Religión

¿Por qué la Iglesia prohíbe la fecundación in vitro?

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Jueves 20 de febrero de 2025

DESDE LA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE DE JUAN PABLO II

«Los embriones humanos obtenidos in vitro son seres humanos y sujetos de derechos: su dignidad y su derecho a la vida deben ser respetados desde el primer momento de su existencia.

Es inmoral producir embriones humanos destinados a ser explotados como «material biológico» de usar y tirar.

En la práctica habitual de la fecundación in vitro, no todos los embriones son transferidos al cuerpo de la mujer; algunos son destruidos.

Así como la Iglesia condena el aborto provocado, también prohíbe los actos contra la vida de estos seres humanos

Es un deber condenar la particular gravedad de la destrucción voluntaria de embriones humanos obtenidos «in vitro» con el único fin de la investigación, ya sea mediante la inseminación artificial o mediante la «fisión gemelar». 

Al actuar de este modo, el investigador usurpa el lugar de Dios y, aunque no lo sepa, se erige en dueño del destino de los demás, en cuanto elige arbitrariamente a quiénes permitirá que se produzcan.

Por las mismas razones, son moralmente ilícitos los métodos de observación o de experimentación que dañan o imponen riesgos graves y desproporcionados a los embriones obtenidos in vitro. 

Todo ser humano debe ser respetado por sí mismo y no puede ser reducido en valor a un puro y simple instrumento para el provecho de otros.

Por tanto, no es conforme a la ley moral exponer deliberadamente a la muerte embriones humanos obtenidos «in vitro».

Por el hecho de haber sido producidos in vitro, los embriones que no son transferidos al cuerpo de la madre y que se llaman «de repuesto» están expuestos a un destino absurdo, sin posibilidad de ofrecerles medios seguros de supervivencia que puedan perseguirse lícitamente.

«La conexión entre la fecundación in vitro y la destrucción voluntaria de embriones humanos se presenta con demasiada frecuencia.

Esto es significativo: mediante estos procedimientos, con fines aparentemente opuestos, la vida y la muerte son sometidas a la decisión del hombre, que así se erige en dador de la vida y de la muerte por decreto.

Esta dinámica de violencia y de dominación puede pasar desapercibida para aquellos mismos individuos que, al querer utilizar este procedimiento, se convierten ellos mismos en sus sujetos.

Los hechos registrados y la fría lógica que los vincula deben ser tomados en consideración para un juicio moral sobre la FIV y la ET (fecundación in vitro y transferencia de embriones): la mentalidad abortista que ha hecho posible este procedimiento conduce así, se quiera o no, a la dominación del hombre sobre la vida y la muerte de sus semejantes y puede conducir a un sistema de eugenesia radical.

«De conformidad con la doctrina tradicional relativa a los bienes del matrimonio y a la dignidad de la persona, la Iglesia sigue oponiéndose desde el punto de vista moral a la fecundación homóloga «in vitro».

Tal fecundación es en sí misma ilícita y contraria a la dignidad de la procreación y de la unión conyugal, incluso cuando se hace todo lo posible para evitar la muerte del embrión humano. 

Aunque no se puede aprobar el modo en que se logra la concepción humana mediante la FIV y la TE, todo niño que viene al mundo debe ser aceptado en todo caso como un don vivo de la Bondad divina y debe ser educado con amor”

– Donum Vitae

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