Historia

La participación femenina en la Cristiada


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Miércoles 23 de abril de 2025

El 13 de marzo de 1929, el diario El Informador dio a conocer la detención de las señoritas Elvira y María del Refugio Ávila en la estación de los Ferrocarriles Nacionales, quienes fueron sorprendidas portando más de mil cartuchos calibre 30-30, que pretendían entregar a los cristeros alzados en armas en el estado de Nayarit.

La captura de las implicadas se debió a la actuación de Jesús Reinoso, quien se desempeñaba como jefe de las comisiones de seguridad en la estación, quien al realizar su último rondín por los vagones, notó el nerviosismo de las hermanas Ávila, por lo que ordenó que las registraran encontrándoles dos chalecos con más de quinientos cartuchos, por lo que fueron conducidas a la inspección de policía para ser interrogadas.

Además en su equipaje se localizó una pistola y propaganda rebelde, lo que puso en claro su complicidad con el movimiento cristero.

Como resultado de los interrogatorios, el día citado fueron detenidas las señoritas María de la Luz, Rebeca y María Morales, que a decir de las autoridades habían proporcionado el parque para ser entregado a los rebeldes.

Esta detención puso en evidencia la existencia de una red que participaba activamente con los cristeros no sólo de Jalisco, sino de otras partes de la república.

Las Brigadas Femeninas de Santa Juana de Arco transportaban municiones en corsés o en carros cubiertos con maíz, jabón, huevo o cemento hasta las zonas de combate, donde posteriormente a lomo de mula los hacían llegar a los cristeros.

Las brigadas llegaron a contar con 56 agrupaciones que daban un total de 25 000 militantes.

La efectividad de sus acciones y el voto de silencio, permitieron que el gobierno no tuviera conocimiento de sus maniobras sino hasta marzo de 1929, fecha en que se iniciaron las redadas para detenerlas en Guadalajara y la ciudad de México, pero no lograron debilitarlas y continuaron hasta terminar el movimiento.

La organización militante de las mujeres, que se convertirá en militar desde los primeros levantamientos, data de 1925. Fue la obra de Luis Flores González y María Goyas, fundadores de la “Unión Católica de Empleados de Guadalajara”.

Las brigadas femeninas de Santa Juana de Arco, fueron muy importantes dentro del conflicto armado denominado Guerra Cristera, organización que nació en Zapopan, Jalisco y después se extendió por todo el territorio nacional.

Dice la historia que en el desarrollo de la lucha cristera un factor de gran ayuda fue la formación de las brigadas Femeninas Santa Juana de Arco.

La primera brigada se formó el 21 de junio de 1927 en Zapopan, Jal, la encabezó la Sra. Uribe que firmaba con el seudónimo de Sra. G.Richaud.

Al principio compuesta por 17 mujeres pero pocos días después contaba con más de 135 miembros.

Su labor consistía en conseguir dinero, comida, parque, información, refugio, cura y protección a los combatientes. Su consigna era el voto de silencio, esto permitió un trabajo más efectivo.

Las mujeres inicialmente se reclutaron de los colegios católicos y con el tiempo se incorporaron mujeres campesinas y de todos los estratos sociales.

Otra jefa de grupo fue Catalina de la Peña. Para marzo de 1928 las brigadistas eran aproximadamente 10 000 militantes.

Fingiendo días de campo o paseos salían con los pertrechos y discretamente los distribuían en lugares secretos previamente pactados.

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