¿Es beneficioso para la salud rezar el rosario?


Miércoles 11 de junio de 2025
Un estudio realizado en diciembre de 2024, basado en observaciones clínicas y conocimientos espirituales, demostró que el rosario puede ser beneficioso, como un remedio para el alma y el cuerpo.
El estudio destaca primordialmente un primer elemento: las repeticiones «letánicas» del rosario parecen tener un efecto beneficioso sobre las tensiones; también favorecerían la estabilidad emocional y generarían una forma de paz general.
A diferencia de muchas técnicas de «atención plena» que privilegian la neutralidad y el desapego, el rosario se basa en un compromiso personal, en una relación. En otras palabras, no es un mantra repetitivo, sino un diálogo.
Christian Spaemann, reconocido psiquiatra austriaco, intenta mostrar estas diferencias.
En una reciente entrevista con la periodista Barbara Wenz, Spaemann explica que el rosario no solo abre la mente, sino también el corazón a una presencia maternal, concreta y duradera.
«Primero debemos creer», dice, «que la madre de Jesús es realmente nuestra madre y que está presente, con el corazón abierto a nosotros».
Una vez superado este umbral de confianza, algo cambia. La experiencia no se limita a los místicos o a los santos enclaustrados.
Spaemann señala que en su región rural de Alta Austria, personas sencillas —agricultores, obreros— están redescubriendo poco a poco la paz y la esperanza gracias a la oración mariana.
«Encuentran la alegría en la Madre del Cielo y la llevan a su vida cotidiana».
Más allá del contexto cristiano, Spaemann ve en el rosario un ritmo humano universal. Explica que toca una fibra sensible profunda, incluso fisiológica, en nosotros, haciendo eco del consuelo primigenio de un niño que escucha los latidos del corazón de su madre.
Hay en este ritmo una especie de seguridad memorizada, un punto de entrada a la trascendencia.
Pero advierte: el rosario no es una técnica, es un encuentro. Para Spaemann, este encuentro se hizo personal en su juventud.
«Es un salvavidas», añade. A través del rosario, la presencia de María se percibe, no como un mito, sino como una realidad viva, accesible, maternal, compasiva.
Gracias al rosario, dice, su presencia se hace evidente, no a través de visiones, sino a través de un reconocimiento interior.
Si bien el estudio reciente se centra en los resultados fisiológicos y psicológicos, Spaemann invita a adoptar una perspectiva más amplia.
El fruto más profundo del rosario, insiste, no es solo la serenidad, sino la conciencia de la eternidad.
El rosario, dice, nos lleva al silencio, y en ese silencio podemos vislumbrar algo sorprendente: que cada uno de nosotros es eternamente deseado, creado en el amor y destinado no al olvido, sino a la unión con Dios.
«Pasamos al otro mundo, dice, como de una habitación a otra». En una cultura tan preocupada por el bienestar mental, puede sorprender encontrar una oración que aporte un alivio moderno.
Pero el rosario no se limita a calmar la ansiedad. La reorienta. Y, a diferencia de las técnicas seculares, que tienden a replegarse sobre sí mismas, el rosario va más allá de uno mismo, hacia un rostro, una relación, una promesa.
