Ni la superstición puede con el helicóptero de la NASA en Marte
La agencia espacial prolonga mes a mes la misión del Ingenuity, del que se esperaban cinco despegues pero que ya ha superado el décimo tercero
Cuando el helicóptero Ingenuityse elevó en el aire de Marte el pasado abril, la hazaña fue calificada por la NASA de auténtico éxito. Aunque sencillo -solo duró 39 segundos y alcanzó los tres metros de altura-, el vuelo pasará a la Historia por ser el primero controlado y a motor en otro mundo. Los ingenieros de la agencia espacial esperaban que el dron ultraligero (apenas pesa 1,8 kilos) despegase solo cuatro veces más, aumentando la dificultad del paseo progresivamente, pero subestimaron al pequeño Ingenuity. El aparato ya ha volado trece veces y, dada su resistencia, la NASA ha decidido extender la misión mes a mes.
Ni la superstición puede con el Ingenuity. El pasado domingo, en su vuelo décimo tercero, recorrió unos 210 metros durante 161 segundos, un desplazamiento bastante considerable comparado con sus primeros titubeos. A unos 8 metros de altitud, menor de la que es habitual, el artefacto cruzó un área conocida como Seítah (‘entre la arena’ en idioma navajo) con la intención de tomar imágenes con mayor resolución de un terreno que puede ser interesante para el rover Perseverance, en cuyas ‘tripas’ viajó hasta el planeta rojo. [Aquí puedes ver dónde se encuentra] . Enviado a Marte como una mera prueba técnica, el dron se ha convertido sin proponérselo en un colaborador científico. Las nuevas imágenes pueden proporcionar información valiosa para decidir el recorrido del vehículo explorador, que busca rastros de vida antigua marciana.
Un nuevo ‘rastreador’
Que Ingenuity esté proporcionando datos que pueden ayudar a hacer ciencia estaba completamente fuera de las previsiones de la NASA. Para los responsables de la misión, que el helicóptero volara ya era un sueño cumplido, un logro comparable al de los hermanos Wright en la Tierra. Se trata de algo extremadamente difícil debido a la baja densidad en la superficie de Marte, un 1% de la Tierra -que obliga a girar las palas del helicóptero a unas 2.500 revoluciones por minuto, seis veces más rápido que en nuestro planeta-, las bajas temperaturas de hasta unos 80º C bajo cero por la noche y, por supuesto, la lejanía de Marte, a 470 millones de kilómetros, que obliga a controlarlo todo de forma remota.
«Técnicamente, el Ingenuity es un demostrador tecnológico. Es decir, no fue concebido para hacer ciencia, sino para demostrar que es posible el vuelo de drones en Marte mediante el uso de energía solar. Sin embargo, una vez demostrado su uso, estamos utilizando el helicóptero como ‘rastreador’. Por ejemplo, las imágenes del terrero tomadas durante los vuelos 12 y 13 nos están ayudando a confeccionar la ruta del Perseverance en las próximos días», explica German Martínez, uno de los investigadores principales del instrumento MEDA, la estación meteorológica española que lleva el rover a bordo.
Cuevas y montañas
Antes del helicóptero, el conocimiento del equipo acerca del terreno provenía de las imágenes tomadas por satélites orbitadores, realizadas con una resolución espacial mucho mayor y, por tanto, con un detalle menor. «Estas nuevas imágenes nos han mostrado que la zona sur de Seítah posee una variedad geológica muy rica. Por tanto, es posible que nos desplacemos hacia ella en lugar de seguir hacie el oeste», señala Martínez.
A su juicio, que Ingenuity haya llegado al vuelo número 13 supone «un éxito rotundo de importancia mayúscula para la futura exploración robótica y humana de Marte. En un futuro, helicópteros similares al Ingenuity estarán provistos de instrumentos científicos que nos permitirán, por ejemplo, conocer el microclima y el nivel de hidratación del suelo en lugares de difícil acceso. Pensemos en cuevas protegidas de radiación solar dañina, o en laderas de montañas orientadas hacia el Norte donde quizá se pueda encontrar hielo incluso en latitudes bajas».