Yucatán

Julián Zacarías ha perdido su cómplice más importante

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Emilio Raúl Caamal Gutiérrez, despedido de manera vergonzosa de la corporación de seguridad de Progreso

Lo que mal empieza, peor acaba. El día de ayer, pese a los intentos del Ayuntamiento de Progreso por tratar de hacer creer que se trató de un relevo, consecuencia de la evaluación institucional de los resultados ofrecidos por los integrantes de su equipo de trabajo, diversos medios de comunicación dieron a conocer el despido, la baja infamante y vergonzosa del Jefe de Policía de Progreso, Emilio Raúl Caamal Gutiérrez.

El cese fulminante se debió a un deplorable incidente protagonizado en la ciudad de Mérida por Caamal Gutiérrez, en el que se dice, bajo los influjos del alcohol y otras sustancias, agredió a una mujer, a punta de pistola.

Cabe señalar que este fue el enésimo lío en que se involucraba el titular de la corporación policíaca progreseña, que hasta ese momento, había contado con el apoyo y complicidad del presidente municipal, Julián Zacarías Kuri, quien se hacía invariablemente de la vista gorda y volteaba a ver hacia otro lado.

Empero, esta vez no fue así porque Zacarías Kuri entendió muy bien que semejante escándalo no se podría tapar con facilidad por estar involucrados medios de comunicación que no estaban incluidos en la nómina municipal y sabedor que el escándalo podía alcanzar proporciones epopéyicas, decidió que rodara la cabeza de Caamal Gutiérrez antes que la suya.

Como es de todos conocido, Caamal Gutiérrez se vio involucrado en numerosos escándalos, que implicaron acusaciones por la vía legal en su contra, principalmente por los delitos de robo, abuso de autoridad y acoso sexual.

A partir del nombramiento de Caamal Gutiérrez como titular de la corporación policíaca municipal, la violencia, los asaltos, los homicidios y los hechos de sangre, se dispararon en el municipio de manera exponencial, con la complacencia de Zacarías Kuri, ya que nos informan empleados municipales que solicitaron el anonimato, obtenía pingües ganancias derivadas de la extorsión que elementos de seguridad pública causaban a comerciantes y de retenciones arbitrarias de vehículos por las que se cobraban grandes cantidades de dinero, que desde luego no ingresaban al erario municipal.

Por supuesto, todo mundo en Progreso comentaba que el titular de las supuestas fuerzas del orden público, era el más conocido integrante de la delincuencia organizada de la comunidad y que su prepotencia era proverbial, pues pregonaba a voz en cuello, ser intocable.

Julián Zacarías tuvo en Caamal Gutiérrez un cómplice muy importante y su caída puede significarle el principio del fin

Y para muestra, basta recordar que Caamal Gutiérrez abandonó a su suerte a su primera esposa, arrojándole tan sólo unas migajas, a todas luces insuficientes para la manutención de su cónyuge y sus hijos. Empero, eran vox populi sus amoríos y el derroche económico que propiciaban sus segundos, terceros, cuartos y quintos frentes, con los que se mostraba espléndido de manera invariable.

El cese de Caamal Gutiérrez pone de manifiesto la avanzada descomposición política y social que afecta al municipio de Progreso y que NOTIREDMERIDA ha venido denunciando desde ya hace buen tiempo.

Tras ser dado de baja de manera tan deshonrosa y publicitada, es claro que Caamal Gutiérrez no debe encontrar cabida en ningún organismo de seguridad estatal. El depuesto jefe policial ya significaba un lastre para la administración pública municipal y estatal, que vieron en los acontecimientos, el pretexto ideal para sacudírselo. Bien dicen que en política los amigos son de mentiras, pero los enemigos son de verdad. Ojalá y haya tenido la precaución de ahorrar dinero, porque le espera una penuria que se visualiza muy dilatada.

Al quedar acéfala la policía municipal, momentáneamente pueden cesar algunas de las tropelías y excesos cometidos por sus elementos, pero también puede suceder que los índices delictivos se disparen ante el vacío de poder.

Lo que es un hecho irrebatible, es que Julián Zacarías se ha quedado sin uno de sus brazos operadores y este suceso puede marcar el principio del fin de la era de ocurrencias y excesos que caracterizan el desgobierno del zángano que ocupa el palacio municipal.

Caamal Gutiérrez se caracterizó por sus arbitrariedades y prepotencia durante su gestión

Definitivamente el alcalde porteño ha perdido al más importante de sus cómplices. Al menos al más visible y destacado.

No olvidemos que no hay sátrapa que dure cien años, ni pueblo que lo resista.

Seguimos pendientes…

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