Diez gracias que fluyen de la Santa Misa y que muchos ignoramos
La Iglesia Católica está sufriendo desde hace años una constante y enorme pérdida de católicos. Muchos han abandonado completamente la fe y otros tantos la práctica religiosa. Son personas que fueron bautizadas, asistieron a catequesis, recibieron el resto de sacramentos de iniciación y hasta tuvieron una boda religiosa. Sin embargo, no viven su fe ni la han transmitido a sus hijos.
¿Qué ha pasado para que se haya producido esta sangría tan profunda? Hay varias razones que explican esta rápida secularización. Una de las principales es la falta de comprensión y de fe en la Eucaristía y su sentido más profundo.
Muchos católicos han olvidado lo qué es la misa y no creen en la presencia real. Es más, el padre Ed Broom –oblato de María Inmaculada y prolífico autor de temas de espiritualidad- cree que son demasiados los que nunca han creído en esta presencia real debido a una catequesis débil, diluida y errónea, especialmente con todo lo relacionado con la Eucaristía.
Fortalecer entre los católicos la fe en la Eucaristía es un paso primero y fundamental para frenar este proceso de secularización. A partir de ahí, y con ellos como apóstoles de la importancia de la misa, es fundamental invitar y mostrar esta belleza a los católicos que se han alejado, para después seguir con aquellos que nunca han conocido a Cristo.
“Si realmente comprendiéramos, aunque sea de forma limitada, lo que está sucediendo en la Santa Misa, la colocaríamos en el centro mismo de nuestras vidas, sería el corazón de nuestro día, nuestra razón de ser, es decir, el motivo de nuestra existencia”, afirma el padre Broom.
Para fortalecer esta fe en la Eucaristía y mostrar su verdadera dimensión este sacerdote explica brevemente en Catholic Exchange 10 gracias extraordinarias que se derivan de la celebración de la Santa Misa:
1. Salvación de las almas
Jesús expresó en términos claros e inequívocos, tal y como recogen los Evangelios, que la salvación depende de la Eucaristía, el Pan de Vida. Las palabras de Jesús son indiscutibles son claras. “Yo soy el Pan de Vida”, aparece en Juan 6,34. Mientras que unos versículos más adelante, en el 54 añade: “el que come mi Carne y bebe mi Sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día”.
2. Las almas del purgatorio se purifican
Según explica el padre Broom, el medio más eficaz por el cual las almas del Purgatorio pueden purificarse de los efectos residuales de sus pecados veniales y mortales que no han sido expiados suficientemente es a través del Santo Sacrificio de la Misa.
3. Almas del Purgatorio totalmente liberadas: acceso al cielo
Como continuación del punto anterior, la Misa y la comunión ofrecidas específicamente para el alma o las almas en el Purgatorio pueden catapultarlas al cielo para estén con Dios para la eternidad. Este sacerdote se lamenta, sin embargo, de que muchos católicos tan sólo recen u ofrezcan oraciones y sacrificios por las almas del purgatorio tan sólo en el mes de noviembre.
4. El Calvario se renueva
El padre Broom considera qué difícil es comprender la relación entre el Santo Sacrificio de la Misa y el Sacrificio en el Calvario de aquel primer Viernes Santo. “Sin embargo, ¡es una realidad! ¡En cada Misa, el Señor Jesús crucificado se ofrece a Dios Padre como la Víctima sin mancha por la salvación del mundo!”, explica convencido.
5. Los pecados veniales pueden purificarse en el contexto de la Santa Misa
Es un grave error muchas veces cometido por muchos, privarse de la recepción de la Sagrada Comunión porque es consciente de haber cometido pecados veniales, y sólo pecados veniales. Muy al contrario, en el Rito Penitencial al comienzo de la Misa, se pide perdón por los pecados veniales y los pecados son perdonados por la recitación orante y contrita del Confiteor (la oración del Yo confieso). Al final del acto penitencial el sacerdote imparte la absolución de los pecados veniales. (Nota: los pecados mortales deben confesarse a un sacerdote antes de recibir la Sagrada Comunión).
6. Un fuego potente
En el momento de recibir la Sagrada Comunión, la mera recepción de la Sagrada Comunión se puede comparar con el fuego que quema basura, maleza o paja. El amor que arde en el Sacratísimo Corazón de Jesús quema la paja de nuestros pecados veniales. El Catecismo del Concilio de Trento lo expresa con este concepto. La Comunión frecuente es el antídoto para nuestras enfermedades diarias.
7. La Santísima Trinidad es alabada de la manera más sublime
San Ignacio de Loyola en Principio y Fundamento especifica el propósito principal de nuestra existencia, el por qué de nuestro propósito en la vida. El santo usa las siguientes palabras: “Fuimos creados para alabar a Dios…” (Ejercicios espirituales n. ° 23) Posiblemente el propósito principal del Santo Sacrificio de la Misa es alabar a Dios Padre, mediante la ofrenda de Dios Hijo, a través del Poder del Espíritu Santo.
Esto se expresa más claramente en la Doxología: “Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos”.
8. Los pecados personales pueden expiarse
Aunque un sacerdote-confesor no pueda imponer esto como una penitencia en el sacramento de la confesión, habiendo hecho una buena confesión por los pecados mortales en particular, un penitente que asista a Misa y reciba la Sagrada Comunión en reparación o expiación por sus pecados personales podría tener así la penitencia más eficaz posible.
Para reparar los pecados pasados, no hay nada más poderoso, agradable y propicio para Dios que asistir a Misa y recibir la Sagrada Comunión.
9. Pecado familiar / Pecados sociales expiados
En un plano más amplio, los pecados de toda la humanidad tienen su remedio, reparación y expiación más poderosa a través del Santo Sacrificio de la Misa. La oración de la Coronilla de la Divina Misericordia se puede rezar junto con el Santo Sacrificio de la Misa…: “Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amado Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, en expiación por nuestros pecados y los del mundo entero”.
10. La intervención angélica y los santos
También participan en el Santo Sacrificio de la Misa los ángeles. En el Sanctus, unimos nuestras oraciones con los coros de los ángeles mientras decimos: “Santo, Santo, Santo…” El Padre de la Iglesia San Juan Crisóstomo afirma que numerosos ángeles rodean el Sagrario en vigilia ante su Señor Eucarístico y Rey. Por cierto, los ángeles pueden ayudar inmensamente a prestar más atención y participar más plenamente en el Santo Sacrificio de la Misa si se les pide su ayuda.
Los mayores amantes del Santo Sacrificio de la Misa son los santos. Las extraordinarias gracias que recibieron vinieron a través de Jesús en Su Cuerpo Místico, la Iglesia. Sin embargo, fue a través del Santo Sacrificio de la Misa que la infinita reserva de gracias inundó sus almas, sus vidas, sus sufrimientos y sus extraordinarias empresas y éxitos apostólicos.