Henry Winkler vivió un infierno para interpretar a Fonzie en Los Días felices debido a su dislexia
Sábado 14 de diciembre de 2024
Al prolífico actor le diagnosticaron dislexia en la madurez, pero ha tenido que lidiar con ella toda la vida
Para un actor o actriz, cualquier problema de comprensión o dicción puede constituir un problema capital para su carrera.
Hemos visto un ejemplo reciente con Bruce Willis, cuya demencia frontotemporal lo ha apartado de la vida pública y se ha convertido en una terrible compañera diaria.
Menos dramática, pero también molesta, es la situación con la que Henry Winkler ha lidiado toda la vida.
El actor de 77 años, a quien vimos recientemente en series como Barry o películas como Black Adam, lleva activo más de cinco décadas en la industria, y en todos ellos ha tenido que lidiar con la dislexia que, de hecho, le diagnosticaron superada la treintena.
Fue cuando Henry Winkler trabajaba en la serie que, en gran medida, definiría su carrera para siempre: Los Días Felices, el programa donde dio vida a Arthur ‘Fonzie’ Fonzarelli.
Pero interpretar a ese o cualquier personaje fue un quebradero de cabeza al tener que lidiar con los problemas inherentes a la dislexia, tal y como el propio actor recuerda.
La batalla de Henry Winkler contra la dislexia
En sus nuevas memorias, Being Henry: The Fonz… and Beyond (a través de un fragmento compartido en People), que se publica el próximo 31 de octubre, Winkler destaca algunos de los problemas frecuentes que encontró durante el rodaje de la icónica sitcom.
«Incluso en medio de Los Días Felices, en el apogeo de mi fama y éxito, me sentí avergonzado, inadecuado. Todos los lunes a las 10 en punto, teníamos una lectura en la mesa del guion de esa semana, y en cada lectura yo perdía mi lugar o tropezaba. Me dejaba una palabra, una línea.
Constantemente, no daba la señal correcta, lo que luego arruinaba la broma para la persona que hacía la escena conmigo. O me quedaba mirando una palabra, como “invencible”, y no tenía ni idea de cómo pronunciarla.
Mientras tanto, los demás actores esperaban, mirándome fijamente: fue humillante y vergonzoso. Todos fueron cálidos y comprensivos, pero yo sentía que los estaba decepcionando.
Tuve que pedir mis guiones temprano para poder leerlos una y otra vez, lo que supuso una presión adicional para los escritores, que ya estaban bajo presión todas las semanas al tener que preparar 24 guiones en cadena. Todo esto en el apogeo de mi fama y éxito, mientras interpretaba al tipo más genial del mundo.
Estaba jodidamente enojado. Toda la miseria por la que había pasado había sido en vano. Todos los gritos, la humillación, las discusiones a gritos en mi casa mientras crecía, para nada… ¡Era genético! ¡No fue la forma en que decidí ser! Y luego pasé de sentir una ira enorme a luchar contra ella«.
Pese a los obstáculos que supuso la dislexia, Henry Winkler no solo logró continuar en Los Días Felices, sino que forjó una próspera carrera como actor que, de hecho, continúa hoy en día.