Cinco artimañas del demonio para atacar al hombre y cinco armas para resistir y vencer sus embestidas
Si Dios es amor, Satanás encarna el odio, hacia el propio Dios y a toda la humanidad. Por ello, el diablo trabaja incansablemente para hacer tropezar y caer al hombre. Para ello, él y sus secuaces utilizan su inteligencia y su maldad, pues saben perfectamente cómo y dónde tentar para hacer pecar.
El demonio conoce las debilidades de cada hombre y ataca por estas rendijas, yendo al punto más débil de cada uno. Sin embargo, Dios no se ha quedado de brazos cruzados mientras atacan a sus hijos sino que ha dado a los creyentes una serie de armas para defenderse.
Para vencer a Satanás en la lucha diaria es importante conocer las argucias del enemigo, pero también las debilidades propias para protegerlas de las embestidas del príncipe de las tinieblas.
Para ello, el padre Ed Broom, oblato de la Virgen María, ofrece en Catholic Exchange cinco de las herramientas más comunes que tiene en su arsenal el demonio para atacarnos y también cinco de las armas más eficaces para vencer a Satanás en la batalla. Estas son algunas de estas armas destructivas que utiliza el diablo:
El abatimiento es un estado propicio para las tentaciones del demonio
1. El abatimiento
San Ignacio de Loyola reitera en las Reglas para el Discernimiento, así como en la meditación de Las Dos Banderas, la importancia de la vigilancia. Es decir, hay que estar constantemente atentos al estado interior de la vida emocional para detectar cuando se puede encontrar en un estado de desolación, pues es entonces cuando el enemigo, el diablo y su ejército, preparan sus arcos y flechas para disparar a matar.
Una conciencia atenta que dé la alerta cuando se cae en el abatimiento ayudará a resistir el embate del enemigo con mayor coraje e inteligencia para no sucumbir a sus astutos ataques.
2. Kriptonita: nuestro principal punto débil
Los deportistas estudian a sus oponentes para detectar su punto débil y así poder derrotarlos. En un debate electoral, descubrir una laguna o un punto débil en el argumento del oponente puede ser clave para lograr la victoria. Los soldados igualmente usan tácticas militares para descubrir la zona más vulnerable del enemigo.
Con los ataques del demonio pasa lo mismo. Toda persona tiene su kriptonita. Superman era fuerte pero tenía un punto débil, estar expuesto a la kriptonita, lo que le hacía vulnerable. Es importante que cada creyente conozca estos puntos débiles y aquí cobra fuerza el “conócete a ti mismo”.
3. A través de nuestro entorno social
La sociedad actual es más hostil a la fe y más favorable a caer al pecado que en el pasado. En el mundo laboral, en el entorno social, las propias redes sociales o en el entretenimiento se abren las puertas a las tentaciones del demonio.
En internet por ejemplo hay una tentación contaste ante un material nocivo y venenoso, lo mismo ocurre con las redes sociales, muchos contenidos audiovisuales o incluso con las modas que atentan contra el pudor y la modestia.
4. El demonio de las impurezas
Hace más de 100 años, la Virgen de Fátima dijo con tristeza que la mayoría de las almas se pierden para siempre debido a los pecados contra el sexto y el noveno mandamientos, es decir, los pecados contra la virtud de la pureza y la castidad. En el medio social actual, nadie podría dejar de admitir que esta situación se ha disparado y la virtud de la pureza se encuentra en niveles mínimos.
5. La desesperación
Jesús le reveló a santa Faustina Kowalska que el peor de todos los pecados y ofensas contra Dios es la falta de confianza en su misericordia infinita. Una vez más, detrás aparece la presencia nefasta, insidiosa y maliciosa del diablo y sus cohortes. El verdadero y peor pecado de Judas Iscariote fue su desesperación, su incapacidad para pedir perdón y no confiar en la Misericordia Infinita del Corazón de Jesús.
Con el diablo en el fondo, pero verdaderamente presente, muchos en nuestra sociedad moderna han renunciado a toda esperanza y confianza en el amor y la misericordia de Jesús y el poder maternal de intercesión de María.
Pero ante estas cinco formas de ataque del demonio hay también otras cinco formas de defensa para luchar, resistir y vencerle:
1. Oración ferviente
No importa cuán poderosas, insistentes, insidiosas y astutas sean las tentaciones del diablo, ya que si se recurre a la oración frecuente, ferviente, humilde y perseverante, la victoria definitivamente será nuestra sobre el diablo y su ejército. El mejor ejemplo es Jesús en el Huerto de Getsemaní, como se presenta en la película La Pasión de Cristo. Jesús está orando con tanto fervor que suda enormes gotas de sangre, entonces se levanta para aplastar al diablo con su pie. ¡La oración puede conquistarlo todo!
2. Práctica de la penitencia
Jesús fue tentado por el diablo en el desierto durante cuarenta días y cuarenta noches. Allí, Cristo básicamente dedicó sus esfuerzos a dos actividades: oración ferviente e intensa penitencia. Ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches. Como resultado, cuando el diablo trató de tentar a Jesús para que convirtiera las piedras en pan, Él respondió con la Escritura: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». Los intentos del diablo fueron frustrados.
En otro pasaje bíblico, cuando los apóstoles le preguntaron al Señor por qué no podían echar fuera a los demonios, Jesús respondió: «Aquellos sólo pueden ser expulsados con oración y ayuno». (Mt. 17, 21) Por lo tanto, si podemos impregnar nuestras vidas con al menos pequeños actos de penitencia y mortificación, ¡podemos mantener a raya al diablo y las tentaciones!
3. Transparencia y dirección espiritual periódica
Tanto San Ignacio de Loyola como Santa Teresa de Ávila insisten en la extrema necesidad de la dirección espiritual en la búsqueda de la santidad. Tenemos puntos ciegos que solo se pueden detectar con la ayuda de un director espiritual capacitado.
Es indispensable abrir nuestra alma y conciencia atribulada a un director espiritual capacitado cuando nos encontramos en medio de una confusión o en medio de una tormenta espiritual. Esta es la Regla clásica en el esquema de las Reglas para el Discernimiento de San Ignacio de Loyola. El diablo quiere que mantengamos nuestras tentaciones ocultas; si hacemos esto, el enemigo puede transformar fácilmente un grano de arena en una montaña, un pequeño corte en una infección gangrenosa.
La Virgen de Zapopán es conocida popularmente como «La Generala»
4. «Nunc Coepi»: ¡comienza de nuevo!
Siendo débiles y expuestos a muchas tentaciones, es posible que nos derrumbemos y capitulemos ante las insistentes murmuraciones del diablo. Solo Dios es perfecto y todos somos pecadores. Un ataque del diablo grave pero omnipresente es precisamente este: después de caer en el pecado, nos desesperamos y perdemos la esperanza.
El verdadero soldado de Jesús, después de una caída no se desesperará, ni tirará la toalla y sucumbirá a hundirse más profundamente en el lodazal del pecado. ¡Todo lo contrario! Admitirá humildemente su caída, recurrirá a la confesión sacramental y empezará de nuevo.
5. María
Jesús es el Rey y María es la Reina. En Guadalajara, México, hay un título digno de mención que se le da a María: “¡La Generala! En nuestra constante batalla contra el diablo y su ejército debemos recurrir a María.
Debemos estar consagrados a María, llevar el Escapulario de María, rezar el Rosario y, muy especialmente, en tiempos de tentación, invocar el Santo Nombre de María. Si se hace, la victoria será nuestra gracias a la poderosa intercesión de la Virgen.