Desmantela Facebook granja de bots de Julián Zacarías
No cabe duda que Julián Zacarías es un personaje pintoresco: es el único mandatario municipal que llama mediocres a sus gobernados (los mismos que aspira a gobernar de nuevo), el único que les gritonea (si no se forman, no les atiendo), el único que les presta con un módico interés del diez por ciento, el que se siente hecho a mano (ahí si no es el único, porque la soberbia es una enfermedad endémica entre los políticos, tan que es así que cualquier pelaná ya quiere ser alcalde, según Julián dixit) y por eso paga lo que sea para cumplirse el capricho.
Y tan que Julián está encaprichado con reelegirse como alcalde de Progreso, que por eso pagó 515 mil dólares para comprar granjas de bots, encargados de denostar a su principal adversaria, la aspirante priista Lila Frías, todo esto, fue dado a conocer por el portal LATINUS y confirmado por Facebook, que desmanteló cuentas y páginas dedicadas al terrorismo en el ciberespacio
Más allá de los desplantes y las majaderías de Julián Zacarías, resulta verdaderamente criminal en esta época de pandemia, en la que existen tantas necesidades de todo tipo, que la primera autoridad de una localidad, dilapide alegremente los pocos recursos de que dispone, para dedicarlos a promover su imagen, a costillas del erario público, en vez de hacerlo de su propio peculio.
La conducta antes descrita, constituye por sentido común un delito electoral (además de los del fuero común que pudieran configurarse) y que compete a los partidos políticos interesados acreditar y hacer valer ante la autoridad electoral pertinente.
Más allá de ello, los progreseños deben castigar y escarmentar a Julián Zacarías en las urnas, como es debido y poner punto final a su cadena de excesos y arbitrariedades, para asegurar que la ciudadanía tenga un gobierno a la altura de sus necesidades.
Este mes de junio, en la intimidad de la casilla, los progreseños y en general todos los ciudadanos, debemos recordar que el pueblo pone y el pueblo quita, cualquier gobierno y que no hay mal que dure cien años, ni pueblo que lo resista.
Seguimos pendientes…