Julián Zacarías, completamente extraviado y fuera de la realidad, con complejo de estrella de rock
Ayer comentamos que a varios alcaldes panistas los ha infectado un virus nuevo, probablemente más activo que el del Covid-19: el de la soberbia, que los lleva a creerse todopoderosos y la medida de todas las cosas. Este virus, ha infectado a los alcaldes de Umán, Kinchil, Panabá y especialmente al de Progreso, Julián Zacarías, propiciando que se porten como si fueran amos y señores de sus comunidades.
Pero a Julián lo ha afectado como a nadie, porque el tipo se cree hecho a mano y siente que le hace un favor al mundo con existir. De ahí su comportamiento soberbio y prepotente, perfectamente notorio en la manera de dirigirse a sus conciudadanos, a los que regaña como si fueran niños de kinder o discapacitados mentales.
Lo peor de este asunto, es que la gente por miedo, por ignorancia o por la nobleza que caracteriza al yucateco, le aplaude y tolera estos desplantes y propicia que su presidente municipal continúe con esta conducta indebida.
Ayer, al anunciar el primer deceso consecuencia del coronavirus, Julián tuvo la puntada de decir una sandez monumental. Se atrevió a decir que la letra de la ley muere, cuando la realidad que regula, cambia. Una estupidez mayúscula, que niega absolutamente la esencia misma y la razón de ser del poder legislativo, encargado de procurar el marco legal idóneo para regular las actividades y relaciones entre los seres humanos. Fue el diputado por el PRD, Alejandro Cuevas Mena, el encargado de enmendarle la plana al primer edil progreseño y recordarle que no es un sátrapa oriental, ni el jefe de una tribu africana, sino alcalde de un país democrático, para situarlo en la realidad y eso, usando manzanitas para explicarle, porque la teoría general del derecho tiene conceptos demasiado complicados para el limitado nivel intelectual del presidente municipal porteño.
Subrayamos y puntualizamos: el gravísimo problema de Julián Zacarías es la soberbia que lo aqueja, fiel reflejo del mal que aqueja a sus superiores jerárquicos, en otros niveles de gobierno. Bien se dice, a tal criado, tal amo.
El pueblo progreseño tiene que empezar a exigir a su alcalde que se comporte a la altura de su cargo, que respete la letra de la ley y que por caridad, permanezca callado, para no revelar sus acentuadas limitaciones y sus evidentes complejos, que dejan en ridículo al gobierno municipal.
Pero sobre todo, la gente tiene que dejar de aplaudirle la sarta de sandeces y barbaridades que profiere un individuo como Julián Zacarías, tan limitado intelectual y políticamente, que tiene más de payaso o actor cómico, que de servidor público o gobernante, pues es evidente, que al conculcar las más elementales garantías individuales, no procura el bien común, sino que sólo busca saciar su codicia descomunal y halagar su gigantesco ego, buscando tratar de atemperar sus complejos.
Seguimos pendientes…
Pues si les habla asi que bueno porque la gente es una ignorante y se comporta como simios cuando les dicen que se queden en sus casas y siguen saliendo solo hablandoles asi entienden yo estoy a favor del toque de queda y al que no le guste que se lo madreen los policias para que entienda la pinche gente nada de derechos humanos y lloriqueos pinche gente ignorante no entienden simios