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Historia de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, creación del Obispo de Hierro

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Monseñor Marcel Lefebvre. El Obispo de Hierro fue el fundador de la Fraternidad de San Pío X

La historia de la FSSPX, al igual que la historia de la Iglesia católica, es un hermoso misterio. Ambas siguen floreciendo a pesar de muchos contratiempos e incertidumbres. Desde sus humildes orígenes, la FSSPX ha crecido exponencialmente y hoy proclama la fe por todo el mundo.

Monseñor Marcel Lefebvre, en respuesta a las reiteradas peticiones de jóvenes interesados ​​en una formación sacerdotal tradicional, fundó la Fraternidad Sacerdotal San Pío X el 1o de noviembre de 1970.

En aquel entonces tenía 65 años de edad y anteriormente había servido a la Iglesia católica como Delegado Apostólico en el África Francesa, como Arzobispo de Dakar y como Superior General de los Padres del Espíritu Santo, una orden de sacerdotes misioneros.

Once jóvenes comenzaron sus estudios bajo la dirección de Monseñor en un seminario nuevo  en Ecône, Suiza. El obispo local de Friburgo estaba convencido de que aquel nuevo seminario traería grandes beneficios a la Iglesia católica y pronto concedió su aprobación oficial.

Sin embargo, el propósito de esta nueva congregación sacerdotal fue mal interpretado, inclusive por los dirigentes de la Iglesia en Roma. Muchos pensaron que el antiguo arzobispo se había rebelado en contra del papa porque sólo permitía el antiguo rito latino de la Misa en su seminario. Pero al contrario, Monseñor Lefebvre insistía en que respetaba y honraba al Santo Padre, y que sólo estaba continuando una tradición católica ininterrumpida: amaba el rito Tridentino de la Misa y sabía por experiencia propia lo beneficioso, incluso crucial, que era para formar sacerdotes santos. El rito Tridentino, después de todo, nunca había sido suprimido, a pesar de que ya se permitía un rito vernáculo nuevo.

Oposición

Otras tendencias modernas a las que se oponía Monseñor eran el ecumenismo –un punto de vista que consideraba todas las religiones como benéficas y válidas– y la colegialidad –que insistía en que la Iglesia fuera dirigida principalmente por el proceso democrático y las conferencias de los obispos, limitando el poder del papa como cabeza única de la Iglesia universal, así como la autonomía de cada obispo en particular dentro de su propia diócesis.

La postura firme de Monseñor Lefebvre con respecto a estos temas no agradó a algunas de las autoridades romanas que querían que sólo el nuevo rito de la Misa, en lengua vernácula, prosperara dentro de una Iglesia más liberal y más moderna.

Por consiguiente, dos visitadores apostólicos hicieron una visita e inspección oficial del seminario en Ecône en 1974. Quedaron impresionados por sus altos niveles académicos y la evidente piedad de los seminaristas; su única queja fue que no vieron que se ​​celebrara el nuevo rito de la Misa. Volvieron a Roma con un informe positivo para el papa.

Supresión

A pesar de esta revisión favorable, Monseñor Lefebvre pronto fue llamado a Roma y fue entrevistado por tres cardenales. Unas semanas más tarde, el nuevo obispo de Friburgo suprimió repentinamente la FSSPX, el 6 mayo de 1975.

Atónito, Monseñor Lefebvre hizo una apelación oficial y preguntó las razones que se escondían detrás de este acto drástico. Ni Friburgo ni Roma dieron respuesta alguna. Aún más, en 1976 Monseñor fue suspendido ab ordinum collatione  –de ordenar diáconos y sacerdotes– y más tarde a divinis  –de todas las funciones sagradas, incluyendo la de celebrar la Misa.

La Fraternidad Sacerdotal San Pío X es lo más granado del tradicionalismo católico

Confundido por aquella supresión abrupta y el silencio inexplicable, Monseñor decidió que debía seguir cumpliendo con sus deberes como rector del seminario en Ecône. Después de todo, estaba convencido de que el derecho canónico estipulaba que tal supresión o suspensión no podía entrar en vigor mientras quedara sin resolver la apelación oficial, y con mayor razón mientras quedara sin respuesta.

Aquel verano ordenó sacerdotes de forma normal. También llevó a sus seminaristas en peregrinación a Roma como gesto de buena voluntad.

Consagración de obispos

La FSSPX, a pesar de su aparente supresión, creció rápidamente. Se abrieron nuevos seminarios en Alemania, Estados Unidos, Argentina y Australia. Hermanas y hermanos religiosos, y laicos miembros de la tercera orden se unieron a sus filas cada vez más numerosas. En 1987, la FSSPX había extendido su apostolado a todos los continentes del mundo.

Monseñor Lefebvre, después de repetidas pero finalmente infructuosas negociaciones con Roma, decidió en 1988 consagrar cuatro nuevos obispos al servicio de la FSSPX y de sus fieles.

Como respuesta, el papa emitió un documento oficial excomulgando a Monseñor junto con los cuatro nuevos obispos. Fue algo que entristeció profundamente a Monseñor, pero creía firmemente que no podía, en conciencia, haber actuado de otro modo y que estaba obligado a tomar las cautelas necesarias para preservar la FSSPX y su apostolado en todo el mundo. Monseñor Lefebvre murió sólo tres años después, el 25 de marzo de 1991.

Actualmente

La FSSPX prosiguió su apostolado, no obstante la muerte de su fundador. En 1994 el obispo Monseñor Bernard Fellay fue elegido como Superior General. En la actualidad detenta el cargo, Monseñor David Paglariani.

Cabe destacar que en el Jubileo del año 2000 Monseñor Fellay llevó a todos sus sacerdotes, religiosos y seminaristas en peregrinación a Roma, esperando así expresar amor y respeto hacia el Santo Padre.

El papa Benedicto XVI posteriormente decidió liberar la Misa Tradicional en latín en un motu proprio de 2007 titulado Summorum pontificorum, y, en 2009, levantar las “excomuniones” lanzadas contra los cuatro obispos de la FSSPX.

Actualmente, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X cuenta con 590 sacerdotes y cerca de medio millón de fieles, diseminados por todo el mundo y valerosamente continúa su trabajo apostólico, a pesar de la guerra de baja intensidad emprendida contra la Misa Tradicional por Jorge Mario Bergoglio, plasmada en el motu proprio Traditionis Custodes, que intenta relegar a una suerte de campo de concentración este tipo de liturgia.

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