Amplia mayoría de cardenales con derecho a elegir Papa, creados por Francisco: 69, de un total de 119
El Cardenal Luigi De Magistris, fallecido hoy, fue creado y publicado cardenalicio por el Papa Francisco en el Consistorio del 14 de febrero de 2015.
Electores: 119
12 creados por Juan Pablo II
38 creados por Benedicto XVI
69 creados por Francisco
No electores: 94 *
44 creados por Juan Pablo II
27 creados por Benedicto XVI
23 creados por Francisco
Total: 213
56 creados por Juan Pablo II
65 creados por Benedicto XVI
92 creado por Francisco
* incluye al cardenal Giovanni Angelo Becciu (73 años) a quien el 24 de septiembre de 2020 el Papa Francisco le quitó los derechos y prerrogativas del cardenalato.
La reforma que pretende llevar a cabo Francisco en la Iglesia se expresa por dos vías: los hechos y la herencia. La primera admite cierto debate sobre su profundidad e irreversibilidad. Especialmente en un contexto de encarnizado enfrentamiento con lo que Francisco cataloga como el sector ultraconservador de la Iglesia. La segunda, en cambio, es ya inapelable
Francisco es consciente de que más de un cardenal opositor ya mira con ambición la sucesión. Por eso ha tratado de allegarse la mayoría en el colegio cardenalicio, para tratar que el próximo papa sea bergogliano y las reformas, irreversibles (un discurso y unas aspiraciones muy semejantes a las de Andrés Manuel López Obrador, otro connotado populista).
Un cónclave en este momento sería sumamente controversia, pues la Iglesia católica está muy dividida. Su imagen a nivel internacional se ha visto deteriorada por diversos escándalos y por la vacilante postura doctrinal de Francisco, que intenta combatir añejas tradiciones al interior del catolicismo.
A Francisco le disgusta constatar que en el mundo lo que el llama fundamentalismo conservador, gana terreno entre los obispos, si bien en Alemania sucede lo contrario.
Es sabido que poderosos grupos feministas y agrupaciones que se denominan de avanzada, presionan a los obispos para que reconsideren un papel más protagónico de las mujeres en las estructuras religiosas, incluyendo su ordenación; abrirse a la condición homosexual, aborto y otros temas que son, hasta ahora, prohibidos tajantemente por la Iglesia.
A Francisco le preocupan las camarillas y clanes conservadores que se oponen a su programa liberal e intenta descalificarlos de muchas maneras, tildándolos cómo rígidos, descalificándolos ante la grey y combatiendo sus figuras y prácticas habituales.
Hay varios cardenales que encabezan esta oposición, como Leo Burke y Camilo Ruinni. Personajes influyentes vinculados con la antigua administración Trump, como Carlo Maria Viganò.
Francisco considera que los carteles conservadores buscan frenar sus reformas, dañar su imagen y que lo amenazan con actitudes cismáticas.
Por eso ha tomado acciones francamente agresivas contra la liturgia tradicional de la Iglesia y sus seguidores, acotándolos y acorralándolos, a través del motu proprio Traditionis Custodes, que pretende confinar a sus opositores en una especie de ghetto doctrinal.
Francisco es un personaje que ha sido acusado de simpatizar con el marxismo, consecuencia de su cercanía y afinidades con figuras que promueven el aborto y la ideología de género, además de otros perfiles vinculados con la izquierda, la masonería y otros enemigos tradicionales de la Iglesia católica.
Muchas voces señalan que el cardenal alemán Reinhardt Marx, una de las caras más destacadas de los reformistas germanos es el delfín de Francisco y que si éste muriera, sería el purpurado teutón el que sería considerado como el deseo sucesorio del Pontífice argentino.
Empero, es posible que ante la amenaza de cisma que cada vez se cierne más cercana sobre el panorama católico, por las posturas irreconciliables de liberales y conservadores, muchos cardenales moderados optaran por apoyar a quien considerasen el candidato oficial.
No es casual que muchos canonistas y estudiosos del catolicismo consideren que el pontificado de Francisco no va a traer nada bueno a la Iglesia y mucho menos con las afirmaciones del argentino en cuanto a que no tiene miedo de ser causa de un cisma y su proclividad a proferir herejías.
Si a la fecha no se ha confirmado que Francisco sea el falso profeta de quien se habla en el Apocalipsis, con su conducta y sus declaraciones nos hace seriamente sospechar que muy bien podría serlo.
Seguimos pendientes…