Una de las pocas entrevistas que dio Salvador Sánchez
Domingo 18 de agosto de 2024
DE LAS POCAS ENTREVISTAS QUE TUVO EL BOXEADOR SALVADOR SÁNCHEZ
Pocas, muy pocas son las entrevistas que se le hicieron a este peleadorazo, y esta que fue de las más largas la realizó una persona completamente ajena al boxeo, y además mujer.
No está completa porque le hicieron preguntas que nada tenían que ver con el boxeo como de política o aficiones personales.
¿Cómo se prepara, cómo se forma un boxeador?
- ¿Quiere saber por qué comencé a boxear?
Mi caso es diferente al de otros boxeadores que entran en este terreno sólo por necesidad, para ganarse unos centavos, el pan de cada día. Yo entré porque siempre me ha gustado el box.
¿Su familia es rica?
. No precisamente… Mi madre es ama de casa; mi padre vende materiales de construcción. De chico pude ir a la escuela, estudié hasta tercero de secundaria. Cuando entré el segundo año, ya tenía tiempo que era amigo de José Sosa, boxeador ahora retirado. Un día le dije que aspiraba a ser boxeador y me arregló una pelea en el Estado de México. Para entrenar venía a diario a la ciudad con objeto de hacer mis prácticas en los desaparecidos Baños Jordán.
¿Sabía lo que entonces significaban esos baños dentro del mundo del boxeo? - Desde luego. Un tío muy aficionado al box me hablaba de ese mundo, de las grandes figuras, de esos baños y todo eso. Así que, como le iba diciendo, en la mañana estudiaba y en la tarde venía a entrenar acá. A eso de las diez de la noche regresaba rendido a mi casa.
¿Quiénes eran sus ídolos entonces? - Mantequilla Nápoles y Rubén Olivares. Lo que más me gustaba de Mantequilla era su estilo tan fino, su inteligencia en el ring, su punch. Rubén Olivares era el equivalente en otro peso. La desenvoltura del «Púas» Olivares en el cuadrilátero era prodigiosa. Ese señor no caminaba, parecía danzar sobre la lona de tan armoniosos que eran sus movimientos.
¿Desde qué edad ve peleas de box? - Desde muy chamaco, digamos que desde Vicente Saldívar para acá, veía sus peleas por televisión. En Santiago Tianguistenco no había muchas, pero estaba al alcance de todos la de Felipe Díaz, dueño de una cantina a donde íbamos a ver las peleas sabatinas.
¿Aprendió algo concreto observando las peleas de Saldívar?
-No, pero me encantaba porque tenía un estilo de fajador muy valiente. Lo conocí más tarde, cuando también me convertí en campeón. Es una coincidencia muy bonita y un honor, podríamos decir, que los 2 hayamos sido representados por el Lic. Torres Landa.
¿Qué sólo representa campeones? - Sí. Allí están Saldívar, Herrera, Romeo Anaya, Chucho Castillo y ahora su servidor.
Cuando empezó a boxear ¿imaginó que sería campeón mundial? - No. Peleaba para ganar dinero y conseguir un camión de materiales y trabajarlo por mi cuenta.
¿Cuánto tiempo tardó en llegar a la cúspide?
-Seis años.
¿Cómo define el éxito? - Es sentirse realizado en el campo donde uno se desempeña. Es una palabra sencilla, pequeña, pero alcanzar lo que significa requiere de muchos sacrificios; los sacrificios cimientan el camino del éxito.
Sólo ha perdido una de sus 46 peleas ¿Qué significó para usted esa experiencia? - Fue horrible, horrible… Me sentí defraudado por los jueces. La pelea fue en Mazatlán y mi rival era de allá. Yo había ganado por puntos esa pelea, pero el fallo fue localista. Si hubiera visto que en realidad no tenía facultades o estaba mal preparado para ganar, no me habría importado ese fracaso. Pero cuando me quitaron el triunfo, por las razones que le digo, me dolió mucho.
Profesionalmente ese fracaso no me hizo inseguro. Lo capitalicé: me dio la oportunidad de aprender más de modo que esa experiencia no se repita otra vez. Pero no pierdo de vista una cosa: siempre hay un peleador que puede ser mejor que uno: es decir, siempre existe la posibilidad de una derrota.
Me gustaría que analizara su pelea con «Rocky García» - Aún no puedo hacerlo tan objetivamente como quisiera porque no he visto el video. El recuerdo de mi experiencia, en este caso, me permite decir que mi rival era muy fuerte y estaba muy bien preparado. Su condición física es excelente. Si él no tuviera todos esos atributos no me habría aguantado los 15 rounds que duró el encuentro. De Rocky elogio su aguante, su condición, su profesionalismo.
La prensa aludió a un golpe bajo ¿Se lo dio usted o no? - Sí, la prensa ha hablado mucho, pero la verdad acerca de ese golpe la sabemos Rocky y yo; sabemos que le di un gancho al hígado. El argumentó que había sido un golpe bajo. Lo hizo para ganar tiempo y recuperarse porque el impacto fue tremendo. En su situación, a lo mejor yo habría hecho lo mismo: cualquier cosa para ganar tiempo.
¿Es cierto que desde que la televisión entró en el mundo del boxeo se les pide a los boxeadores alargar la pelea para que haya espectáculo? - No es cierto. La pelea se puede acabar en el primer o en el último round, eso depende de los boxeadores, de cómo se estén dando. Yo me tardo porque no soy fulminante, no soy un fajador ni tengo un punch asombroso, como para demoler a mi adversario con un solo golpe. Mi boxeo consiste en ir minando a mi contrincante, en disminuir progresivamente su condición física, hasta vencerlo. A veces, como ocurrió con Rocky García, eso me toma bastante tiempo.
Dentro de una semana empieza a prepararse para su próxima pelea. - El 24 de junio tengo que hacer la defensa obligatoria frente a Mario Miranda. Después, en posición de retador pelearé con Alexis Arguello. Eso marcará la cúspide en mi carrera. A Alexis lo admiro y respeto porque es una persona que se prepara muy bien y es muy inteligente, lo cual significa que sabe cuándo tirar un golpe, cómo recibirlo y cómo ligar una respuesta rápida. Sobra decirle que espero ganar.
Salvador Sánchez es y será un gran campeón, pero todos estamos expuestos a la posibilidad del fracaso, ¿qué opina de esto? - Tiene que haber un boxeador que me derrote porque es mejor que yo. Pero eso no es un fracaso sino algo lógico. Para mí fracasar es romper la obra de uno por apatía, por falta de disciplina, por irresponsabilidad.
¿Cuándo vivirá el mayor momento de su carrera? - Cuando me enfrente a Alexis Arguello. Si lo derroto habré vencido a los tres mejores boxeadores de la década en sus respectivas divisiones: Danny López, Wilfredo Gómez y Alexis Arguello. Ese será un récord.
Salvador Sánchez hoy vive en el cuadrilátero ¿aspira a perdurar en la historia? - Desde luego. Quiero que. pasados los años, la gente vea mi nombre y recuerde quien fui. Hoy mismo quiero saber quién soy.