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Ojalá que no sea demasiado tarde

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NOTIREDMERIDA ha sido el único medio de comunicación que con base a las noticias y estadísticas dadas a conocer por el sector salud, de inicio ha dicho que no es oportuno volver a clases presenciales.

Hacerlo consideramos, resulta no sólo absurdo, sino suicida, en un momento de la pandemia en que los contagios siguen a la alza y han aparecido nuevas cepas del virus, más contagiosas y mortales, que afectan incluso a los menores.

Tomamos en cuenta para oponernos, no argumentos de carácter político, sino razones de índole práctica, como la dudosa efectividad de las vacunas, que no sólo no cumplen su objetivo de inmunizar, sino que tampoco disminuyen la virulencia de la enfermedad, habida cuenta de habernos enterado del fallecimiento de gente que contaba con su esquema completo de vacunas, sin importar la marca (Pfizer, Astrazeneca o Cansino).

También consideramos las deficientes condiciones en que se encuentran los planteles educativos, que carecen de la infraestructura básica necesaria para garantizar seguridad (carecen muchos de ellos y retamos a que nos demuestren lo contrario, hasta de agua potable).

De igual forma, no dejamos de considerar la afectación causada por la pandemia a la economía de cada yucateco, lo que es de especial importancia, tomando en cuenta que cada familia deberá adquirir al menos dos cubrebocas al día para cada uno de sus hijos y de ser posible, incluso una careta por cabeza, lo que merced a nuestras condiciones climáticas, hacen sumamente complicado el retorno a las aulas.

En semejantes condiciones, reiteramos, es demencial volver a clases. Lo único que se logrará es generalizar los contagios y provocar una mortandad de dimensiones apocalípticas.

Nos preguntamos si nuestras autoridades educativas estarán dispuestas a cargar con el costo social y político que la eventual pérdida de vidas de alumnos y maestros implica. Lo hicimos en voz alta, sin que aparentemente nadie nos tomara en cuenta.

No obstante, nos percatamos que no clamamos en el desierto. Lo sucedido recientemente en las redes sociales y las manifestaciones de muchos docentes, nos dicen que el mensaje llegó, pero hasta ahora han reaccionado.

Celebramos que el magisterio yucateco haya dado señales de vida. Solo que… esperamos no sea demasiado tarde, porque lo han hecho al cuarto para la hora, seguramente tras advertir que a sus líderes sindicales y a las autoridades educativas su vida y su salud les importaba cuatro kilómetros de aquello que mencionó un futuro diputado.

Al parecer los integrantes del magisterio yucateco esperaban que otros libraran su batalla. Que fueran otros los que combatieran por su causa y que triunfando los beneficiara el resultado, no teniendo ellos que mover un dedo.

Lamentamos informarles que no es así. Son todos y cada uno de los integrantes del magisterio yucateco, quienes tendrán que alzar la voz y dar la cara, para oponerse franca y lealmente al regreso a clases presenciales.

La razón es una, muy simple y muy sencilla: ser directamente los beneficiados o los que sufrirán las consecuencias de la enfermedad o la pérdida de vidas.

Aclaramos que en NOTIREDMERIDA nos interesa y nos preocupa que no se pierda una sola vida, que no queremos que muera ni un solo yucateco. Nos interesa sobremanera preservar la salud y la integridad de cada hijo, de cada padre, de cada abuelo, porque somos de los suyos, porque cada uno, son de los nuestros. Sentido de pertenencia y solidaridad le llaman.

Aplaudimos la reacción del magisterio yucateco y hacemos votos sinceros y fervientes para que sea a tiempo y sea tomada en cuenta. Exhortamos a las autoridades educativas a ser sensibles y sensatas y no imponer a rajatabla, algo que puede ser de resultados fatales.

Porque no se trata de decir nada más que para los alumnos el regreso es voluntario, sino que también se trata de no forzar el retorno a las actividades de un gran número de personas, que en su inmensa mayoría pertenecen a grupos de riesgo.

Hacemos igualmente a los padres de familia, un llamado a la responsabilidad, a no arriesgar la vida de sus hijos. El tiempo perdido se puede reponer, pero un niño muerto ya no aprende. Las escuelas no son guarderías, recuérdenlo.

Reiteramos: nos preocupa e interesa preservar la salud y las vidas de todos y cada uno de los yucatecos. Lo que hagan en otros lados, no es problema nuestro.

Llamamos a las autoridades a la reflexión, a la mesura y la sensatez. No se la van a acabar, se los advertimos desde ahora, con la furia social derivada de la muerte (Dios no lo permita) del primer alumno o cuando empiecen a caer como soldaditos, los maestros y se genere una atmósfera de pánico social, al difundirse los contagios.

Conste, el que avisa, no es traidor. Hacemos votos porque prevalezcan el raciocinio y la prudencia, por encima de la soberbia, la terquedad, la sinrazón y los caprichos.

Maestros: estamos con ustedes y les acompañamos, pero no podemos librar una lucha que a ustedes mismos corresponde y compete. Ánimo, aún hay unos días.

Nunca olviden: si luchamos, podemos perder, pero si no luchamos, estamos perdidos.

Seguimos pendientes…

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