El Fusilado


Jueves 12 de junio de 2025
Venceslao Moguel tenía 25 años cuando fue capturado el 18 de marzo de 1915, acusado de apoyar a los revolucionarios durante la Revolución Mexicana. No tuvo juicio. Solo una condena: la muerte.
Frente al pelotón, recibió ocho disparos. Su cuerpo cayó junto al de sus compañeros ejecutados.
Entonces, como mandaba el protocolo, el oficial se acercó… y le disparó directamente en la nuca el “tiro de gracia”.
Pero Moguel no murió.
Horas más tarde, aún con vida, logró lo impensable: se arrastró, herido y sangrando, tres cuadras hasta la Iglesia de Santiago Apóstol.
Allí, un feligrés lo encontró, lo llevó a su casa y lo cuidó en secreto hasta que sanó.
Ninguno de los nueve disparos tocó órganos vitales. Y su voluntad de vivir, fue más fuerte que la sentencia de muerte.
Venceslao Moguel pasaría a la historia como El Fusilado. No por haber caído… sino por haberse levantado.
