Opinión

El panismo debe recuperar al PAN


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Lunes 16 de junio de 2025

Si alguien odia al PAN y desprecia a los panistas, ese es Liborio Vidal Aguilar. Su conducta en los años noventa lo prueba a plenitud.

Los panistas vallisoletanos no olvidan la figura del aspirante a cacique, pateando mujeres, persiguiendo y torturando militantes blanquiazules.

Los vecinos de la Sultana de Oriente conocen los términos soeces y despectivos con los que Vidal Aguilar aludía a los seguidores de Gómez Morín y saben muy bien que nada bueno pueden esperar de quien se refociló con sus sufrimientos.

Más aún, los panistas de hoy son conscientes del despropósito protagonizado por Liborio Vidal Aguilar, quien con absoluto cinismo, creyendo a los militantes blanquiazules tarados, confesó aspirar a convertirse en candidato a la gubernatura de nuestra entidad, en representación del Partido de Acción Nacional.

Esta aberración solo pudo ser posible, permitida por un canalla de similar o peor ralea que Vidal Aguilar, quien traicionando la confianza que depositara en su persona la base blanquiazul, decidió vender el proceso electoral para salvar su pellejo. Nos referimos por supuesto, a Mauricio Vila Dosal.

De la mano de Vila, Vida Aguilar hizo cuanto estuvo a su alcance para minar y socavar las posibilidades que tenía el Partido de Acción Nacional de repetir en la titularidad del Ejecutivo estatal. Lo movían su odio habitual al PAN y la envidia que le despertaba su candidato.

Así, Liborio Vidal se sirvió de la inocencia, la ambición o la estupidez de muchos panistas, que con total indiferencia no tuvieron reparos en operar para dividir y frustrar las intenciones de sus correligionarios.

En mérito de sus acuerdos inmundos con Mauricio Vila, Liborio Vidal obtuvo sustancioso cuotas para sus allegados: así llegaron al Ayuntamiento individuos como Efraín Aguilar, Carlos Carrillo y Brenda Ruz.

No conformes con el daño que causaron al panismo, contribuyendo a la derrota del abanderado panista, los testaferros de Vidal Aguilar obtuvieron muy destacados espacios en el Ayuntamiento de Mérida, cobijados por Mauricio Vila y su tenebroso líder.

Ahora que se aproxima la renovación de la dirigencia del Comité Municipal del Partido de Acción Nacional en Mérida, Vidal Aguilar, con indudable contubernio con Vila, mueve sus piezas, buscando que el panismo tenga una dirigencia desprestigiada y divorciada de los principios del panismo, para facilitar su objetivo de apoderarse del gobierno de Mérida.

Para ello, entran en actividad dos de los peones de brega de Vidal Aguilar, como veremos a continuación:

Carlos Chelito Carrillo se encarga de ablandar a uno de los aspirantes, que figura en el organigrama como su subordinado, colmándolo de quehacer e impidiendo de manera solapada que se reúna con representantes de los medios de comunicación que darían impulso a sus aspiraciones.

No es esta la primera, ni la última de las irregularidades atribuidas al Chelito: sus subordinados nos dicen que se hace de la vista gorda ante los excesos de su subdirector, Leo Parra, quien hostiga al personal a sus órdenes de distintos modos, el más inocente de ellos, exigiendo que le inviten el desayuno o la comida, pese a disfrutar de una remuneración más que decorosa.

Dentro de una aparente institucionalidad, Chelito hace cuanto le es posible para dificultar los planes de los presuntos adversarios de la ungida de su amo.

Por su parte, desde la dirección del DIF Municipal, Brenda Guadalupe Ruz Durán, opera según las indicaciones de Vidal Aguilar, tal y como lo hiciera desde la SEGEY, cuando ocupara la dirección de secundarias.

Todo el panismo tiene perfectamente claro que Ruz Durán realizó cualquier cantidad de reuniones proselitistas para favorecer las aspiraciones de Vidal Aguilar. No es creíble el cuento que lo hacía en mérito de su relación laboral; había identidad de intereses.

Es precisamente por ello, que en los días que corren, aprovechando su posición de mando en la estructura de mando municipal, Ruz Durán recorre los distintos subcomités de nuestra urbe, para placear su figura, si bien no ha dicho abiertamente que aspira a la dirigencia partidista.

Lo que es una realidad es que Chelito hace cuanto está de su parte para plancharle el camino y los operadores liboristas se mueven al efecto.

Sabemos que al interior del PAN se realiza una operación política de gran envergadura, nos comentan que a cañonazos ya cuadraron a Kirbey Herrera y seguidores, desalentándolos de competir. A los que aún no consiguen quebrar es a Juan Collí y a Fernando Tzab, los otros apuntados.

Debieran los panistas calcular muy bien sus acciones, pues de su división resultaría directamente un estrepitoso revés en los próximos comicios rumbo a la alcaldía, pues quienes lo capitalizarían serían sus adversarios.

Hacemos votos porque el sentido común prevalezca al interior del blanquiazul y la competencia sea en libertad y con piso parejo, de lo contrario, tendrán suficiente tiempo de lamentarse.

Ojalá que los panistas alcancen a recuperar su partido, para que sean los panistas los que determinen el rumbo a seguir en el blanquizul, independientemente de cual sea éste y no gente proveniente de otros partidos, de muy cuestionable fidelidad.

Seguimos pendientes…

Dios, Patria y Libertad


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