros días, por María Winowska, capítulo XIV).

«Citaremos a favor de este gran santo de nuestros tiempos unas palabras del Arzobispo de Milán, Juan Bautista Montini, posteriormente Pablo VI: «Veneradísimo Padre: he oído decir que Vuestra Paternidad celebrará próximamente el 50º aniversario de su ordenación sacerdotal; y me atrevo también yo a felicitarle por las gracias inmensas a Usted concedidas y por Usted dispensadas. Es éste verdaderamente el caso de repetir con alegría y reconocimiento a la bondad de Dios: «Venid, todos los que teméis a Dios, y os contaré cuán grandes cosas ha hecho Dios en favor de mi alma». ¿Qué diremos de su sacerdocio, favorecido con tantos dones y con tanta fecundidad?…».

«He aquí lo que escribe el Padre (San) Pío a su director espiritual el 19 de marzo de 1913: «En la mañana del viernes me hallaba todavía en el lecho cuando se me apareció Jesús. Se hallaba de mala traza y desfigurado, y me mostró una gran multitud de sacerdotes religiosos y seculares, entre los cuales se hallaban varios dignatarios de la Iglesia. De ellos unos estaban celebrando, otros iban a celebrar y otros habían celebrado.

«La contemplación de Jesús así angustiado me causó mucha pena, por lo que quise preguntarle el motivo de tanto sufrimiento. No obtuve ninguna respuesta. Pero miraba a aquellos sacerdotes hasta que, como cansado de mirarlos, retiró la vista y, con gran horror mío, pude apreciar que dos lágrimas le surcaban las mejillas. Se alejó de aquellos sacerdotes con expresión de gran disgusto y desprecio llamándolos macellai (carniceros) y, vuelto hacia mí, dijo: «Hijo mío, no creas que mi agonía haya durado tres horas; no, yo estaré en agonía por motivo de las almas más favorecidas por mi, hasta el fin del mundo. Durante el tiempo de mi agonía, hijo mío, no hay que dormir. Mi alma busca una gotita de compasión humana pero ¡ay!, que mal corresponden a mi amor. Lo que más me hace sufrir es que éstos, a su indiferentismo añaden el desprecio y la incredulidad. ¡ Cuántas veces estaba para acabar con ellos si no hubieran detenido mi brazo los ángeles y las almas enamoradas!… Escribe a tu Padre espiritual y refieréle esto que has visto y has oído de mí esta mañana».

«Jesús continuó todavía, pero aquello que me dijo no podré manifestarlo a criatura alguna de este mundo. Esta aparición me causó tal dolor en el cuerpo, y mayor todavía en el alma, que por todo el día sentí una gran postración, y hubiera creído morirme si el dulcísimo Jesús no me hubiera sostenido. Estos nuestros desgraciados hermanos corresponden al amor de Jesús arrojándose con los brazos abiertos en la infame secta de la Masonería. Roguemos por ellos a fin de que el Señor ilumine sus mentes y toque sus corazones». (Padre (San) Pío da Pietrelcina. Lettere al Padre Spirituale. Edizione Pro Sanctitate. Roma 1970).

Quienes, por dar o permitir dar la comunión en la mano, se exponen a que las partículas consagradas caigan al suelo, en donde serán pisoteadas, se exponen a la ira de Dios.

… las siguientes palabras fueron dirigidas a los obispos de cierto país europeo, y qué voy a transcribir aquí, no porque piense que los obispos de nuestro país sean partidarios de la comunión en la mano, sino porque en algunos templos, seminarios y Casas religiosas se comete esta irreverencia y no se ve que alguien se esfuerce por impedirla.

«Recuerden aquellas palabras terribles que leemos en la Epístola a los Hebreos: «Si el que menosprecia la ley de Moisés, sin misericordia es condenado a muerte sobre la palabra de dos o tres testigos, ¿en cuanto mayor castigo pensáis que será digno el que pisotea al Hijo de Dios y trata como profana la sangre de la Alianza en la que fue sacrificado e insulta al Espíritu de la gracia?» (Hebreos 10, 28-29)…

«Hay obligación de distribuir la comunión de tal modo que salvaguarde la dignidad de un Sacramento ante el cual tiemblan los mismos ángeles…».

«Téngase en cuenta que una ley inmoral o que facilite el sacrilegio, no puede obligar en conciencia».

«Señores Obispos, mal hicieron sus Excelencias (y Eminencias) Reverendísimas cuando con su voto dieron luz verde a una práctica que en nuestra tierra suena a sacrilegio. Vuelvan atrás antes de que sea demasiado tarde. No permitan bufonadas blasfemas contra la Eucaristía, que es el mayor tesoro de la Iglesia Católica. Prohíban de una vez está práctica insensata y eviten la posibilidad de cometer nuevos sacrilegios. Recuerdan las palabras de aquel grande Obispo que fue San Gregorio Nacianceno: «No es vergonzoso cambiar de sentimiento y de conducta, sino el obstinarse en el error». (Manuel Rodes. Presbítero del Rito Bizantino)

Ahora decida el católico con quienes desea cooperar: si con los que tratan de ajustarse a los planes de los enemigos jurados del Catolicismo, o con aquéllos otros que siguen tomando como norma las disposiciones de la Santa Sede…

El católico que quiera conservar hacia el Santísimo Sacramento del Altar aquella devoción del respeto que le inculcaron sus padres y que él mismo sentía cuando fue a recibir su Primera Comunión, deberá llegar a la conclusión de que no debe asistir a ningún templo en donde se dé la comunión en la mano para no verse obligado a presenciar como las Sagradas Especies a cada momento son puestas en peligro de que algunas de sus partículas se queden en la mano del comulgante o vayan a caer al pavimento, en donde serán pisoteadas.

Esperamos que, por la misericordia de Dios, nunca han de faltar en nuestra tierra buenos obispos y buenos sacerdotes que nos ayuden a conservar nuestra fe católica; pero es indispensable pedirle constantemente a Dios esta gracia poniendo por intercesora a la Santísima Virgen de Guadalupe, Madre de la Iglesia y Reina nuestra.

¿Qué nos dice Jesucristo?

En el libro LA PASIÓN de las revelaciones de Jesús a Catalina Rivas, Nuestro Señor le dice (léase página 21): “No son ni 10 ni 20 los verdugos que destrozan Mi Cuerpo; son muchísimas las manos que lastiman Mi Cuerpo, recibiendo la comunión en la mano— el trabajo sacrílego de Satanás.

Como verán los defensores de la comunión en la mano Nuestro Señor no se siente dichoso de ser flagelado nuevamente por ustedes, ni gustoso de ser recibido en la cuna que sus manos les hacen cuando “pones tu mano izquierda sobre la palma de tu mano derecha a la altura del corazón”, donde algunos incluso afirman que lo aman y lo arrullan, antes de recibirlo en el corazón. Estas son algunas excusas que rayan en lo ridículo, pero que realmente se creen los católicos para acallar sus conciencias y no escuchar esa voz interna que les dice que eso que hacen está mal.

Reparación por las ofensas con que es ofendido el Santísimo Sacramento.

En Fátima, en el año 1916, el Ángel de la Paz enseña a los pastorcitos -en su tercera aparición- una oración de reparación:

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María te pido la conversión de los pobres pecadores”.

La Santísima Virgen en sus mensaje al Padre Gobbi le dice “Pero están sobre todo los sacrilegios que forman hoy, en torno a mi Corazón Inmaculado, una dolorosa corona de espinas. En estos tiempos ¡cuántas comuniones y cuántos sacrilegios se cometen! Se puede decir que hoy ya no hay una celebración eucarística en la que no se hagan comuniones sacrílegas. ¡Si viérais con mis propios ojos cuán grande es esta plaga, que ha contaminado a toda la Iglesia y la paraliza, la detiene, la hace impura y tan enferma! Si vierais con mis ojos, también vosotros derramaríais Conmigo lágrimas copiosas.”

Si la Santísima Virgen ya nos advirtió de la cantidad de sacrilegios que se ven al interior de la Iglesia, entonces hagamos como Ella nos ha pedido: oración, reparación y penitencia.

Pidamos en nuestras oraciones por la conversión de los sacerdotes que entregan la comunión en la mano y también la de los fieles que reciben la comunión en la mano y difunden este sacrilegio haciendo pecar a otros.

Hagamos reparación con horas de adoración eucarística y ofrezcamos nuestras comuniones en reparación de todos los sacrilegios que se cometen a diario dentro de la Iglesia.

Finalmente, hagamos pequeñas penitencias, privémonos de algunos gustos nosotros durante un tiempo -que puede ser corto- y ofrezcamos ese pequeño sacrificio por la conversión de quienes cometen blasfemias y sacrilegios contra la Sagrada Eucaristía.

Los Sacerdotes tienen la obligación de enseñar a los fieles la reverencia debida a la Sagrada Eucaristía.

Existen sacerdotes que, debido a esta mala práctica, antes de iniciar la distribución de la Sagrada Eucaristía, explican a todos los asistentes a la Santa Misa que la reverencia debida al Santísimo Sacramento es absolutamente necesaria como una muestra de respeto y adoración al Señor, y que todos los que deseen comulgar la tendrán que hacer. También es necesario que el sacerdote indique cómo formar la fila para la comunión pues hoy en día los católicos no saben comportarse dentro la casa de Dios.

Cuando se llega al frente de la fila cada uno debe arrodillarse en el reclinatorio, y si no lo hay debe hacer una reverencia antes de comulgar. Todo católico debe saber sacar bien la lengua para que el sacerdote deposite sobre ella -sin tocarla- la Sagrada Eucaristía y esto debe ser recalcado sobre todo a algunas personas mayores que apenas abren la boca.

Está en manos de los sacerdotes explicar e instruir a los fieles para que el momento de la comunión no pierda su sentido y las Gracias sean recibidas y no desperdiciadas.

No te dejes engañar, los enemigos de la Iglesia son muchos y te quieren robar tu fe, no se lo permitas, comulga bien, si el sacerdote te quiere obligar entonces defiende tu derecho a comulgar en la boca y ¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO! 

Que Dios bendiga a los defensores de Jesús Eucaristía que luchan contra la sacrílega comunión en la mano y les conceda a todos las Gracias que necesiten.

Esperemos que con la declaración oficial de parte de las autoridades de salud, la Iglesia Católica mexicana (especialmente la Arquidiócesis de Yucatán) ponga punto final a esta práctica sacrílega, que concluido ya el pretexto en materia sanitaria, ya no tiene razón alguna de ser.

Seguimos pendientes…

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