La poesía y la canción en el mundo de luto: murió Luis Eduardo Auté
El músico y pintor Luis Eduardo Aute, de 76 años, falleció ayer sábado en Madrid. El artista estaba retirado de los escenarios desde que en 2016 sufrió un grave infarto que lo mantuvo dos meses en coma.
Desde entonces, su salud quedó deteriorada. Tras varias internaciones, una de ellas en un hospital cubano, Aute permanecía en su casa, cuidado por su familia, desde donde confirmaron su fallecimiento a la agencia EFE.
Aute, nacido el 13 de septiembre de 1943, en Manila, Filipinas, fue uno de los principales referentes de la canción española, y además de la música, se destacó en otras expresiones artísticas: fue director de cine, actor, escultor, escritor, pintor y poeta.
“Mi último disco profundiza algo que me está pasando y es que retomé una visión más inocente de la realidad, quizás como un modo defensivo”, decía el cantante y compositor Luis Eduardo Aute en 2014, en su última visita a Buenos Aires, donde presentó su disco El niño que miraba el mar.
Fue también dibujante (expuso en la Bienal de París y la de San Pablo), escritor, director de cine y actor, y aunque ha sido reconocido por sus trabajos en literatura y en el cine, es en la música donde más se destacó, con éxitos como Al alba, Slowly y No te desnudes, entre otros. Con más de 30 discos, algunos en colaboración, como Mano a mano, con Silvio Rodríguez, Aute reflejó un espíritu andariego de sólida honestidad artística.
“No considero mi trabajo como una carrera, sino como una manera de ahorrarme un buen dinero en psicoanalistas”, dijo en 2011 cuando vino al país a presentar su disco Intemperie.
Aute, al igual que artistas como Joan Manuel Serrat, Paco Ibáñez o Silvio Rodríguez, tuvo un lugar especial entre el público. Hablando de amor, muerte, tristeza y alegría (como todo poeta), pero haciendo ese importante hincapié en representar algunas reivindicaciones sociales, consiguió llegar, en mayor o menor medida que sus congéneres, a ocupar un espacio importante en la memoria de varias generaciones.
En 2011 reconocía en una charla que, en otra vida, fue argentino. “Me siento muy identificado con su manera de entender la vida. Y, en ese sentido, creo que el latido de mis canciones tiene algo del espíritu de esa música maravillosa que es el tango. Y por eso, tengo a Discépolo como a uno de mis grandes referentes en el ámbito de la canción. Y en el literario, a Borges y a Cortázar, que me han marcado muy profundamente. Daría mi vida por haber escrito media página de El Aleph o de Rayuela”, reflexionó.