¿En manos de quien está la seguridad de los habitantes de Progreso?
No es por hacer llover sobre mojado, pero este es un tema que no puede pasarse por alto de manera responsable, por llevar de por medio lo referente a la paz y la tranquilidad de los habitantes de la ciudad y puerto de Progreso, en materia de seguridad.
Hace apenas un par de días una cadena de televisión de alcance nacional, dio a conocer una serie de acusaciones contra el director de seguridad pública y tránsito municipal, Emilio Caamal Gutiérrez, realizadas por elementos pertenecientes a su corporación, que fueron dados de baja, de maneras reñidas con la legalidad.
Las mujeres que denunciaron, indicaron que fueron víctimas de acoso sexual y violencia psicológica de parte del titular de la corporación policíaca municipal, que de manera arbitraria, soez y prepotente, las conminaba a satisfacer sus más bajos instintos, so pena de proceder a darlas de baja de manera ignominiosa.
Los varones denunciaron haber sido víctimas de golpes, humillaciones y privación ilegal de la libertad, por no acceder a realizar las arbitrariedades y corruptelas que al comandante policíaco proporcionan pingües ganancias, ilegales por supuesto.
Lo sorprendente del caso, es que pese a la gravedad de las imputaciones, el alcalde de la localidad, Julián Zacarías Kuri guarda un estremecedor y escalofriante silencio, que nos lleva a pensar, mal pensar más bien dicho, en la eventual posibilidad de la complicidad, ante lo grave y escandaloso de la omisión.
Lo anterior, merced a que, subrayamos, la paz, la seguridad, la integridad, la tranquilidad y la protección de las personas y propiedades de los progreseños, al parecer se encuentra en manos de un verdadero delincuente, de un criminal con toda la barba, de un individuo con marcadas características de sociópata, que no sólo no es capaz de aportar nada en beneficio del organismo social, sino que más aún, puede contribuir a su deterioro. Recordemos que ya anteriormente Caamal Gutiérrez fue separado del cargo por acusaciones de robo, lo que pone en relieve, que no es una perita en dulce.
Si Julián Zacarías no está implicado en las ilegalidades, arbitrariedades y corruptelas de Emilio Caamal Gutiérrez, urge que lo separe del cargo, no solo para deslindar responsabilidades legales, sino porque en mérito de su notoria mala fama pública, es un elemento que demerita y disminuye el prestigio y la buena reputación de las autoridades municipales.
Asimismo, es momento para que autoridades de otro nivel, estatales y federales incluso, vuelvan la vista a cuanto sucede en Progreso, antes de que acontezcan sucesos que debamos de lamentar todos en nuestra entidad, pues no son temas menores los que involucra este asunto. No digan luego que nadie se los dijo.
Seguimos pendientes…