Opinión

Si viviera Gómez Morín…

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Viernes 11 de octubre de 2024

Si viviera Gómez Morín se avergonzaría al ver lo que una percha de oportunistas ha hecho de su partido.

El PAN se ha convertido en un partido de izquierda más, muy lejano al instituto demócrata cristiano que fundara el oriundo de Batopilas.

El panismo se ha convertido en adalid de la ideología de género, de la agenda 2030-2045 y peor aún, en promotor de una serie de antivalores muy lejanos a sus postulados y principios originales.

El PAN se ha corrompido. Muchos panistas hieden con un acentuado tufo a fortunas malhabidas, otros tantos observan conductas muy distintas a los valores patrióticos y profamilia que inicialmente defendieron.

Peor aún, el PAN ha hecho causa común con sus adversarios históricos, con el pretexto de sacrificar sus principios al bienestar de la patria y para peor escarnio, se denigró postulando como candidata a la presidencia de la república, a alguien que se cansó de escupir sus postulados, de pisotear sus valores y de repudiar precisamente el origen de su nominación.

Paradójicamente, fueron panistas sus más acérrimos defensores y quienes obstinádamente la consideraban un adalid contra el comunismo, cuando ella no se cansaba de ostentarse marxista, de orientación trotskista, necedad pura.

Pero las cosas no quedan ahí: Acción Nacional se ha vuelto el paraíso del dedazo, el imperio de la línea y el reino de la simulación; hace mucho que los usos y costumbres democráticos han sido relegados al discurso y en el partido se hace lo que un grupo de iluminados manda.

Si Gómez Morín viviera, se sorprendería de encontrar que no hay fe en el PAN, que el partido se ha llenado de arribistas y masones qué manipulan la institución en beneficio propio y que solo se dedican a arrastrar y escarnecer el escaso prestigio que aún queda.

Si Gómez Morín viviera, palidecería al ver la clase de pusilánimes, cobardes y entreguistas que infestan su partido y que no tienen pantalones para plantarle cara al gobierno y resistir como era antaño, represión, palizas y persecuciones.

Si Gómez Morín viviera, lloraría al ver que los panistas desconocen su doctrina e ignoran olímpicamente los preceptos en los que deberían fundamentar su quehacer y conducta personal y partidista.

Si Gómez Morín viviera, enloquecería de dolor al ver al partido silencioso, emasculado, sometido por completo al oficialismo, debido a la suciedad de su dirigencia, que tizna a toda su militancia.

Si Gómez Morín viviera, comprendería que Acción Nacional es ya un caso perdido y que es una tarea más difícil que la limpieza de los Establos de Augias, higiénizar al partido.

Si Gómez Morín viviera, entendería que ya es inútil, que casi nadie es digno de ser llamado panista y viendo lo imposible del rescate partidista, terminaría renunciando, para no hacerse cómplice de semejante cáfila de bribones.

Seguimos pendientes…

Dios, Patria y Libertad

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