Religión

Parolin, el favorito de la masonería


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Miércoles 7 de mayo de 2025


Si a la Iglesia le queda un atisbo de racionalidad, debe elegir Papa a Pietro Parolin. Es la única manera de restaurar su autoridad», declaró el destacado masón Giuliano Di Bernardo.

El cardenal Pietro Parolin es una de las principales opciones de los masones italianos para Papa, y el antiguo Gran Maestre del Gran Oriente de Italia también ha insinuado que el difunto Papa Francisco podría haber sido él mismo masón.

En una entrevista publicada por el diario italiano El Hecho Cotidiano El 3 de mayo de 2025, Giuliano Di Bernardo, líder de los círculos masónicos, reveló que es amigo íntimo del cardenal Pietro Parolin. Afirmó que él y el cardenal Parolin se conocen desde hace al menos veinte años y que se respetan mutuamente.

«Si la Iglesia tiene todavía un atisbo de racionalidad, debe elegir Papa a Pietro Parolin. Es la única manera de restaurar su autoridad», declaró.

Giuliano Di Bernardo ha pertenecido a más de un grupo masónico. En los años 90, abandonó el Gran Oriente de Italia para fundar una nueva orden masónica, la Gran Logia Regular de Italia, que estaba, según él, más alineada con los principios de la tradición masónica inglesa. Desilusionado incluso por esta experiencia, en 2002 fundó otro grupo masónico, llamado «Orden de la Dignidad», así como la Academia de los Illuminati.

Se hizo amigo de Pietro Parolin hace unos veinte años. Después de que fundara la «Orden de la Dignidad» y la Academia de los Illuminati en 2002, llegó una petición del Vaticano para incluir a un representante de la Iglesia, dijo.

Di Bernardo fue presentado entonces al obispo Gheorghi Eldarov, que en aquel momento investigaba, por encargo de la Secretaría de Estado, la llamada «pista búlgara» (en realidad una distracción) relacionada con el intento de asesinato de Juan Pablo II.

Al día de hoy, Eldarov figura oficialmente entre los fundadores de la Academia.

«Un día, Eldarov me dijo que había alguien en la Secretaría de Estado del Vaticano que quería conocerme. Me encontré cara a cara con el entonces Subsecretario, Pietro Parolin», cuenta Di Bernardo.

«Hubo una afinidad intelectual inmediata, hasta el punto de que colaboramos en varios proyectos. Hemos seguido siendo muy amigos».

Di Bernardo habló más extensamente de esta colaboración cuando fue interrogado por la justicia italiana en relación con ciertas infiltraciones de la mafia en la masonería.

En aquella ocasión declaró que, después de 2002, «volví [a la Secretaría de Estado] varias veces y ayudé a Parolin a resolver un problema con el Gobierno chino».

El antiguo Gran Maestre cree que el declive de la Iglesia comenzó con el Concilio Vaticano II, pero que fue bajo Juan Pablo II cuando la institución del papado quedó erosionada en sus cimientos.

Según Di Bernardo, Benedicto XVI intentó salvar el papado pero, ante el «abismo» que ya se había abierto, decidió finalmente dimitir.

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El francmasón sostiene que el Papa Francisco continuó este gran desmantelamiento del papado de forma rápida y eficaz, y que todo su programa se reveló en su saludo inicial en la Plaza de San Pedro, cuando se presentó como el Obispo de Roma, en lugar de como el Papa

Di Bernardo sugirió que Jorge Mario Bergoglio tenía vínculos muy fuertes, si no una iniciación real, con la masonería en Argentina.

«Bergoglio, como cardenal, ciertamente tuvo relaciones con la masonería», declaró.

Di Bernardo criticó al papa Francisco por reafirmar la condena de la Iglesia a la masonería, reiterada por todos los papas en los últimos tres siglos.

Sin embargo, el periodista le preguntó: «Circulan extrañas cartas en las que, antes de ser Papa, Bergoglio firmó en varias ocasiones con su nombre colocando tres puntos negros en forma de triángulo al final -simbolismo vinculado a la masonería-.»

El antiguo Gran Maestre, sin llegar a confirmar la sugerencia, declaró: «Creo conocer el núcleo de verdad que hay detrás. En Sudamérica, la masonería es muy poderosa y está muy extendida, pero los que son masones suelen ser también católicos; no hay incompatibilidad.»

La Iglesia católica no comparte esta opinión. En respuesta al auge de las logias masónicas, Clemente XII las consideró tan serias, y la pertenencia a ellas tan peligrosa, que en la bula papal de 1738 En Eminenti impuso una excomunión automática a cualquier católico que se uniera a ellos.

Esta sentencia de excomunión fue renovada por sucesivos papas en numerosas ocasiones. Fue incorporada al Código de Derecho Canónico de 1917 y, aunque no se menciona explícitamente en el Código de 1983, una intervención especial y una aclaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), titulada Declaración sobre las asociaciones masónicas y Irreconciliabilidad de la fe cristiana y la masonería

El Código de 1917 establecía que la disciplina y el juicio de la Iglesia en relación con la masonería permanecían inalterados respecto al Código de 1917.

Las razones por las que la Iglesia prohíbe la pertenencia a la masonería incluyen los juramentos secretos y vinculantes de esta última, su odio a la Iglesia católica y su misión de destruirla socavando el papado, y su negación de las verdades de la fe.

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